viernes, 3 de junio de 2016

CRÍTICA | LOS IDIOTAS, de Lars von Trier


LOS IDIOTAS (IDIOTERNE), de Lars von Trier
Sección oficial Festival de Cannes 1998. 3 premios Bodil y 1 Robert. Nominación al EFA al mejor guión
Dinamarca, 1998. Dirección y guión: Lars von Trier Fotografía: Jan Schut Reparto: Bodil Jorgensen, Jens Albinus, Troels Lyby, Nikolaj Lie Kaas, Anne Louise Hassing, Louise Mieritz, Henrik Prip, Luis Mesonero, Knud Romer Jorgensen, Trine Michelsen, Anne-Grethe Bajrup Riis Género: Drama Duración: 115 min. Tráiler: Link Elección de Gabriel Amq
¿De qué va?: Karen coincide en un restaurante con unas personas que simulan ser idiotas en público. Sus performances esconden una voluntad crítica que la mujer no acaba de entender. El grupo vive en una casa del campo, y Karen decide mudarse. La prueba de fuego tendrá lugar días después cuando se vea en la obligación de participar en una de las actuaciones.


CRÍTICA XAVIER: Los idiotas fue una de las películas que marcó mi adolescencia. En su día, la crítica que establecía el film a la sociedad burguesa y a los corsés establecidos me resultó graciosa, más si cabe en una edad en la que uno, como espectador y como persona, pone en duda todas sus bases. Hoy, al rescatar Los idiotas, no puedo hablar del film por su vinculación "dogmática", por su humor oscuro o por sus fronteras difusas entre la ficción y la realidad, la "interpretación" y la "performance". Esas cuestiones, en pleno siglo XXI, me parecen triviales. Las películas no cambian, pero sí lo hace nuestra mirada. Por eso Los idiotas la percibo "aquí y ahora" como una demostración de que todo sistema político, social o de la vinculación que sea está condenado al fracaso. No por las incongruencias de ese sistema, sino por su materia prima: nosotros, los humanos. Los seres más complejos y contradictorios, también apasionantes, que pueda existir. La sorpresa es darse cuenta que Los idiotas, como tratado sobre la estupidez de nuestra especie, sigue resultando provocativa y evocadora 20 años después de su concepción. Será que esto del arte es cosa de valientes como Lars von Trier. Y de idiotas, claro está. ★★★★ 

CRÍTICA ALBERTO: Los dilemas del mundo contemporáneo han contemplado una evolución curiosa de la creación artística y su función. Ahí también se ha atado el cine que, consciente de sus posibilidades, ha explorado caminos y vértices a veces demasiado imprecisos e irrealizables. No es de extrañar el escaso éxito de un movimiento como el Dogma, pero al mismo tiempo su decisiva inflexión sobre el caminar del séptimo arte en sus últimos años. Von Trier, uno de los abanderados de este movimiento y quizás el más aventajado, formula los principios de este cambio en Los idiotas. Una película que se aleja de la indiferencia, llena irreverencias e interesantes repercusiones, que atiende a los principios de este nuevo cine y se acerca con atino a la escala de valores socioculturales de nuestros días. Hay pretenciosidad y también ciertos postizos, pero es innegable la valentía de su realizador a la hora de construir una película tan rompedora. Un film que reformula el lenguaje cinematográfico y al mismo tiempo ataca directamente nuestras concepciones más asentadas. Una historia de idiotas, un film de reflexiones y todo un tratado sobre cómo valorar las posibilidades del armamento cinematográfico para reformular principios de toda índole. ★★★★


CRÍTICA ISIDRO: Lars von Trier está actualmente más desprestigiado de lo que merece: para el gran público es demasiado alternativo y para el público alternativo ya no mola decir que Lars von Trier es guay. Pero es guay, muy guay, porque sigue reinventándose y jugando con las posibilidades narrativas y estéticas del cine a su antojo, sin dejar de provocar y subvertir mentes y estómagos. En los años 90 le dio por crear la corriente del Dogma, y Los idiotas es la primera película suya que veo siguiendo esos postulados. Debo confesar que me gusta más cuando Von Trier se preocupa por la estética, aunque realmente lo de no preocuparse por la estética es también una decisión estética, y lo de que se vean los micrófonos o hasta algún operador de cámara por ahí tiene hasta su encanto. Y la verdad es que no sé cómo he podido vivir sin haber visto esta película antes. Es brillante, provocadora e incómoda hasta la médula. Habrá quien crea que es ofensiva por su punto de partida: un grupo de idiotas que se hace pasar por personas con retraso mental, pero quien se ofenda no se ha enterado de la misa la mitad: la película cuestiona desde el principio su premisa gracias a su estilo cercano al falso documental, y precisamente lo que mejor capta la película es la hipocresía, la incomodidad y las dificultades que tenemos los seres humanos a la hora de reaccionar ante personas que no saben o no pueden seguir las normas sociales, en una sucesión de escenas incisivamente divertidas protagonizadas por un reparto en estado de gracia. Una chulada más de un cineasta genial. ★★★★ 

CRÍTICA KOSTI: A estas alturas no me extraña que Lars von Trier haya sido declarado persona non grata en el Festival de Cannes. Me parece hasta gracioso. El tipo es irreverente a más no poder, pero nadie mejor que él para reiventar géneros. Está claro que la comedia no es lo suyo, pero ha sabido conjugarla de la forma más retorcida posible, y qué mejor que reirse de los pobres idiotas que gastan sus energías en tonterías. El problema con su propuesta es que su mensaje queda muy difuminado, y resulta complicado distinguirlo. De hecho, me entra la duda de si no habrá hecho esto para reirse de los espectadores, para mostrarles que los idiotas también están sentados en las butacas del cine o en los sofás de sus respectivas casas. Al final, lo único cierto es que su sello queda patente, y nadie como él (salvo contadas excepciones) para dirigir este elenco ¿podríamos llamarlo coral?, que es el alma y el corazón de la película. Sin ellos, Los idiotas no serían tan idiotas, y sin sus historias no podríamos llegar a sus dos magistrales escenas, donde la línea entre la estupidez y la desidia más absoluta es tan fina que se entremezclan. El amor y el dolor se juntan para avergonzarlos, ridiculizarlos y hacerles sufrir. Y queda claro que los idiotas no siempre son felices. Lástima que su mensaje no haya quedado más fijado en sus fotogramas, porque podría haber hecho una película redonda. De todas formas, el bueno de Lars nunca defrauda, y vuelve a ofrecernos una vuelta de tuerca con tortazos varios inesperados. ½


CRÍTICA RONNIE: Lars von Trier siempre me resulta dificil de digerir, pero no imposible. Con Los idiotas (Idioterne) me recordó el ya olvidado (por mi) estilo Dogma, postulado que se basaba en volver a hacer un cine de principios, destilado y primitivo en recursos técnicos, y forjado en una sola base; carente de banda sonora, así com de luz artificial. El experimento resulta tremendo, niveles de dramatismo puros que conectan de inmediato con el espectador. La crítica social de Trier apunta ahora a la burguesía danesa, dejando un mensaje tan apropiado que llega hasta nuestros días. La cinta no tiene mucho tiempo pero, a diferencia de otras de este festival, no ha envejecido, y eso es un mérito a tener en cuenta. Siempre he agradecido al cine que se permite ser transgresor, y eso es algo que Von Trier conoce a la perfección. La tensión de la escena final es la cereza del pastel. ★★★★

NOTA MEDIA del JURADO: ★★★★

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