jueves, 21 de julio de 2016

CRÍTICA | SUSANA (DEMONIO Y CARNE), de Luis Buñuel


SUSANA (DEMONIO Y CARNE), de Luis Buñuel
Nominación al Ariel a la Mejor Actuación Juvenil (Luis López Somoza)
México, 1950. Dirección: Luis Buñuel Guión: Luis Buñuel, Jaime Salvador y Rodolfo Usigli, a partir de una historia de Manuel Reachi Fotografía: José Ortiz Ramos Música: Raúl Lavista Reparto: Fernando Soler, Rosita Quintana, Víctor Manuel Mendoza, Matilde Palou, María Gentil Arcos, Luis López Somoza Género: Drama Duración: 85 min. Tráiler: Link Elección de Shaoran Nox 
¿De qué va?: Aprovechando una noche de tormenta, Susana se escapa del reformatorio en el que fue encerrada quince años atrás. En su errático camino se encuentra con una familia católica que posee una hacienda. La presencia de Susana alterará el devenir de todos los habitantes de la casa.


CRÍTICA XAVIER: Buñuel encadenó el rodaje de Susana (Demonio y carne) con el de Los olvidados, uno de los títulos más recordados y premiados del Cinoscar Summer Festival 2. El film que nos ocupa está lejos de los mejores títulos de su director, pero atesora todas sus credenciales: onirismo, crítica social y una trama plagada de símbolos que remiten al sexo, al machismo, al caciquismo más recalcitrante y a la represión de naturaleza religiosa. Susana (Demonio y carne) suma cine negro con vodevil (o, si se quiere, lo sublime y lo ridículo). Tal vez peca de cierto maniqueísmo, pero Buñuel siempre aminora su radicalismo en pos de una historia y de unos personajes con doble filo, abiertos a infinitos análisis. Lo más atractivo de Susana (Demonio y carne) es su apariencia de cuento envenenado: empieza cual película Disney, avanza provocando a diestro y siniestro, y al final los personajes reencuentran el equilibrio tras haber dejado a la superficie todas sus miserias. "Un mal sueño", que diría la criada beata que observa y mueve hilos en la casa donde habitan todos los protagonistas. Una interesante relectura de la femme fatale. Aunque apenas aparece citada en los estudios de la filmografía de Buñuel, Susana (Demonio y carne) atesora cierto atractivo, y su historia sigue siendo actual y punzante. ¡Ah! Y un consejo para los que tengan su oído acostumbrado al español de España: vean la película con subtítulos. ½


CRÍTICA RONNIE: Buñuel logra un abanico de estereotipos con los personajes de esta película, donde cada uno representa una actitud y reacción frente al sexo opuesto en una historia ambientada en el México postrevolucionario, de las haciendas y los núcleos familiares de antaño. Buñuel muestra un dominio del lenguaje cinematográfico único que usa con destreza para representar su propio estilo. La trama general de la película es interesante y en sus buenos momentos se agradece la denuncia general que realiza del sistema social de la época y que es aplicable hasta nuestros días. Las situaciones representadas como una clásico melodrama se complementan con la ironía y mordacidad de sus resoluciones. Todo el reparto destaca a su manera, pero Fernando Soler y Rosita Quintana manejan holgadamente sus protagonistas cautivando a la audiencia con sus papeles. Quintana, como Susana, representa la falsa inocencia de una mujer conocedora de las provocaciones que su erotismo produce, y sus compañeros de reparto masculinos representan aquella rudeza del hombre macho heterosexual, hambrientos de sexo y disponibles a cualquier cosa para devorar la fragilidad de la fémina.

CRÍTICA ISIDRO: Me encanta que el subtítulo de Susana sea Demonio y carne. En Francia le pusieron directamente Susana la impura. Y tiene toda la gracia porque Susana es la misma encarnación del demonio que con sus carnes suntuosas despierta la lujuria de cuantos se encuentra. Y adoro que la única persona que no le baila el agua a la inocente y casta Susana sea la vieja más beatilla del lugar, con sus "Ave María Purísima" y sus vade "restro" Satanás. No es el Buñuel más redondo con el que me he topado, pero se nota toda su habilidad en construir atmósferas malsanas. Susana es como Viridiana (porque las dos acaban en -ana, ejé), pero sus protagonistas son completamente opuestas. Y este díptico refuerza una filmografía que estoy deseoso por descubrir a tope. Buñuel mola, y Susana también. ½


CRÍTICA ALBERTO: Cuando hablamos de Buñuel, nos aborda cierto aire de consagración e intocabilidad, pues la maestría de uno de los genios claves del Séptimo Arte, demostrada a través de numerosas obras maestras, es innegable. Sin embargo, se desconoce la etapa que el realizador de Calanda pasó en México con producciones menores, aunque interesantes, de corte melodramático, muy cercanas a lo folletinesco. En esta carnal Susana advertimos un melodrama intenso, cercano al patetismo y contaminado por otras derivas audiovisuales muy alejadas de la esfera buñueliana y más próximas a la cultura latina. No obstante, entre las trabas de un guión repleto de cojeras y con personajes excesivamente exacerbados, cercanos a un tremendismo innecesario, se deja entrever un notable ejercicio de puesta en escena, así como ciertos anhelos críticos a la ruptura del sistema establecido, fermentado por ciertos patrones derivados de determinados ejes institucionales. Del mismo modo, la dureza de su reparto ayuda a contener las virtudes de unos personajes a veces en exceso caricaturizados, más que definidos de forma realista. El resultado final es dispar, bajo una base insuficiente se levanta un ejercicio bastante sólido, pero que se encuentra muy lejos de la magnificencia de un realizador de esta envergadura.

NOTA MEDIA del JURADO: ★★★½ 

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