sábado, 25 de junio de 2016

CRÍTICA | CHICO CONOCE CHICA (BOY MEETS GIRL), de Leos Carax


CHICO CONOCE A CHICA (BOY MEETS GIRL), de Leos Carax
Nominada al César a la mejor ópera prima. Premio de la juventud del Festival de Cannes
Francia, 1984. Dirección y guión: Leos Carax Música: Jacques Pinault y VV. AA. Fotografía: Jean-Yves Escoffier Reparto: Denis Lavant, Mireille Perrier, Carroll Brooks, Elie Poicard, Maïté Nahyr, Christian Cloarec, Hans Meyer, Anna Baldaccini, Jean Duflot Género: Drama romántico. Experimental Duración: 100 min. Tráiler: Link Especial Leos Carax: Cinoscar Summer Festival 2016


Leos Carax revolucionó el panorama cinematográfico con tan sólo 24 años de la mano de Chico conoce chica, su bizarra y aplaudida ópera prima. La película, un ejercicio de estilo sin parangón, marcó un cisma en el cine francés gracias a su estética detallista y a un guión a la deriva, de clara vocación literaria. El título "Chico conoce chica" parece avecinar un romance al uso según los corsés de los 80, pero Carax toma esa premisa para introducir al espectador en una atmósfera en blanco y negro tan mágica como decadente, a ratos grave y por momentos absurda, con bruscos fundidos a negro, voces que no coinciden con el movimiento de los labios de los actores y una delectación misteriosa por la filmación de los cuerpos, los objetos y sus sombras. Una rareza en toda regla que sigue causando extrañeza y asombro treinta años de su espontánea creación.


En Chico conoce chica no hay argumento que valga: se diría que la cinta es la dilatación de un tiempo muerto, una sucesión de instantes inconexos. El protagonista, impulsado por lo que parece ser un pasado de desengaños personales, recorre la noche parisina dando tumbos, comportándose cual vagabundo amoroso, con harapos de escritor bohemio que busca a su musa. Durante una fiesta el "chico" conoce a la "chica", pero el encuentro, lejos de marcar un punto y aparte en la trama, se define según el tono pesadillesco que preside todo el conjunto. Aunque pueda resultar una paradoja, Carax sigue las bases del romance clásico precisamente porque renuncia a las exigencias de los clichés impuestos por el cine comercial, a la vez que se apodera de un "romanticismo" en el sentido más académico del término, cargado de tremendismo y desazón. A la postre, Chico conoce chica no es tanto una historia de "conocimiento" como de "reconocimiento", la metáfora de una juventud sin ocupaciones ni preocupaciones, tan intelectual como superficial, alienada e infantil. La generación, en definitiva, de la que participa el propio Carax, protagonista indirecto del film mediante la técnica del alter ego. 


Tras el visionado de Chico conoce chica, uno tiene la sensación de haber transitado los mundos de un cineasta desbordante de ideas, tan idealista en su mensaje como firme en sus formas. Por ello, la película ofrece una experiencia más física que racional, no apta para todos los públicos, moderna y a la vez heredera del cine mudo, el expresionismo y la Nouvelle Vague. Podrá gustar más o menos, pero Chico conoce chica es el arrebatado bautizo de un Carax casi adolescente que experimenta con el medio cinematográfico hasta el punto de construir escenas de una belleza insobornable. Una joya atemporal.


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