VÁMONOS CON PANCHO VILLA!, de Fernando de Fuentes
México, 1936. Dirección: Fernando de Fuentes Guión: Fernando de Fuentes y Xavier Villaurrutia, a partir de la novela homónima de Rafael F. Muñoz Fotografía: Jack Draper y Gabriel Figueroa Música: Silvestre Revueltas Reparto: Antonio R. Frausto, Domingo Soler, Manuel Tamés, Ramón Vallarino, Carlos López 'Chaflán', Raúl de Anda, Rafael F. Muñoz, Alfonso Sánchez Tello Género: Drama bélico Duración: 90 min. Tráiler: Link Elección de Benjamín Martínez ¿De qué va?: Un grupo de campesinos se une al ejército de Pancho Villa. La revolución se dilata durante mucho tiempo, y los hombres van perdiendo el entusiasmo idealista del primer día para dar paso al desencanto.
CRÍTICA ISIDRO: Un grupo de campesinos decide unirse a la revolución mexicana hartos de la situación y deseosos de demostrar su compromiso y valentía. Se hacen llamar los leones de San Pablo. Los lidera Pancho Villa, pero bien podría ser Maxi de La que se avecina: “¿Qué somos? ¿Leones o huevones?”, “Leoooneeees”. Qué machos, que quieren morir peleando para complacer a don Pancho Villa, güey. Al principio el retrato del conflicto es bastante inocentón y superficial, con esas secuencias bélicas no del todo convincentes pero que tienen toda la gracia del mundo entre chumberas y musiquilla mariachi, y en realidad no terminas de entender la causa (quizá porque desconozco demasiado la historia reciente de México) ni sus motivaciones ni mucho menos su adoración ciega por el líder revolucionario, amado Pancho. Conforme se acerca al final entran en escena lecturas más interesantes, se cuestiona ese fanatismo y ese luchar por luchar más que por la causa en sí. Me gusta que opte por este camino más crítico y reflexivo, pero la reflexión también llega de manera inocentona y superficial, y es que Tiburcio es más tonto que una loma, y esas tres escenas clave que marcan este cambio (el ahorcamiento, la “ruleta mexicana” y el final) quedan aguadas porque, básicamente, Tiburcio es gilipollas. Como decía Panzón: “¡vaya y coma alfalfa!”. Pero bueno, en realidad me parece una obra estimable. Al menos ha merecido la pena por escuchar la letra alternativa a La cucaracha: “la cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, marihuana que fumar”. Olé. ★★★
CRÍTICA KOSTI: La revolución mexicana con uno de sus personajes más icónicos. He alcanzado a ver pocas películas que traten este pedazo de la historia sin entrar en conflictos morales o partidistas. La historia que Fernando de Fuentes nos presenta no cuenta con buenos o malos, no se posiciona en ningún sentido, y esto lo deja claro ya desde el principio en su prólogo. Sólo le interesa mostrarnos la decisión y el destino de un grupo de amigos de una pequeña población mexicana que decide alistarse en las filas del conocido guerrillero Pancho Villa. Hasta ahí, todo normal. La historia es fluida, con una calidad técnica, artística e interpretativa bastante asequible, más si tenemos en cuenta que estamos hablando de mediados de los años 30, y se adapta bastante bien a la estructura clásica del cine. Cada escena se mueve con una introducción, un desarrollo y un desenlace dramático. En algunas encontramos hasta dos desenlaces. “Los leones de San Pablo” conforman un grupo poco ecléctico, pero bastante sólido, un grupo que va quedando mermado y a merced de los deseos de un líder despreocupado, trazado apenas con dos brochazos, poco desarrollado. Esa sencillez (que no simpleza, aunque en ocasiones se le acerca) es la que lleva a dibujar unos personajes apenas con un esbozo, y a otros con gran técnica y cuidado color. Al final resulta una película enriquecedora y dolorosa, pero sin llegar a calar en lo hondo, en el ánima de ese grupo desmembrado que no es capaz de ver el absurdo de su situación. ★★★
CRÍTICA RONNIE: Está considerada como la mejor película del cine mexicano, aunque difiero un poco. La historia nos lleva al terrible conflicto de la revolución en 1910, una cinta bien lograda que retrata una figura histórica, José Doroteo Arango Arámbula, Pancho Villa (un gran Domingo Soler), el héroe legendario por antonomasia. Pero se aleja de ese símbolo de rebelión al cual estamos tan acostumbrados, mostrando a un Villa autoritario más cercano a la figura del dictador que al del mecenas que el país necesitaba. Cabe recordar que el contexto histórico de nuestras raíces con el que estamos familiarizados no es más que simples interpretaciones que con el paso del tiempo van variando su veracidad. La película muestra a un Líder Revolucionario exigente y ¿sanguinario? Juzgue usted mismo. Los protagonistas solo son cuatro pequeños hombres que siguen a Villa y que representan a toda una nación en base a sus ideologías tanto individuales como grupales. A la fecha en que está realizada la cinta debemos recordar que existían una gran cantidad de limitaciones técnicas para lograr una producción en "regla", aunque a pesar de esa escasez, De Fuentes logró un ejercicio fílmico decente y audaz. No digo que no tenga sus problemas, en cuestión de iluminación principalmente, pero repito: es un ejercicio fílmico bastante decoroso para la industria cinematográfica de mi país y un documento histórico de visionado obligatorio. ★★★
CRÍTICA XAVIER: Para un español, es difícil hacer un juicio concienzudo de Vámonos con Pancho Villa! Primero, porque a duras penas tenemos datos sobre la Revolución Mexicana (quien escribe jura que ese capítulo no aparecía en los libros de Historia de ESO y Bachillerato). Segundo, porque tenemos poca información del cine mexicano de los años 30. Y tercero, porque las diferencias culturales pesan y no siempre apetece ver una película que se intuye tan lejana en el espacio y en el tiempo. Por todo lo dicho, intento reseñar el film de Fernando de Fuentes desde el respeto, sabiendo que puedo decir alguna que otra sandez. Y vuelvo a enumerar. Uno: el mayor elogio que puede recibir la cinta es que, para ser una producción de hace setenta años, cuenta con un empaque técnico envidiable. Dos: su acercamiento a la revolución va de la camaredería exaltada del inicio al desencanto de su lapidaria escena final, por lo que intuyo por su parte una capacidad crítica bastante valiente para su época. Y tres: esquiva las debilidades del cine bélico panfletario (en España rodamos "eso" llamado Raza cinco años después: en la comparación, salimos perdiendo), aunque sus lecturas políticas y sociales pueden levantar ampollas (para eso se hizo el cine, así que ninguna queja al respecto). En definitiva, Vámonos con Pancho Villa! me parece una película notable, pero me sobran datos artísticos y extracinematográficos para valorarla en toda su dimensión. Prometo buscar información y revisionarla en un futuro. De momento, le concedo tres estrellas. ¡Que nadie abra fuego ni invoque a los ancestros guerrilleros de Pancho Villa, por favor! ★★★
CRÍTICA ALBERTO: Dentro de los ejercicios histórico,s en el séptimo arte es necesario realizar una escisión entre su valor inédito por funcionar como documentos que recogen total o parcialmente un hecho histórico de forma convincente y su valor cinematográfico. A veces las dos veredas se dan la mano, y otras no concuerdan. En este segundo grupo mantenemos la obra de Fernando de Fuentes, una película que, a pesar de su interesante mirada y su fuerte despliegue, se antoja muy rudimentaria. Cuesta empatizar, o simplemente contagiarse de algún atisbo de emoción, con una película que a pesar de sus dosis de acción se antoja bastante lineal. El interés de lo que ofrece al conocimiento de la historia está ahí, pero sus aportaciones cinematográficas no traspasan el umbral de la corrección, en una película que hoy permanece “imborrable” dentro de la historia del cine mexicano. ★★★
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