Japón es una de esas películas en las que el espectador necesita preguntarle al director el por qué de todo lo visto. Japón es la ópera prima de Carlos Reygadas, una película que muestra el germen del cine del mexicano. Como ópera prima, el film peca de exceso de metraje y de un secretismo desmesurado que juega con la paciencia de la audiencia. Japón es la historia oscura e inconcreta de un Don Quijote decadente que viaja en medio de una zona inconcreta, salvaje, rural y terrosa. Cual western, nuestro protagonista es alguien tosco y callado, curtido y malherido física y psicológicamente; no sabemos si huye de algo, de alguien o de algunas obsesiones (en un momento dado, Reygadas nos dibuja a su hombre como un depravado sexual). Lo que importa, debe pensar Reygadas, es el viaje, no el lugar de partida ni el destino fijado. Es, pues, en este trayecto hacia la nada, hacia lo más salvaje y primitivo del ser humano, donde la película se regodijará durante dos horas de sutilezas y misterios. El final, hipnótico y magistral, nos obliga a replantear todo el conjunto, algo que ya ocurría con la rendición final de Batalla en el cielo y la resurrección dreyeriana de Luz Silenciosa. En este tríptico, Reygadas demuestra ser un cineasta maduro y seguro, con estilo propio, mano firme y discurso sólido. Las imágenes feístas de Japón y Batalla en el cielo nacen, cual contradicción, del perfeccionismo visual de un esteta con labia y mucho jugo. Japón es una película a contracorriente sobre la pena, la culpabilidad, la vida, la muerte, el sexo, la espiritualidad... en definitiva, sobre los recovecos más recónditos y agrestes del alma humana. Aunque no pienso mentir: Japón llegó a producirme un efecto somnífero que, sin llegar a dormirme, me hipnotizó, no sin antes dejar algún que otro bostezo. Pero uno debe ser crítico y Japón es un film imprescindible para entender el cine de México y sobretodo la filmografía escueta pero intensísima de Carlos Reygadas. La película no llegó a estrenarse en España, pero los seguidores del cine de Reygadas han podido recuperar la película, Cámara de Oro en Cannes, vía cineclubs y dvd. De Reygadas se habla y se hablará mucho... por lo tanto, siempre volveremos la mirada y las palabras hacia Japón, una película única de título chocante que dentro de unos años se reivindicará como obra capital del siglo XXI.
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1 comentario:
Es una película que jamás entenderé, me gusta su estilo y su visión pero Japón nunca fue hecha para mi… HAY Tambien que reconocer que este director es demasiado pretencioso, vi una entrevista suya sobre Luz Silenciosa y hablaba como si se tratase de la obra maestras mas grande jamás realizada, la verdad este tipo no me cae.
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