
Rafa tiene trece años y vive en Montevideo. Es el mediano de tres hermanos, sus padres están en proceso de separación y su día a día pasa por incontables actividades escolares, una incesante rutina que cuenta con clases de inglés, tenis, piano, y natación. Como colofón a su aburrida existencia, Rafa está obsesionado con sus amigos, el sexo y las chicas, elementos que basarán el devenir de la película. Rafa buscará el apego y la emoción que no tiene en su casa, a la par que intentará mediante complicados tratamientos eliminar los granos que marcan su cara. Nada más (y nada menos) propone
Acné, ópera prima del uruguayano Federico Veroj,
obra pequeña, de discurso claro (a veces evidente), repleta de sombras y pausas.
Acné, tras su corto metraje (pese a todo, el justo y necesario), deviene un cuento sobre la insatisfacción de los más jóvenes, los cuales no aceptan el sistema impuesto y se rebelan de la peor manera posible: copiando los patrones de los mayores, ahogando penas a base de porros, alcohol, prostitutas y partidas de póker. En resumen,
nada que no nos hayan contado en otros y mejores films.
Acné dibuja un entorno en continuo cambio y un personaje débil cuyo cuerpo y conducta están sufriendo importantes alteraciones. Veroj consigue que su personaje resulte adorable y que, en cierta manera, represente toda una generación nacida y criada sin motivaciones, de costumbres aburguesadas y taras existenciales. El estilo no es más luminoso y se construye sobre la oscuridad de planos fijos, momentos casi a cámara lenta que ayudan a crear ese extraño equilibrio entre rutina y cambio que precisa el personaje. Lástima que, al igual que la vida de Rafa, Acné sea un relato demasiado sombrío y básico, un guión que no consigue superar la inicial y pequeña idea de su argumento. El intento es loable y sus formas no llegan a exasperar. Viroj, una vez encuentre una teoría más compleja y una práctica más personal, puede ser una de las miradas más importantes del nuevo cine hispanoamericano. De momento toca esperar, al igual que hace Rafa en su homérica y esquiva búsqueda del primer beso.