viernes, 30 de octubre de 2009

SI LA COSA FUNCIONA 7'5 / 10

Es gratificante comprobar que Woody Allen sigue en plena forma; o, por lo menos, fiel al estilo que lleva su sello y nombre. Si la cosa funciona es una película coherente, sensata, equilibrada, directa, festiva. Nunca nos habíamos encontrado a un Allen tan honesto: aun sabiendo que no es su mejor pieza, sabe armar un guión fuerte, una hora y media de gags con clase. La lucidez del artista apabulla: Allen se sabe seguido por cierta audiencia e incluye guiños a sus fieles. Si esto no es suficiente, el personaje protagonista es un evidente alter ego del director, como si Allen supiese que su etapa de actor ya ha terminado. La pareja protagonista de Si la cosa funciona no se aleja demasiado de la de Scoop: la fantasía, la hipérbole, siempre con sus gotas equilibradas de política e hipocondría, se impone, aunque Allen siempre se mueve por escenarios tangibles y escribe sobre aquello que sabe (judíos, insultos inteligentes, líos amorosos, la omnipotente y siempre presente Nueva York: marca de la casa). Allen ha llegado a un punto en el que no quiere ni puede innovar; ya no nos puede sorprender, algo que, de ser cierto, convertiría a Match Point en su última y quizás más importante obra maestra. Si la cosa funciona suma y sigue, vuelve a territorios conocidos sin hastiar… y divierte. No hay duda que la cosa, ejercicio menor de una mente privilegiada, funciona.



La gran baza del film es su aliento vital, alegre. La amargura de un personaje sin suerte choca con la ingenuidad de una joven desubicada. Nada que ver, por lo tanto, con la gravedad y la impostura de El sueño de Casandra. Y, pese a todo, como justifica su pareja protagonista, Si la cosa funciona es un film de contrastes: solo los más grandes saben hacer comedia de momentos tan lapidarios como suicidios y discusiones varias. La mezcla se agradece, como también su tono teatral. Los personajes, bufones exagerados, aparecen para aumentar el embrollo, al final resuelto de forma tan rápida como efectiva. Si la cosa funciona tiene moraleja y apabulla pensar que historias como esta han sido escritas en una sola tarde. El film huele a añejo, pero nos sentimos como en casa. Cada vez quedan menos oportunidades para disfrutar de Allen en la gran pantalla y Si la cosa funciona es un caramelo demasiado apetitoso. Tras los clichés de Vicky Cristina Barcelona, el sabio regresa a su casa. La nueva confirmación de que Patricia Clarkson es una de las mejores actrices más importantes de la década (¿para cuando un papel protagonista?).