martes, 25 de septiembre de 2012

OSCAR RANKING: ¿ES EL OSCAR UN PREMIO RELEVANTE?

El eterno debate. ¿No están los Oscar un tanto desfasados? ¿Lo que opine una Academia más o menos anciana no es más bien poco relevante? En la era de lo digital, ¿tiene sentido el espectáculo de alfombra roja y premios? ¿Los Oscar valoran el arte o solo son un eslogan? Si cualquiera puede grabar imágenes desde su dispositivo móvil y accede a sus películas favoritas por la vía de la descarga, ¿qué importa lo que el hombre de oro diga año tras año? ¿Quedarán los premios de la Academia como vestigio de un tiempo anterior? ¿Se sabrán adaptar a los nuevos tiempos? Y si se adaptan, ¿se perderá de vista la supuesta máxima de valorar el 'mejor cine' de cada temporada?

La alfombra roja o red carpet ha ganado importancia los últimos años como parte importante del espectáculo de los Oscar: la moda se impone a lo estrictamente cinematográfico para que la gala llegue a públicos (en su mayoría jóvenes) que ni vieron ni seguramente se interesarán por las cintas nominadas.
La Academia durante los últimos años ha estado muy preocupada por llegar a un target joven que no solo vea la gala sino que vaya al cine a comprobar la calidad de las películas en competición. Una prueba de la popularidad de los Oscar es que siempre acaparan la lista de trendic topics la vigilia, la noche y el día posterior a su celebración. Vaya, que son esos premios 'oldies' que a pesar de todo interesan a la opinión pública y de los que la gente habla y escribe aunque solo sea para soltar algún chiste de mal gusto. De alguna manera los nuevos tiempos han potenciado lo frívolo, el titular fácil, la noticia que en verdad es una mera anécdota sin importancia, y los Oscar, con ese glamour inherente, el desfile de estrellas, la vanidad del ganador y la admiración de los demás casan a la perfección en el siglo XXI de lo fugaz, lo mediático y la telerealidad. Si eso afecta a la credibilidad de sus palmarés es, como siempre, discutible, porque de hecho cualquier palmarés siempre resultará parcial o discutible según como se mire y según quien hable. Nunca llueve a gusto de todos, pero es muy difícil vivir y ser cinéfilo yendo de espaldas al mundo obviando la importancia, la repercusión y las elecciones y descartes de los Oscar.

Las fobias y filias del tío Oscar: ¿existe un prototipo de 'film de Oscar'? Y de existir, ¿es suficiente para invalidar la fiabilidad de los galardones?
Podría entenderse que ante la poca asistencia del público a las salas comerciales la temporada de premios ha dejado de tener sentido al no servir de escaparate y empuje para el estreno de las películas. Si revisamos los antecedentes de los últimos años nos daremos cuenta que pese a todo sucede justamente lo contrario. Los Oscar se dirigen en su gran mayoría a un público adulto o maduro mayor de 40 años, y eso se demuestra con la lista de dramas o melodramas premiados, los mismos que difícilmente un joven sin demasiada afición al séptimo arte iría a ver a las salas. Es precisamente ese público adulto el que está menos familiarizado con las nuevas tecnologías, el que no descarga películas bien por convicción o porque simplemente desconoce cómo hacerlo. Eso explica el dilatado éxito de El discurso del rey en las salas españolas, que llegó a multiplicar por veinte su recaudación inicial manteniéndose cinco meses en cartel. Y todo ello está detrás de números uno sorpresa como el alcanzado por Los descendientes o los mantenimientos de The Artist. Incluso si vamos más lejos en el tiempo recordaremos el empujón en taquilla que supuso para Babel ganar el Globo de oro, o la vuelta al top 10 de Crash catorce semanas después de su estreno tras romper las quinielas y vencer. Algo que también sucede en Estados Unidos desde que muchas distribuidoras, para 'testar' el gancho y las posibilidades de Oscar de sus películas estrella, lanzan los films en pocos cines para irse convirtiendo poco a poco en auténticos hallazgos, colándose en muchos casos en las disputadas primeras plazas del box office norteamericano. Chicago no empezó con buen pie en taquilla y al final alcanzó una recaudación notable, por ejemplo. El boca-oreja funciona, no con la misma solvencia de los 80 (Un pez llamado Wanda es la película que llegó al número uno yanki con más semanas de diferencia respecto su lanzamiento comercial), sin la efectividad de los 90 (ahora se estrenan más películas en lapsos de tiempo más cortos y la competencia es feroz), pero bastante destacable.

En los últimos años las tornas han cambiado. El factor económico sigue siendo importante pero a distinto nivel. Si El silecio de los corderos, Titanic o Gladiator llegaron a los Oscar convertidos en éxito de taquilla, los nuevos tiempos han provocado que las cifras de recaudación mermen y que los Oscar hayan cambiado de estrategia: ahora es el Oscar el que potencia más si cabe la carrera comercial de películas a priori difíciles de vender como Slumdog Millionaire, En tierra hostil o The Artist.
Confirmado que el Oscar es relevante en cuanto a lo económico (estar en los Oscar implica visibilidad, más espectadores y mayores ganancias) por mucho que hayan excepciones (The Hurt Locker sigue sin ser un film rentable, y en España no se han estrenado todavía films nominados como Rabbit Hole o Blue Valentine) es interesante discutir si este es igual de relevante respeto lo estrictamente cinematográfico. ¿El Oscar premia a las mejores películas? ¿El Oscar hace 'mejor' a la película que premia? A la famosa 'perpetuidad' asociada al premio, ¿una película se convierte en inmortal, atemporal o indispensable por el hecho de tener el Oscar? ¿Puede el Oscar por el contrario 'restar solidez' a una película?

A priori la respuesta es clara. No hay mejor indicador de lo que gustaba, se veía y, en teoría, 'merecía la pena' en cada época que la lista de antiguas nominadas al Oscar. Una película no nominada o no premiada fácilmente puede caer en el olvido, pero eso no sucede con tanta frecuencia si ese film cuenta con el apoyo del Oscar. ¿Son buenas Kramer contra Kramer, Gente corriente o Paseando Miss Daisy? Desde los circuitos críticos o especializados, ¿alguien las recuerda o las reivindica? ¿No son películas con 'visiones' sociales, tipos y estereotipos totalmente desfasados? Sea como sea tienen el Oscar y eso hace que todavía ahora algunas televisiones las programen, se reediten en dvd y las veamos. Bien pensado, solo por el hecho de ser el musical con más Oscars (10) no sería difícil asegurar sin ser demasiado criticado por los demás que West Side Story es el mejor musical de todos los tiempos, algo en el fondo muy discutible si pensamos en films como Cantando bajo la lluvia y si comprobamos que esa cinta solo estuvo nominada en dos categorías. Los Oscar votan pensando en el momento, con respecto 'el año' en cuestión; no piensan que la nueva premiada sucede a tales películas y vendrá sucedida por otras en un futuro, no reparan en el hecho de que otra película de corte similar pero ligeramente superior no tenga el Oscar y otras ganen sin merecerlo con más facilidad. Todo eso explica que Platoon, fiel reflejo de su momento y un tanto difícil de reivindicar hoy en día, ganase el Oscar y que no lo hiciese La chaqueta mecánica o Apocalipse Now, films que quien haya revisado las publicaciones de 'los entendidos' entenderá en seguida como 'mejores' respecto la obra de Stone.

Antes de que la revista británica Sight and Sound diese el título de mejor película de todos los tiempos a Vértigo de Hitchcock Ciudadano Kane, Casablanca y El padrino se disputaban ese puesto. Películas presentes en los Oscar pero que no figuran entre las más premiadas.
Si nos vamos a alguna de las infinitas listas de 'las mejores películas de todos los tiempos' que corren por la red nos daremos cuenta que los Oscar aparecen citados, no en primera página pero al fin y al cabo 'son mencionados'. En IMDB casi todas las películas nominadas año tras año figuran entre los 5.000 títulos con mejor nota media. Y puestos a adivinar qué cintas aparecen más veces en esos 'tops' seguramente tendríamos una lucha entre Ciudadano Kane, El padrino y Casablanca (partiendo de la base que una visión 'europea' tendería a la primera, una visión 'americana' a la segunda y una visión 'melancólica' a la tercera). La de Wells es precisamente una cinta maltratada en los Oscar, mientras que la de Coppola y la de Curtiz fueron victorias 'por la mínima' (3 de El padrino frente a los 8 de Cabaret, 3 de Casablanca frente a los 4 de La canción de Bernadette). Vaya, que ser 'megaoscarizado' no implica estar en una posición más elevada en ese ranking de títulos con más méritos: si apuntásemos en un top films como Titanic, Ben-hur o El retorno del rey (los más premiados con 11 oscars) lo más seguro es que nadie diese crédito a nuestra propuesta.

El Oscar ayuda a dar dimensión a los grandes iconos de la gran pantalla pero las leyendas se forman por unos factores ajenos al Oscar. Para entender esto puede ser ilustrativo explicar una anécdota del film Casablanca, la 'película eterna'. En los años 40 los grandes estudios de Hollywood producían una cantidad enorme de películas y desde los platós y los despachos encadenar un proyecto detrás de otro sin descanso era la tónica habitual. Casablanca era una película más para la Warner Bros, hasta tal punto que los actores recibían el guión de las escenas del día pocas horas antes de rodar y el proyecto arrancó sin tener un final fijado de antemano. Por problemas de presupuesto y por una cuestión de contratos, la famosa escena final en el aeropuerto se tuvo que rodar en un único día: el avión era en verdad una maqueta porque no había dinero para pagar uno de verdad, y los actores eran en realidad enanos contratados a última hora para que en pantalla resultasen creibles las dimensiones del encuadre. Fue famosa la poca química entre Bogart y Bergman fuera de las cámaras, un pasotismo sobre todo por parte de ella: Bergman se pasaba todas las pausas del rodaje llamando a su agente para asegurar su aparición en el film Por quién doblan las campanas, la película que verdaderamente interesaba a la actriz sueca. Pues bien: Bergman estuvo nominada al Oscar por el film de Sam Wood, pero ese año la galardonada fue Casablanca. Obviamente, poco se podía imaginar Bergman, Bogart, Curtiz y todo el equipo del film que habían hecho casi a trancas y barrancas una de las piezas de arte que más veces se mencionarían a lo largo del tiempo.

The Artist y el devenir de su protagonista describen a la perfección la esencia de los Oscar: american dream, melodrama clásico, comedia adulta, nostalgia cinéfila e historia de superación personal. ¿Sigue vigente ese modelo, tanto en popularidad como atención de la crítica especializada, en el 2012?
En resumidas cuentas: ¿es el Oscar un premio relevante? Sí, pero en su justa medida. No lo es en exceso si pensamos en una industria que parece dirigida y construida con tal de ganarlo. Y es más importante de lo que muchos snobs o amantes del cine que discurre por los márgenes serían capaces de reconocer. Ni tan siquiera la Palma de oro, el León de oro o el Oso de oro son garantía de calidad, pero sí son un reclamo comercial (en menor medida, eso sí, que el Oscar), y de hecho son producto de la decisión de un jurado compuesto por poco menos de 10 miembros mientras que entre las filas de la Academia figuran más de 6.000 profesionales, año a año de nacionalidades y tendencias más heterogéneas.

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