Una invasión que ha venido del frío y no piensa marchar. Las cremas presumen de su 'fórmula noruega', como si la denominación de orígen, truño considerable, implicara mayor calidad. Y como lo nórdico es sinónimo de bueno, innumerables carteles y anuncios invitan al españolito medio a pasar sus vacaciones en Noruega: ante un año económicamente diferente, unos parajes también dispares. Para más inri, Noruega ha ganado el festival de Eurovisión y, aunque la proeza no es noticia, sí lo es la forma como lo hizo: clara, unánime, aplastante. No hay biblioteca ni mesilla de noche que no presuma del best-seller de Stieg Larsson, afición ahora ampliada con su digna adaptación cinematográfica. La fiebre por las tierras heladas ya se intuía con Mamma Mia! y el renacer del grupo ABBA, que pasó de ser una antigualla a algo añejo, pero adorable... y bueno. A todo este panorama, cabe sumar las películas Déjame entrar y Everlasting Moments, esta última aún inédita entre nosotros aunque estuvo a punto de conseguir candidatura en los Oscar. Visto lo visto, algo está pasando.
Los países nórdicos son europeos y, por lo tanto, relativamente cercanos; inspiran confianza y, a la vez, nos atrae su recato y gélido exotismo. Los cinéfilos han bebido de toda esta euforia y es de justicia poner las cosas en su sitio: ni ABBA era un tótem musical (su film, pese a todo, pasa el examen con nota) ni Déjame entrar era una obra maestra. Si antes era elitista, bohemio y correcto entre ciertos círculos hablar bien del Dogma 95 (la moda ha cambiado: ahora debe repudiarse a Von Trier y secuaces), en la actualidad vivimos en un eterno complejo de inferioridad y los suecos, con su cine oscuro, falsamente críptico e intelectual, son los reyes del mambo. Déjame entrar es más fiel a la fórmula Crepúsculo de lo que parece y no tiene nada que envidiar a nuestras El orfanato o REC (aunque esta última no me guste por otras razones). Sí: los países nórdicos son la cuna de muchas cosas (Bergman, sin ir más lejos, nació en Suecia), pero ello no justifica tanta propaganda, tantas reseñas y tanto bombardeo. Lo nórdico está de moda... y, sinceramente, ya estamos un poco hartos.
3 comentarios:
cuando algo se pone de moda, nos lo comemos hasta las últimas consecuencias, jeje. tienes razón, pero no indignes con el tema de lars von trier. deja a boyero i cia que digan lo que quiera, nosotros ya disfrutaremos.
un saludo,
david
www.festivalesdecine.tk
pero yo todavia no me arte ;-)
Si no vi ninguna de las que nombras jajajajjaja
por otro lado, esta bueno, aun cuando no me gusten las modas, en el ambito cinematografico esta algo bueno que las modas vayan rotando de paises asi nos permite eso conocer más cine!! Y que esas pelis lleguen a lugares que sino no llegarian
Saludos!!!
harte ;-)
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