El cine de Park Chan-Wook es una oda a la diferencia. Sus personajes han vivido una dura experiencia, un episodio de metamorfosis que en cada película oclosiona con rabia y recreación, con una violencia vistosa, virtuosa y festiva, aunque repudiable, impactante y atroz. Desde el primer minuto, el personaje de la película reivindica su condición de cyborg en una sociedad llena de taras. Chan-Wook cree en la locura y entiende a sus enfermos: los seres de Old Boy y Sympathy for Lady Vengeance llevaban a cabo su venganza, y la frágil robot de Soy un cyborg consigue enamorarse, comer y salir victoriosa de su conflictiva naturaleza, de sus comportamientos esquizoides, de su trauma y nostalgia tras la marcha de su abuela. Si los protagonistas de Chan-Wook viven al límite, parece lógico que la estética de Soy un cyborg juegue también con polos opuestos y utilice una paleta de colores en continua mezcla. El director coreano encaja una marcianada adorable, la obra más liviana de su carrera, y quizás también la más ecléctica e inclasificable. Para bien o para mal, Soy un cyborg no puede ni debe ser contada; su visionado es toda una experiencia y, aunque Chan-Wook no apasione como antaño, sigue siendo un esteta de sumo interés.

De formas y fondo más ingenuo, Chan-Wook elabora un cuento complejo, una manera de reciclar su oficio y prepararse para otros proyectos menos graves, puede que anclados en el fantastique. De Soy un cyborg se disfruta su comedia negra, sus escenas de tiros y alocadas discusiones (es aquí donde nos encontramos al Chan-Wook de siempre), sus lagunas y digresiones, sus canciones y paisajes imposibles. No hay duda que el director fuerza la trama en demasía y confía sin atino en que el relato aguante el interés y la fuerza hasta el final. Soy un cyborg es inestable como un castillo de naipes, como las mentes que pueblan el sanatorio del film. Lady Vengeance también pisó uno y acabó como la mejor película de su director, incluso por encima de Old Boy. Los escenarios se repiten, la esencia es la misma pero algo cambía: Soy un cyborg es interesante sin brillar, aunque, como dice su título completo en inglés, 'that's OK'. Próxima parada: Thirst.