
Los Dardenne poseen un estilo sin igual que ha marcado los designios del cine de la última década. Parece obligado que los hermanos belgas salgan de Cannes con algún que otro reconocimiento, aunque la crítica ya no apoya a los autores como en su día se alabó a
Rosetta. Como fan, uno se niega a tratar
El silencio de Lorna como su gran tropiezo, pero sí se debe reconocer que es su peor obra, por torpe y excesiva, larga y confusa, estimulante pero al final reiterativa. Los Dardenne intuían que el tópico era cierto: o cambiar o morir. Lástima que la estrategia se haya resuelto
con un estilo más depurado, menos impactante y, aunque igual de austero, carente de la garra de antaño. Los Dardenne tranquilizan la cámara y logran construir un thriller puro y duro carente de oscuridad y dramatismo. Los Dardenne siguen fieles a su esquema de guión: presentan unos personajes que no entendemos para luego alzarlos como encarnación de una sociedad corrupta, víctimas de un sistema que los aprisiona y los lleva a un desenlace trágico. El sello Dardenne jugaba con el naturalismo y la teatralidad más shakespeariana, pero el equilibrio se destruye con este silencio lleno de claroscuros: no sabemos qué pasó realmente con Cloudy y tampoco nos queda claro el embarazo de la protagonista, a veces tierna, otras despiada, y al final loca de atar. El espectador se lía porque los Dardenne, al adornar la historia, traicionan su esencia y no se percatan de que el contínuo vaivén de dinero y mafiosos descoloca hasta el más paciente. Por este desorden (los Dardenne siempre fueron rápidos, sintéticos, enemigos de las subtramas y aliados de la sorpresa),
El silencio de Lorna será más satisfactoria en futuros visionados. De momento, puede decirse que la película es
interesante, pero pierde fuerza, tal vez por su incomprensible frialdad y la presencia de unos actores menos brillantes (incluso el clásico cameo de Olivier Gourmet queda deslucido). No debemos alterarnos:
El silencio de Lorna puede ser la tormenta que preceda el cambio definitivo, la confirmación de que unos hermanos Dardenne diferentes y notables son posibles. En definitiva: entre las voces que denostan el film y las que lo endiosan, servidor se queda en medio, no decepcionado pero sí con ganas de más, mucho más.