Siete almas será recordado como el pequeño resbalón del carismático Smith. Pese a lo que muchos han afirmado, un servidor entiende
Siete Almas como el enésimo intento por conseguir un Oscar sin demasiado trabajo, una historia sencilla y directa que está escrita y filmada con un sinfín de rodeos dramáticos y digresiones sin sentido.
Siete Almas demuestra que el registro interpretativo y el éxito de taquilla del rapero-multimillonario-actor Will Smith ha llegado a un extraño techo del que será difícil escapar. Pobre Smith: intenta hacer una película seria y Mucino resuelve la jugada con un film que acabará en las sobremesas estivales de algún canal privado.
Pese a todo, uno guarda cierta estima a un relato amable que, buscando lo alambicado, se disfruta con todos sus defectos y tramas previsibles. Me imagino la cara de algunos espectadores al salir del cine: ¿esta es la nueva peli de Smith? Sin duda, Siete Almas juega al engaño y puede salirle bién la jugada: no lo duden que esta será una película de culto cual versión descafeinada de Amélie o En busca de la felicidad. Es mala, pero tiene algo... magia quizás.