sábado, 11 de junio de 2016

CRÍTICA | SOÑADORES, de Bernardo Bertolucci


SOÑADORES (THE DREAMERS), de Bernardo Bertolucci
Sección oficial del Festival de Venecia. 2 nominaciones a los EFA y 1 al David di Donatello
Reino Unido, 2004. Dirección: Bernardo Bertolucci Guión: Gilbert Adair Fotografía: Fabio Cianchetti Música: VV. AA. Reparto: Michael Pitt, Louis Garrel, Eva Green, Robin Renucci, Anna Chancellor, Florian Cadiou Género: Drama erótico Duración: 120 min. Tráiler: Link Elección de Maica NH
¿De qué va?: En el París de 1968, dos hermanos invitan a su casa a un joven estudiante norteamericano. Encerrados entre cuatro paredes, los jóvenes irán tejiendo una relación muy estrecha, incluso peligrosa. Afuera, los incidentes de la revolución de mayo están en su apogeo.


CRÍTICA MARIANO SILVA: Recuerdo que hace unos nueve o diez años aproximadamente mi hermana estaba en el salón de casa viendo la televisión. Me acerqué y me dijo algo parecido a “vete de aquí que eres muy pequeño”, aumentando muchísimo mis ganas de saber qué era aquello a lo que no tenía permitido acceder. Esa fue la primera vez que vi algo de Soñadores, pero no fue hasta este año que me acerqué de verdad a verla, tras escuchar numerosos comentarios del tipo “es como una película porno” o “es extrañísima”. Matthew encuentra a Isabelle y a Theo, mellizos, en el París del año 1968. Tras unos primeros días de conocer a los que él cree que serán los mejores amigos de su nueva etapa, las cosas comienzan a tomar un cariz inesperado. Soñadores no se corta y trata abiertamente temas tan polémicos como el poliamor o el incesto, haciendo que te preguntes continuamente: ¿realmente pueden Isabelle y Theo llegar a querer a alguien, salvo a ellos mismos? ¿Matthew es algo más que un juguete con el que entretenerse, o es imposible que pueda entrar en la especial relación que mantienen los hermanos? Ni siquiera hay que llegar al final para apreciar que Isabelle y Theo nunca van a querer a nadie más, y que Matthew está por ahí rondando únicamente por el aire de libertad e independencia que respiran (o más bien, que creen respirar) los dos hermanos. ¿Por qué podemos juzgar plenamente este amor extremo? Con escenas verdaderamente increíbles (la “Venus de Milo”, la carrera por el Louvre, o las dos prendas a pagar al fallar las preguntas cinéfilas), Soñadores nos invita a reflexionar dos horas de cuestiones morales y políticas, además de ser un bonito (si bien un poco extraño) canto a la juventud. Lo mejor: Eva Green, que se come la pantalla cada vez que aparece. Divertida, sensual, sarcástica y frágil. Lo peor: que Bertolucci eliminara las escenas de cama entre Matthew y Theo. El espíritu de la película camina bastante en esa dirección, y sin embargo solo sugiere, y sugiere, y sugiere… ★★★★


CRÍTICA XAVIER VIDAL: He preferido no revisar Soñadores para escribir este texto. Que nadie me malinterprete: amo la película de Bertolucci. La vi en pantalla grande con dos amigos el fin de semana de su estreno. Por aquel entonces estábamos a caballo entre la infancia y la adolescencia, descubriendo el cine por primera vez. De hecho, pensándolo con perspectiva, es bastante curioso que un niño de 12 años quisiera ver el film que nos ocupa en lugar de Underworld o El mexicano, los lanzamientos comerciales de esa semana. También sorprende pensar que nuestros padres nos dejaran ver la película, sobre todo teniendo en cuenta que en su momento nos prohibieron el acceso a Lucía y el sexo y que tuvimos que mover cielo y tierra para que nos dejaran ver títulos como Infiel o Presunto homicida. En ese instante, Soñadores supuso una bocanada de aire fresco. Por primera vez fuimos conscientes de que el cine podía cambiarnos la vida. El film habla del libertinaje, de la tiranía, de las relaciones humanas, de las frustraciones. También de un mayo de 1968 que estudiamos por nuestra cuenta, por puro placer, por sana curiosidad. La libertad del trío de la ficción nos contagió, no tanto por su erotismo (la "calentura" de la edad, con todo, era evidente) como por su alma. Sin olvidar que, coincidiendo con Soñadores, vimos también obras maestras como Dogville, Mystic River, La flor del mal, El pianista o Las manos vacías. Con eso me quedo. Y no penséis que uno se hace viejo y se acoge al dicho tan horroroso de que "cualquier visionado pasado fue mejor": simplemente no soportaría volver a ver Soñadores y que no me gustara, o comprobar que su impacto e intensidad ha mermado con el paso de los años. Dejadme ser "soñador" un poco más. Bertolucci: gracias por todo.½


CRÍTICA ALBERTO TOVAR: Hay directores que permanecen imborrables solamente por sus atribuciones pasadas y otros que con cada nueva aportación reafirman y reformulan las claves de su asentada obra. Bertolucci es un maestro entre maestros y en el año 2003 puso todo patas arriba, pues cuando pensábamos que el genio llegaba a su ocaso, nos dejó boquiabiertos con una de sus mejores películas. Un film y una historia que bene del pasado, de las aspiraciones honestas, del deseo de cambio y de las virtudes de la auténtica libertad, pero que congela su crítica y compleja decisión en un presente muy presente, valga la redundancia. Las parcelas de la sexualidad callada sirven de impulso para matizar recorrer las veredas humanísticas que plantea la película, haciendo doctrina filosófica y sociológica. A través de tres voces llenas de frescura, uno parece recorrer todas las etapas de su ardiente juventud y caer en un debate constante sobre lo que pudo haber sido y no fue. Dialéctica que se sistematiza a través de una particular tesis sobre el ser humanoo y su condición sexual, la cual merecería ser revisitada a día de hoy. Toda esta complejidad discursiva venida del mayo del 68alcanza su máxima expresión en una mirada maduray honestay entres extraordinarios actores, en especial una muy inspirada Eva Green. Pieza para amantes del buen cine que tratan la vida de forma adulta. ½

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