sábado, 21 de noviembre de 2009

DEPARTURES (OKURIBITO) 7 / 10



Para Japón, el Oscar de Departures supone una gran gesta. El cine japonés, con sus grandes clásicos y títulos desconocidos para el público de medio mundo, es sumamente ecléctico, aunque nosotros solo tengamos constancia de la narrativa manga y algunos títulos festivaleros, con su ritmo y características, ya lleven el sello de Takeshi Kitano o Hirokazu Kore-eda. Departures es la propuesta oriental más occidental de los últimos años, un melodrama de formas academicistas, pausada sin exasperar, medida al milímetro y de regusto nostálgico y dulzón. La película, siempre desde una voz llena de melancolía, muta de la comedia (un inepto chelista reconvertido en operario de funeraria) al drama (un adulto que asume y cicatriza las heridas del pasado), para terminar en una pequeña tragedia que altera todo el conjunto. Yojiro Takita consigue arrastrar al espectador hacia ese punto álgido y logra que la audiencia empatize con sus personajes. La jugada es casi redonda y consigue inmortalizar la excelente interpretación de Masahiro Motoki, genial tanto en un registro cómico como comedido.



Pese a la diferencia que supone Departures, es inevitable acercarse a la película desde los ojos de un turista que contempla con sumo respeto los ritos funerarios del Japón más ancestral. El director nos hechiza con estos momentos de duelo y logra una coreografiada y bellísima estampa de vida y muerte, de padres e hijos, de silencios y música, de pueblos y ciudades... pero, eso sí, siempre de seres humanos. Imposible no rememorar, aunque sea de pasada, el humanismo de Yasuhiro Ozu, la colosal La balada de Narayama de Shohei Imamura, incluso los recientes y místicos relatos (para nosotros exóticos, bellos en su anacronía) de Naomi Kawase (El bosque de luto) o Hirokazu Kore-eda (la anciana de Still Walking, a la zaga de una mariposa que puede ser el espíritu de su difunto hijo). Estos elementos hacen de Departures una experiencia muy reconfortante, lejos, pese a todo, de ser una narración redonda. El film es bastante eficaz y está destinado a crear un antes y un después en su país de origen. Otro cine japonés es posible (ni mejor ni peor: diferente).