Barash, la historia de amor de dos mujeres, calienta la sección Nuevos Directores. |
Empezamos la crónica de hoy con una alfombra roja. La presentación de Mi gran noche para el público ha reunido a centenares de personas alrededor del Kursaal con sus libretas y palos selfie. Una parte mediática y frívola que los acreditados pocas veces conocen, pero que forma parte del festival. Todos, por cierto, hablan maravillas del film de De la Iglesia. Cuando termine la vorágine del certamen, la rescataremos en la cartelera de octubre. Nosotros seguimos enfrascados en la sección oficial a concurso: estas han sido las novedades de la jornada.
Carré y Viard, talento francés en Donostia para presentar 21 nuits avec Pattie. A concurso. |
21 noches con Pattie no decepciona pero tampoco sorprende. Condensa todos los tics bizarros de sus directores, sus actores habituales y su tendencia a los personajes desaforados. Isabelle Carré y Karin Viard sustentan esta comedia excéntrica y rural que confirma a los Larrieu como una de las voces más libres y personales del cine francés. Los que no conozcan a los Larrieu fliparán, mientras que los habituales de la filmografía de los hermanos galos volverán a disfrutar con el original exceso de sus artífices. Viard, por cierto, merece la Concha (o, como mínimo, una candidatura al César).
La batalla por la Concha de oro viaja hacia el norte: turno para la islandesa Sparrows, de Rúnar Rúnarsson |
Sparrows tampoco ofrece demasiadas novedades con respecto al cine del islandés Runar Runarsson. El cineasta nórdico vuelve a demostrar su apego por las historias de adolescentes insatisfechos y paisajes helados que intentan, no siempre con éxito, conseguir una atmósfera interesante. A Sparrows le falta ritmo: aspira a ser trascendente e íntima, pero sólo consigue ser introvertida. Ni el hecho de tener a Paprika Steen en el jurado (el film es de producción islandesa y danesa) pondrá la cinta en las quinielas del próximo sábado.
El cine vasco da el do de pecho: Amama de Asier Altuna, a concurso. |
Amama ha sido el film del día. El cine vasco se consolida y no sería extraño que ganara una Concha de oro en breve (este año o en ediciones venideras). Un film atmosférico, con arrebatos experimentales y espíritu familiar. Un choque poético entre la tradición y la modernidad. Asier Altuna habla de las raíces, de una idiosincrasia, de un legado. Por eso es un film muy local y al mismo tiempo identificable para todo tipo de audiencias. Algunos de sus fotogramas son lienzos sobrecogedores. Una obra repleta de alma y símbolos, hablada en euskera y capaz de analizar las bases del País Vasco. De lo mejor del festival.
Los horarios (caóticos, frenéticos) del festival nos impiden comentar como se merecen obras tan estimables como Nuestra pequeña hermana, la nueva genialidad de Hirokazu Koreeda, o Isla Bonita, un Colomo rejuvenecido y divertidísimo. ¡Ah! Y en colas, pasillos y corrillos se sigue comentando Evolution de Hadzihalilovic... por algo será. Estamos agotados, pero con muchas ganas de más celuloide. Mañana, seguimos.
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