
Título: APOCALYPTO Título original: Apocalypto Dirección: Mel Gibson Guión: Mel Gibson y Farhad Safinia Año: 2006 País: Estados Unidos, México Duración: 130 min. Género: Acción Reparto: Rudy Youngblood, Dalia Hernández, Jonathan Brewer, Morris Birdyellowhead, Carlos Emilio Báez, Ramírez Amílcar, Israel Contreras, Isreal Ríos, María Isabel Díaz, Espiridión Acosta, Iazua Larios, Hiram Soto, Raoul Trujillo, Gerardo Taracena, Rodolfo Palacios, Ariel Galván, Bernardo Ruiz, Ricardo Díaz Mendoza, Richard Can, Carlos Ramos, Ammel Rodrigo Mendoza, Marco Antonio Argueta, Javier Escobar, Fernando Hernández, María Isidra Hoil, Aquetzali García, Abel Woolrich, Antonio Monroy Palmarés: Mejor fotografía (Críticos de Phoenix, Dallas y Ohio), 3 nominaciones al Oscar (mejor maquillaje, sonido y mezclas de sonido), Nominado a mejor film de habla no inglesa (Globo de oro, Bafta, Satellite Awards, Broadcast Film Critics Association Awards, Críticos de Chicago, Críticos de Londres) Fechas de estreno: 08/12/06 (EE.UU.), 19/01/07 (España) Distribuidora: Paramound Pictures

Sinopsis: La civilización maya es amenazada momentos antes de su colonización. Un grupo de guerreros ataca un poblado vecino y un hombre decide salvar a su familia enmedio de la catástrofe. Este es el inicio de una carrera a contrareloj por la supervivencia.
INTERPRETAR LO INTERPRETABLE


EL AUTOR
El primer plano sintetiza el estilo de Gibson. Un plano fijo nos enseña las profundidades de una selva verde. Poco a poco, la imagen se transforma en un travelling lento que capta los sonidos del bosque y espía el vuelo de una mariposa. Aparece un jabalí y, con este, la carrera por la supervivencia. Este momento encierra la calma del Malick de El nuevo mundo y la furia que caracteriza el cine comercial, Emmerich a la cabeza. Durante toda la película, el director se debate entre estas dos facetas, sin traicionar una a favor de otra, sin contentar fácilmente a su audiencia potencial. En los últimos momentos, la película se simplifica en una carrera adrenalínica, siempre superior al combate de buenos y malos. Gibson desprende ritmo y oficio al incluir una película reflexiva dentro de otra más lúdica, todo un parque de atracciones de carreras y luchas sangrientas. Apocalypto roza lo gore, se tutea con lo explícito y no disimula sus pequeños trucos (la mujer del héroe pare a su bebé de una forma tan imposible y surrealista como simbólica). Aunque parezca un derroche de excesos, Apocalypto es la cinta más comedida de Gibson: ni de una virulencia tan gratuita como la de La pasión de Cristo, ni de unas formas tan academicistas y correctas como las de Braveheart. Apocalypto atesora lo mejor y lo peor de su autor. Así, entre lo tímido y lo grotesco, el documental y la montaña rusa, la película se convierte en una de las experiencias cinematográficas más emocionantes de los últimos años; e, indirectamente, en la confirmación de un Gibson altivo capaz de crear y convencer. Jugada redonda.

LA VIOLENCIA

EL ESTILO
Una de las características más singulares de Apocalypto es su estilo. Aunque no quiera simular ni imitar una verdad, la película opta por los idiomas primitivos de las primeras gentes de Sudamérica. El aspecto lingüístico, en claro conflicto con los gustos del público, deja claro que la película quiere acercarse a sus protagonistas con respeto. Lengua a parte, Gibson opta por una estética singular. Por un lado, la caracterización de su civilización perdida requiere de numeroso attrezzo y maquillaje; por otro lado, la cámara digital permite que las imágenes desprendan un calor extraño que intensifique el fragor de la batalla y altere el color en los momentos más intensos (véase el sacrificio de la pirámide, con los cuerpos tintados de azul, el rojo de la sangre y los tonos marrones y verdes del gentío que aplaude). Apocalypto mezcla tradición con nuevos recursos; lo de siempre, pero de otra manera. Algo que difícilmente volverá a lograrse.
La escena más conocida: Los guerreros esperan para ser ejecutados en lo alto de la pirámide. Un extraño eclipse salvará la vida del protagonista.
La escena más impactante: Los veleros españoles se divisan y nuestro guerrero para. Los perseguidores, también. Empieza otra guerra, sucede un giro inesperado.
La frase: Las palabras del chamán son muy recurrentes tras observar todo cuanto acontece en el film. Se habla poco, pero lo poco que se dice no es en vano.