lunes, 31 de agosto de 2015

CRÍTICA | TRES COLORES: AZUL, BLANCO y ROJO, de Krzysztof Kieslowski


Tres colores: Azul, Blanco y Rojo Cinoscar Summer Festival 2015: Clausura Francia, 1993-94 Dirección: Krzysztof Kieslowski Género: Drama

 KIESLOWSKI: SU DESCUBRIMIENTO INTERNACIONAL

Cuando No matarás se proyectó en el Festival de Cannes 1987, Krzysztof Kieslowski se convirtió no sólo en la sensación del certamen cinematográfico por excelencia, sino en el autor europeo más relevante de finales de los 80 y principios de los 90. Occidente descubrió a Kieslowski en La Croisette, pero tuvieron que pasar un par de años más para que el predicamento del cineasta polaco entre la crítica se viera reflejado en las carteleras del continente. Por ello, la Trilogía de los colores que Kieslowski filmó a modo de homenaje a los ideales de 'Libertad', 'Igualdad' y 'Fraternidad' fue y sigue siendo el buque insignia de Kieslowski, y para muchos sus únicos trabajos, con el permiso de La doble vida de Verónica, que tuvieron relevancia en los circuitos comerciales y festivaleros. Obviamente, la carrera del director abrazaba más matices y mayor número de obras, pero el 'fenómeno Kieslowski' guardaba, tal y como sucede en las ficciones del polaco, una melancólica chanza: Europa encumbró a Kieslowski tras tantas décadas en la sombra, y su consagración vino de la mano de tres films que homenajeaban de forma implícita el bicentenario de la Revolución Francesa. Como el apátrida que, tras pelearse con la censura y la clase social, artística y dirigente de su país, recibe el cometido de honrar a la tierra recién conquistada. Toda una ironía.

Krzysztof Kieslowski, en el rodaje de Tres colores: Azul

Por ello, la trilogía tricolor puede entenderse como el reflejo de una Europa gris, desnortada, marcada por el dolor y por las vicisitudes de los hombres y de los dioses (en el sentido más agnóstico del término: sin atisbos de religiosidad, pero con una gran carga espiritual). Kieslowski no podía hablar de Europa porque, en el fondo, ni él conocía Europa ni Europa lo conocía a él. Europa, por lo tanto, adquiere en sus tres últimas obras la en trascendentidad de concepto. Su espacio es el de la inconcreción. Su discurso es el de la ambigüedad. Y su máxima voluntad, más que en cualquiera de sus trabajos anteriores, era realizar un compendio de películas de formas marcadamente líricas. Unos quisieron ver en este último apunte un intento por parte de Kieslowski por contentar al nuevo público que se abría ante él. Para otros, sólo fue una lógica evolución de un cine que, tras la militancia política de sus inicios, ya había mostrado grandes dosis decia y poesía en el magno Decálogo. Sea como fuere, el éxito de los tres films (Azul, en Venecia 1993; Blanco, en Berlín 1994; y Rojo, en Cannes 1995, además de sus premios internacionales y sus 3 candidaturas al Óscar) escribió el nombre de Krzysztof Kieslowski en los anales de la historia del séptimo arte. Su fama se ampliaba, al igual que su filmografía.


KIESLOWSKI: SU CONSAGRACIÓN

Pero... ¿cómo podía abordar Kieslowski términos tan volubles como los de 'libertad', 'igualdad' y 'fraternidad'? Si alguien intentase explicar dichos conceptos, seguramente destacaría la relación del 'individuo' con la 'sociedad' que lo define y acoge: al fin y al cabo, uno deviene libre e igual cuando su entorno así lo concibe, de la misma forma que uno quiere cuando se siente querido por los demás. Las tres palabras, en definitiva, marcan lazos bidireccionales, pero Kieslowski va más allá al concebir el proyecto a modo de tres películas 'independientes', protagonizadas por tres 'individuos' que sufren una evolución 'personal' a lo largo del metraje. Para Kieslowski, la libertad, la igualdad y la fraternidad no nacen de un colectivo: emanan del ser humano, de cada persona y de sus circunstancias. En contraposición, el conjunto ciudadano sólo ofrece estándares, corsés y normas que intentan regular, siempre de forma torpe e injusta, el inabarcable universo de cada 'sujeto' (ese es el término que el estamento judicial utiliza para referirse a un 'individuo'): por ello, la Trilogía puede leerse como una crítica a esa Europa de la unión de pueblos. 'Tres colores', hablando de lo que nos une, también incide en aquello que nos separa. Una operación cargada de inteligencia y subversión que ahora, en la Europa de la crisis económica y la dictadura de los mercados (y con ellos, la derrota de los principios morales), todavía tiene mayor sentido.

Con todo, el cambio en la mirada de Kieslowski es evidente en su Trilogía final. Si en No matarás se contaba la impotencia de un abogado al sentirse aplastado por el sistema reinante (el mismo que aplastó mucho antes al asesino que éste representaba ante las Cortes), en los personajes de Azul, Blanco y Rojo el sentimiento de opresión se manifiesta y canaliza mediante otras estrategias. El individuo es el epicentro de la Trilogía, y en consecuencia los dolores que acometen a sus criaturas son cuestiones que sólo pueden dirimir ellas mismas, mediante sus propios medios, sirviéndose de su plena subjetividad. El devenir de Julie en Azul, de Karol en Blanco y de Valentina en Rojo está condicionado por un contexto (social, moral, político), pero sus acciones obedecen única y exclusivamente a decisiones personales. En el cine de Kieslowski, los personajes son los dueños de su propio destino, y el director actúa como espía cómplice, cual narrador distanciado que por momentos parece conjugar sus verbos en primera persona. Eso, al menos, en apariencia.

Juliette Binoche en Tres colores: Azul

KIESLOWSKI: LA TRILOGÍA TRICOLOR

Tres colores: Azul explica la historia de Julie, una mujer que pierde a su hija y a su marido en un accidente de tráfico. La música del compositor Zbigniew Preisner, aunque recorre de forma transversal toda la trilogía, alcanza en esta primera entrega su máxima expresión, ya que la aportación orquestral está asociada al oficio del esposo fallecido y, por lo tanto, a los vestigios de esa relación que atormenta a Julie. Kieslowski sigue a su heroína desvalida, sumida en un estado de depresión y rabia, con un respeto y una pulcritud pocas veces vista en el cine contemporáneo. La libertad, con estas señas, se expresa en la capacidad de su personaje por desasirse de sus fantasmas y seguir adelante, aunque ello implique aceptar los secretos más dolorosos de su marido. Kieslowski no habla de una libertad material, sino de un concepto más profundo. Tres colores: Azul es una historia de reconciliación, de superación y de reivindicación. Juliette Binoche, no por casualidad la heroína por excelencia del cine europeo de las últimas décadas, defendía con maestría un papel tan bello como complicado. La libertad, en definitiva, como proceso de cicatrización y crecimiento personal.

Zbigniew Zamachowski y Janusz Gajos en Tres colores: blanco

Tres colores: Blanco es por muchos motivos el film más vinculado a la etapa anterior de Kieslowski. El director no sólo sitúa gran parte del film en su Polonia natal, sino que aprovecha esa cita para hacer una crítica (más explícita, menos metafórica) a la Europa de fronteras e inmigrantes. La película narra la bajada a los infiernos de un peluquero al ser abandonado por su esposa para posteriormente explicarnos su resurgir mediante estrategias muy propias de nuestros tiempos: el engaño, la especulación y el tráfico de influencias. Blanco nace como una historia de camaradería (el encuentro de dos marginados en el metro parisino) y termina con la consecución romántica de un miserable reconvertido en mafioso (la historia de venganza acaba en un magnífico plano carcelario). Una trama más accesible, sin duda muy actual, con la que Kieslowski abraza el relato social y la comedia lacónica (el humor, aunque helado, está presente: véase, por ejemplo, el testimonio del sibilino personaje de Julie Delpy al confesar que su matrimonio nunca ha sido consumado por la vía carnal). La igualdad conseguida con malas artes, pero en el fondo desde los sentimientos más puros. ¿Puede alguien reivindicar su igualdad por la vía legítima y pacífica en la Europa del prejuicio? La pregunta sigue teniendo su enjundia en pleno 2015.

Irène Jacob en Tres colores: Rojo

Finalmente, Tres colores: Rojo cierra la Trilogía con el retrato de Valentina, una joven estudiante convertida en modelo que entra en contacto con un antiguo juez que se dedica a espiar las conversaciones telefónicas de sus vecinos (la premisa, una vez más, denota la gran actualidad del cine del polaco: ¿qué haría hoy ese personaje en pleno boom de las redes sociales y el tráfico de datos vía internet?). Si el amor es uno de los motores de los tres films (Julie ama al marido difunto, Karol ama a su esposa a pesar de los pesares), en Rojo éste se despliega con una relación menos evidente pero más compleja: entre el anciano juez y la virginal Valentina surgen unos lazos de padre-hija, de maestro-alumna, de amantes imposibles y de amigos insospechados. En Valentina pesa la sombra de un novio que no puede tener, y el anciano actúa bajo el influjo de un amor que ya no puede recuperar. A su vez, la presencia de un vecino de Valentina que oposita para ser juez ofrece a la historia una complejidad inusual. Kieslowski, de nuevo, incide en el peso de las casualidades, de los destinos que parecen escritos y de las vidas que se cruzan por caprichos del azar. Azul es el episodio más emocional, Blanco el más crítico, y Rojo el más intelectual. Aunque éste último, paradójicamente, tenga la 'fraternidad' como principal leivmotiv. El amor en todas sus vertientes, pero sobre todo un amor convertido en un laberinto de dudas, que puede llegar a doler. La película, en definitiva, que mejor aúna el impulso y el raciocinio que habita en el cine de Kieslowski.


KIESLOWSKI: ÚLTIMAS PARADOJAS

Y cuando su cine gozaba de una gran popularidad en todo el mundo, Kieslowski se apagó. El director falleció en marzo de 1996 de un ataque al corazón. El destino impredecible que tantas veces había retratado en la gran pantalla se manifestó una vez más. La conmoción en los medios de comunicación y los circuitos cinematográficos fue enorme, y la estupefacción fue mayor cuando se descubrió que, a pesar de su anunciado retiro, Kieslowski estaba preparando una nueva trilogía sobre el 'Cielo', el 'Infierno' y el 'Purgatorio'. Kieslowski quedaría para siempre cual misterio sin resolver, y su cine creció en el tiempo como expresiones de los misterios de la vida y de la muerte.

En una de sus últimas intervenciones, Kieslowski reafirmó su deseo de no volver a hacer cine: Tengo un chalecito en los lagos de Masuria y pienso vivir allí. Pasaré el tiempo sentado en mi butaca preferida en la terraza. Tendré al lado muchos libros, muchos cigarrillos y mucho café. La única cosa que temo es que me sienta demasiado bien. Una descripción muy parecida a la casa del juez de Tres colores: Rojo. Y de esa relación puede extraerse una última paradoja: ¿no era ese personaje un alter ego del propio director? En la última escena de Tres colores: Rojo, el juez ve por televisión a los personajes de la trilogía tras sobrevivir al hundimiento de un ferry en el Canal de Mancha. Su expresión denota curiosidad, pero nunca asombro; incluso podría afirmarse que el juez sabía de antemano el futuro que correría ese ferry y sus tripulantes. Tal vez porque Kieslowski, al final de la Trilogía, al final de su obra, quería recordarnos que él, a pesar de todo, era el dueño y señor de su vida y de sus películas, el único capaz de decidir si sus personajes debían vivir o morir. O, al otro lado de la balanza, puede que el director deseara evidenciar que los caprichos del destino también le competen a él, y acepta su fragilidad como ser humano incluyéndose como un personaje más. Preguntas sin respuesta de un cineasta brillante que con sus tres últimas obras (testamentarias, monumentales) transformó el cine de fin de siglo.

domingo, 30 de agosto de 2015

EL PODCAST DE C&R | ESPECIAL MERYL STREEP: Crítica de RICKY


Os presentamos la 7ª edición de El podcast de Cinoscar & Rarities. Esta semana, dedicamos nuestro audio a la biografía y filmografía de la actriz norteamericana MERYL STREEP: repasamos sus películas, su vida, su palmarés, las claves de su éxito y sus mejores interpretaciones según los miembros del grupo Cinoscar & Rarities: Comunidad Cinéfila. Además, abrimos la temporada de premios 2015 - 2016 con la reseña sin spoilers de su último estreno: RICKY (RICKY AND THE FLASH), de Jonathan Demme. Un homenaje a la intérprete más prolífica y laureada de su generación: ¡no dudes en darle al play!



Además, puedes rescatar las reseñas del blog a las películas de Meryl Streep: 
Crítica de EL CAZADOR (THE DEER HUNTER), de Michael Cimino (1978)
Crítica de UN GRITO EN LA OSCURIDAD, de Fred Schepisi (1988)
Crítica de POSTALES DESDE EL FILO, de Mike Nichols (1990)
Crítica de RÍO SALVAJE, de Curtis Hanson (1994)
Crítica de LA DUDA (DOUBT), de John Patrick Shanley (2008) 
Crítica de JULIE & JULIA, de Nora Ephron (2009)
Crítica de NO ES TAN FÁCIL, de Nancy Meyers (2009) 
Crítica de LA DAMA DE HIERRO, de Phillipa Lloyd (2011)
Crítica de AGOSTO (AUGUST: OSAGE COUNTY), de John Wells (2013)

CINOSCAR SUMMER FESTIVAL 3ª EDICIÓN | PALMARÉS COMPLETO



Resumimos el PALMARÉS COMPLETO de la 3ª edición del Cinoscar Summer Festival 2015, celebrado en el blog Cinoscar & Rarities del 29 de mayo al 29 de agosto de 2015. El padrino: Parte 2 y El crepúsculo de los dioses han sido las grandes ganadoras. ¡Gracias a todos los participantes! Os esperamos en la próxima edición del certamen.

Premios del público
Mejor película: El crepúsculo de los dioses y El padrino: Parte 2
Mejor cortometraje: Vincent, de Tim Burton
Mejor trabajo novel:Vampire: Hounds of Horror, El sol de Mombasa, Elvira,  
Sketches-Bocetos, Craft Café, El regalo, Somos niños y Furia
Mejor dirección: Francis Ford Coppola, por El padrino: Parte 2
Mejor reparto: El padrino: Parte 2
Mejor actor protagonista: Al Pacino, por El padrino: Parte 2
Mejor actriz protagonista: Gloria Swanson, por El crepúsculo de los dioses
Mejor actor secundario: Robert de Niro, por El padrino: Parte 2
Mejor actriz secundaria: Jennifer Connelly, por Réquiem por un sueño
Mejor guión original: C. Brackett, D. M. Marshman Jr. y B. Wilder, por El crepúsculo de los dioses
Mejor guión adaptado: Francis Ford Coppola y Mario Puzo, por El padrino: Parte 2
Mejor banda sonora original: Ennio Morricone, por Érase una vez en América
Mejor banda sonora adaptada: Studio 54 y The Rocky Horror Picture Show
Mejor fotografía: Ernest Haller, por Lo que el viento se llevó
Mejor vestuario:Walter Plunkett, por Lo que el viento se llevó
Mejor montaje: Barry Malkin, Richard Marks y Peter Zinner, por El padrino: Parte 2
Mejor maquillaje y peluquería: Lo que el viento se llevó
Mejores efectos especiales: Aliens, el regreso
Mejor diseño de producción: Lo que el viento se llevó
Mejor canción: Can't Take My Eyes Off You, de Frankie Valli, para El cazador

Premios del jurado
Mejor película: El padrino: Parte 2 y El crepúsculo de los dioses
Mejor cortometraje: Vincent
Mejor contribución humanitaria: ¿Vencedores o vencidos? Los juicios de Nüremberg
Mejor contribución técnica: Aliens, el regreso
Mejor rarity del festival: Diamond Flash

Premios del público (votación en Facebook)
Mejor película: El crepúsculo de los dioses
Mejor cortometraje: Vincent

Premio de la crítica
Mejor película: El padrino: Parte 2

Premios de la administración (trabajos noveles)
Mejor trabajo novel (1º premio): Los reflejos de Lola, de David Hidalgo
Mejor trabajo novel (2º premio): Superpoderes, de Jaime Zaragoza
Mejor interpretación masculina: José Manuel Asensio, por Furia (Jeanu)
Mejor interpretación femenina: Arianna Fortes, por Elvira (Manu Ochoa)
Mejor reparto: Más allá de la noche, de Rafael Hernández de Dios

Gran premio del festival a la mejor película (Público, jurado y crítica)
Mejor película: El padrino: Parte 2

El palmarés en cifras:

El padrino: Parte 2 10
El crepúsculo de los dioses 5
Lo que el viento se llevó 4

Aliens, el regreso 2
Réquiem por un sueño 1
The Rocky Horror Picture Show 1
El cazador 1
¿Vencedores o vencidos? Los juicios de Nüremberg 1
Diamond Flash 1
Érase una vez en América 1

sábado, 29 de agosto de 2015

CINOSCAR SUMMER FESTIVAL 3ª EDICIÓN | PALMARÉS: PARTE 4

El Cinoscar Summer Festival 2015 termina con el PALMARÉS DEL PÚBLICO. Los lectores y espectadores del certamen han votado: este es el resultado tras el recuento de todas las papeletas recibidas. ¡Felicidades a los ganadores! Nota: para ver las imágenes, os aconsejamos hacer 'click' encima de cada foto para ver la batería de premios en pantalla grande.

 MEJOR CANCIÓN:


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MEJORES EFECTOS ESPECIALES:


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MEJOR MONTAJE:


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MEJOR DISEÑO DE PRODUCCIÓN:


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MEJOR MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA:


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MEJOR VESTUARIO:


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MEJOR FOTOGRAFÍA:


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 MEJOR BANDA SONORA ADAPTADA:


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MEJOR BANDA SONORA ORIGINAL:


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 MEJOR GUIÓN ADAPTADO:


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 MEJOR GUIÓN ORIGINAL:


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MEJOR REPARTO:


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MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA:


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 MEJOR ACTOR SECUNDARIO:


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MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA:


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MEJOR ACTOR PROTAGONISTA:


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MEJOR DIRECTOR:


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MEJOR TRABAJO NOVEL:

7 trabajos han empatado a votos, por lo que en esta categoría tenemos 7 ganadores. ¡Nada más y nada menos! ¡Felicidades a los directores y a los equipos de los trabajos premiados!








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MEJOR CORTOMETRAJE:


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MEJOR PELÍCULA:

Sí, compañeros: ¡ex-aequo en la categoría reina! 


CUADRO DE NOMINADOS / GANADORES

El padrino: Parte 2 10 nominaciones / 7 premios
Lo que el viento se llevó 9 nominaciones / 4 premios
El crepúsculo de los dioses 6 nominaciones / 3 premios
El cazador 10 nominaciones / 1 premio
Érase una vez en América 9 nominaciones / 1 premio
Aliens, el regreso 3 nominaciones / 1 premio
The Rocky Horror Picture Show 3 nominaciones / 1 premio
Réquiem por un sueño 3 nominaciones / 1 premio
Studio 54 2 nominaciones / 1 premio
Underground 7 nominaciones / 0 premios
¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú 6 nominaciones / 0 premios
¿Vencedores o vencidos? Los juicios... 5 nominaciones / 0 premios
La calumnia 3 nominaciones / 0 premios
La strada 2 nominaciones / 0 premios
Vivir (Ikiru) 2 nominaciones / 0 premios

 Mañana DOMINGO 30 publicaremos post especial con el PALMARÉS COMPLETO del CSF3.
Y el LUNES 31, clausuramos el CSF3 con la TRILOGÍA DE COLORES de KIESLOWSKI.
¡Os esperamos!

viernes, 28 de agosto de 2015

CRÍTICA | BAJO LOS TECHOS DE PARÍS (SOUS LES TOITS DE PARIS), de René Clair


BAJO LOS TECHOS DE PARÍS (SOUS LES TOITS DE PARIS), de René Clair
Largometraje nº 17: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección fuera de concurso
Elección de Pablo Moure
Francia, 1930. Dirección y guión: René Clair Duración: 90 min. Género: Tragicomedia musical Reparto: Albert Préjean, Pola Illéry, Gaston Modot, Bill Bocket, Edmond T. Gréville, Raymond Aimos, Paul Ollivier, Thomy Bourdelle, Jane Pierson
¿De qué va?: En el París de los años 30, distintos jóvenes, artistas y bohemios esperan su oportunidad en las calles, los locales y los lugares más emblemáticos de la capital. Un cantante callejero se verá envuelto en una historia de amor, amistad y criminalidad que cambiará su vida.
Palmarés: Presente en el Top 5 de las mejores películas de habla no inglesa del año 1930 de la National Board of Review. 


RESEÑA MAYRA: Estamos ante una cinta entre el cine mudo y el cine sonoro, una historia de amor con ecos musicales que nos relata la vida de ciertos personajes ubicados en un París bohemio de bares y ladrones, lugar donde Albert y su amigo conocen a Pola. A partir de esto se desarrolla una trama romántica y cómica, con atisbos y escenas muy al estilo del cine mudo, pero a la vez crea un puente y conecta con el cine sonoro que por aquella época (los años 30) estaba en pleno auge, y donde cabe decir que Bajo los techos de París fue la primera película sonora en Francia. Un film sin duda interesante, aunque admito que no me ha emocionado.

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RESEÑA MIGUEL: Según parece este film es la primera película francesa sonora. Y amortizaron bien los dos adjetivos. Todo el metraje rezuma estilo francés por los cuatro costados, es alegre, bohemia, y a nivel de dirección muy audaz. Muy cuqui. Y como paso del mutismo a la sonoridad no se lo pensaron dos veces, pues se pasan canturreando cantidad de tiempo y utilizan la música como un protagonista más, que no para de inmiscuirse de los tejados al barrio, y del barrio a las personas, contagiándoles de jovialidad y amor. No sería disparatado decir que podría ser una de las primeras comedias románticas al uso de la historia. Por momentos también se asemeja a las cintas de la última etapa de Woody Allen más livianas e intranscendentales, en aquellas que los personajes son esclavos de un guion feliz y cuqui (otra vez). Es de destacar que las mejores partes del film son las mudas, aquellas basadas en miradas y pequeños detalles, confirmando así que todo en la vida necesita práctica… incluso el paso del cine mudo al sonoro.

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RESEÑA DANIEL: El encanto, la sencillez y el derroche de ingenio con el que está rodada Bajo los techos de París la convierten en una película muy disfrutable. El cine clásico se ha vuelto en un manual exquisito de remembranzas para servidor durante los últimos años, y saber además que esta cinta estrenada en 1930 fue la primera película sonora francesa la dotan de una fortaleza mayor. Aquí se canta a la vida, al amor, a la felicidad, por medio de personajes bonachones, llenos de sensibilidad, esforzados. Se fortifica la visión, en especie de homenaje, de considerar a la capital francesa como la mismísima ciudad del amor. Rene Clair consigue, por medio de muy logrados travelings, una narración visual muy atractiva y así dibuja la belleza parisina y el candor de su gente. Aunque el trabajo interpretativo es un tanto desigual, se percibe el interés por recrear la marginalidad combinado con una armonía casi utópica. En definitiva, un film para atesorar tanto por su valor histórico como por su sincero y tierno contenido.

jueves, 27 de agosto de 2015

CRÍTICA | LA BUENA ESTRELLA, de Ricardo Franco


LA BUENA ESTRELLA, de Ricardo Franco
Largometraje nº 16: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección fuera de concurso
Elección de Maica NH
España, 1997. Dirección: Ricardo Franco Guión: Ángeles González Sinde y Ricardo Franco Duración: 95 min. Género: Drama Tráiler: Link Reparto: Antonio Resines, Maribel Verdú, Jordi Mollà, Elvira Mínguez, Ramón Barea, Clara Sanchís, Andrea Ramírez
¿De qué va?: Rafael se encuentra con Marina, una mujer frágil acostumbrada a recibir todo tipo de palos. Él ve en ella una mujer fascinante. Ella encuentra en él un hombre que la trata bien, que la respeta y que la quiere. Pero la buena estrella no dura para siempre: la pareja se convertirá en triángulo cuando entre en escena Dani, el hombre que ha marcado, literal y metafóricamente, la vida de Marina.
Palmarés: 5 premios Goya, incluyendo los de mejor película y director.


RESEÑA DANIEL: Lo primero que se debe alabar en una cinta como La buena estrella (que pareciera sacada de alguna tragedia griega) es el trabajo interpretativo de sus protagonistas. Resines, Verdú y Mollá se camaleonizan para dar vida a seres solitarios, afligidos, distantes y vacíos. La película es un triste relato que se clava en la mente por medio de una historia humana, llena de esperanza, aun en la más terrible miseria. Hay algo que resplandece y hace mover las cosas y las acciones que se suscitan originando una red de sentimientos mascullados entre almas que necesitan de vida: el amor. La película es un alegato tierno y a la vez duro sobre un amor ingenuo, un amor sin doblez, un amor doloroso que fastidia. Se nos presenta la encrucijada misma de la vida con la intensidad que esta demanda, en la más terrible manifestación de crueldad. Una película que, aunque provoca en ciertos momentos la incredulidad por algunas acciones, lleva impregnada el buen oficio del cine. 

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RESEÑA XAVIER: El cine nos ha ofrecido romances de distinto calado y nos ha permitido soñar con el príncipe azul que nos rescate de la torre más alta. Pero las ficciones se prestan a engaños: los caballeros de la vida real nunca resultan tan apuestos y altruistas como los de la gran pantalla. Al género romántico siempre le ha faltado un ‘baño de realidad’, y eso es precisamente lo que ofrece una película como La buena estrella. En el film de Ricardo Franco, la protagonista no se enamora ni de un físico despampanante ni de falsas promesas, sino de un ser normal y corriente, herido por los caprichos de la vida. También guarda una relación de afecto y dependencia con un drogadicto castigado por el sistema que sólo sabe tratarla a base de palos y disgustos, no por maldad, sino porque en el pasado él mismo aprendió a dar golpes y a esquivarlos. Personajes con una mochila cargada, con un bagaje triste. Seres de carne y hueso que el director une y separa para brindarles aquello que nunca tuvieron: un resquicio de suerte, la posibilidad de tener bajo la manga la carta ganadora, la buena estrella. La película de Franco, por su franqueza y su sinceridad, llega directa al corazón del espectador, pero no lo manipula con cantos de sirena ni mensajes edulcorados. Un bello cuento sobre tres marginados que consiguen encauzar sus magulladas existencias. Sin el ‘érase una vez’. Sin la coletilla de ‘y fueron felices y comieron perdices’. 

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RESEÑA MAYRA: No creo en eso de que uno no elige a quien ama, y tampoco creo ese ‘cuentito’ de que por amor a alguien aceptemos malas actitudes y acciones. Creo que el amor es una decisión, nosotros decidimos a quién amar y a quién no, pero como estamos tan enseñados a huir de nuestra responsabilidad optamos por culpar a ese sentimiento llamado amor de nuestras (a veces) absurdas decisiones y de vivir como si no tuviéramos opción (es mi punto de vista). De alguna manera los protagonistas de La buena estrella son un arquetipo de esas personas que deciden sufrir por amor y anteponen ese sentimiento a todo lo demás, y en ese sentido la historia no resulta inverosímil. La buena estrella parte de un guión original basado en hechos reales, en el que Ricardo Franco nos lleva a conocer tres vidas rotas, tres personajes tal vez con más defectos que virtudes, pero seres humanos al fin y al cabo, a los cuales su bagaje vital los ha moldeado y, cual metáfora del elefante encadenado, los hace persistir atados a su pasado, aun cuando pueden escapar. Una historia llena de pesadumbre, correctamente dirigida y muy bien interpretada. Merece la pena el visionado.