La casualidad decidió que dos propuestas con tantos nexos en común como Gomorra e Il divo, representantes del llamado a ser el "nuevo cine italiano", coincidiesen en un mismo espacio: el Festival de Cannes 2008. Sorrentino y Garrone triunfaron con sus desangeladas visiones de una Italia sucia, corrupta y abrupta; una mirada poco complaciente que recicla elementos de sus antepasados cinematográficos (la fina ironía de Il divo nos remite claramente a Nanni Moretti o puede entenderse como la actual y embrutecida copia de Fellini) con los de otros añadidos de los años noventa, reductos de cinefilia ecléctica y comercial como Tarantino. Gomorra e Il divo pueden entenderse como dos westerns de gente amoral y vil que presume de arma y dinero, que se aprovecha de los recovecos que presenta el sistema capitalista, ahora también decadente. Gomorra e Il divo son dos películas tristes y oscuras que sonrojan y humillan a la platea con conciencia. Cual dardo envenenado, Il divo nos retrata a un Giulio Andreotti callado, siempre enfermo, arrugado, apesadumbrado, de lengua fina y aspecto frágil, un hombre católico y a la vez amoral que perpetuó su presencia en el gobierno de Italia a base de mentiras, asesinatos turbios y contactos con la mafia siciliana. Sorrentino se apoya sobre pequeños gags visuales para ficcionar lo que pudo ser. Desde esta ficción, los políticos se tornan pistoleros y el séquito de seguidores de Andreotti rodean al anciano en un guiño memorable a La última de cena de Leonardo Da Vinci. Il divo es original en su estilo y narrativa, aunque la película, que siempre se sostiene sobre las mismas ideas, acaba siendo una reiteración sin gracia, un eterno bucle de subrayados e insinuaciones. Pese a todo, cabe destacar que Il divo evita desde el primer minuto las leyes del biopic, mérito que agiliza la trama pero que también la banaliza. Il divo parece dirigirse exclusivamente al público italiano, cuyo bagaje (intuimos) incluye todos los pormenores de la vida personal y política del protagonista. Toni Servillo se ampara en el histrionismo y maquillaje habitual, una fórmula perfecta que nos recuerda a la actual The Queen. En resumen, Il divo es una película vistosa y original que confirma los nuevos caminos del cine italiano, una cinematografía que parece vivir una segunda joventud. Il divo rompe esquemas y propone ideas, todo un motivo para acercarse a la polémica y a ratos gratificante película de Paolo Sorrentino.
1 comentario:
Excelente análisis sobre esta gran cinta, sin duda el 2008 nos aporto de una buena dosis de cine italiano, para mi Il Divo representa una obra muy inteligente, un biopic que como dices viola todas las reglas anteriormente vistas, además que sus diálogos ácidos me RESULTAN imprescindibles y funciona perfectamente como una sátira hacia este personaje político, por supuesto la actuación protagonista esta ejemplar.. UN SALUDO XAVIER
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