

Una empresa está trabajando en una máquina capaz de grabar los sueños. El aparato, creado inicialmente para fines médicos y de investigación psiquiátrica, es robado por uno de los empleados de dicha empresa, amigo íntimo y compañero del creador del artilugio (personaje obeso e ingenuo, un nerd bonachón que, inconscientemente, ha sembrado el caos). Esta es la idea inicial de una trama que se complica a cada minuto, que nos satura y agita a base de diálogos simbólicos e imágenes potentes, mezcla de realidad, ficción y estampas oníricas. Kon nos alerta desde el primer minuto cuando un payaso aparece en escena y sonríe un "que empiece el espectáculo". La historia arranca, la acción aflora, el interés aumenta y, de alguna forma, el embrollo no termina porque el espectador rebobinará la historia, saboreará los detalles y buscará nuevas lecturas hasta disipar la emoción del primer visionado. Kon, con esta descompensada pero absorbente aventura, se convierte en uno de los cronistas más interesantes del caos que gobierna nuestro mundo y rutinas. El interés por rescatar Perfect Blue, Millenium Actress y Tokyo Gotfathers es enorme. Lástima que, como ocurre con Paprika, el cinéfilo tenga que recurrir directamente al dvd, siempre y cuando esté dispuesto a rastrear en establecimientos y tiendas on-line especializadas. No morirán en el intento: vale mucho la pena.
