
10. SCOOBY-DOO, de Raja Gosnell
Los Ángeles de Charlie habían conseguido su franquicia cinematográfica, incluso las mismísimas Spice Girls. La envidia es muy mala y Scooby-doo gozó de dos películas. La taquilla respondió, pero la sucesión de tonterías y despropósitos pudo con nuestra paciencia. Trauma perruno.
Jackie Chan contraatacó con una de las sandeces más aplaudidas de la anterior década. Nuestras sensibles retinas tuvieron que soportar dos secuelas insufribles, doble ración de patadas y diálogos, múltiple atentado contra el buen gusto.
Ace Ventura nos mostró el Carrey más insufrible, El show de Truman nos reconcilió y, hasta y tras ¡Olvídate de mí!, la confusión y la división de opiniones continuó con Como Dios, Di que sí, Dick y Jane, El Grich... incluso la atrofiada The Majestic. Colección de idioteces de la que Dos tontos muy tontos es la reina de la corona. Sálvese quien pueda...
Oda al caca-culo-pedo-pis. Incorrecta, racista, bastorra, básica e incoherente. Jennifer Carpenter antes de Dexter y Anne Dudek antes de House pululaban sin ton ni son, y los hermanos Wayans amasaban fama y dinero. Nunca una ventosidad fue tan explosiva. Queremos olvidarla... pero no podemos.
Ni mejor ni peor que otras películas de su género... pero Paris Hilton, sus contoneos, sus grititos, sus lagrimitas y su rimmel corrido bien merecen una mención. Interpretaciones como la suya justifican los Razzies, las bofetadas y el humor grueso. No sabemos si reir o llorar... eso sí: de miedo, nada de nada. Patetismo al quadrado.
Menos mal que Barrymore estaba desmemoriada porque, de ser consciente de sus múltiples fiascos, las citas hubieran acabado en tragedia. Sandler será muy querido en su tierra, pero la resta del planeta no soporta sus carantoñas de palurdo. Hay mil gags... y ninguna bueno. Ejem.
Stiller se cree la crème de la crème, pero es tan o más ridículo que sus compañeros de reparto y de género. Zoolander fue aplaudida como la crítica y sátira perfecta del mundo de la moda. El entusiasmo se repitió con Cuestión de pelotas y Tropic Thunder. Servidor no lo entiende. Pura tírria.
Hay quien discute qué parte es mejor como si el asunto fuera cuestión de estado. La fórmula era novedosa y agrupaba infinidad de chistes, referencias y homenajes. Batiburrillo ligero de lo mejor y peor del terror y la comedia norteamericana. Un icono, aunque casposo y rancio.
Diane Lane brillaba en una comedieta sin pretensiones, bastante graciosa, elegante y austera, blanca y romanticona. Demasiado liviana para los Oscar y demasiado trascendente para disiparse entre este montón de chorras. Una amiga lloró con la boda final y servidor no paró de reír. Segundo puesto más que merecido.
La intenté esquivar como la peste... pero no hubo forma. Exitazo sorpresa con nominación al Oscar y momentos más que graciosos. Altera la comedia de siempre y a la vez sigue fiel los patrones de siempre. El patito feo, la Betty griega, la Cenicienta de la norteamérica moderna. Excelente Nia Vardalos.