LA PROPERA PELL (LA PRÓXIMA PIEL), de Isaki Lacuesta e Isa Campo
4 premios del Festival de Málaga. Sección oficial del Festival de Karlovy Vary. Clausura D'A e Inaguración Món Filmat
España, 2016. Dirección: Isaki Lacuesta e Isa Campo Guión: Isaki Lacuesta, Isa Campo y Fran Araújo Fotografía: Diego Dussuel Música: Gerard Gil Reparto: Sergi López, Emma Suárez, Àlex Monner, Bruno Todeschini, Igor Szpakowski, Mikel Iglesias, Greta Fernández, David Arribas, Pablo Rosset, Guillem Jorba Género: Thriller psicológico. Drama Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 21/10/2016
¿De qué va?: Tras casi nueve años desaparecido, Ana se reencuentra con su hijo Gabriel, quien había estado encerrado en un centro de menores en Francia con el nombre de Leo. La vuelta al pueblo, las charlas con su cuidador, las tensiones con su tío Enric, la complicidad con su primo Joan y los rastros de un pasado que poco a poco va recordando le marcarán profundamente.
Julieta y La propera pell, además de ser con toda seguridad las películas del panorama nacional más interesantes del presente año, comparten a la actriz Emma Suárez y entre ellas se establecen inesperados lazos. Si el film de Almodóvar contaba la pérdida de una hija, la obra que firman al alimón Lacuesta y Campo arranca con el reencuentro de un hijo, a la vez que ambas recurren a las elipsis para sumir al espectador en una tupida red de ambigüedades y dobles lecturas. Las coincidencias terminan aquí: si Julieta puede considerarse un drama insondable, La propera pell es un thriller psicológico que mantiene al espectador pegado a la butaca y cuyo drama aflora tiempo después de terminar la proyección, al intentar encajar todas las piezas que el film va dejando sabiamente por el camino. El conjunto se nutre de una fotografía en movimiento, una música cambiante, unos actores en estado de gracia, unos paisajes nevados que funcionan como metáfora de la conmoción que sufren sus personajes y un guión trilingüe, preciso como el filo de un cuchillo, que consigue cien minutos de puro desasosiego.
Lacuesta amplía su pulso documental y consigue aquí un hondo discurso sobre la identidad, la familia, la fragilidad y los dispositivos internos que unos y otros, por avatares de la vida o por imposiciones del destino, activan para atenuar un dolor que se intuye insoportable. El gran acierto de La propera pell reside en su capacidad para crear una trama que, si bien se acoge a ciertas convenciones del drama o incluso del terror, siempre se sitúa a medio camino entre la duda y la certeza, como si en sus entrañas se escondiera una bomba de emociones que durante todo el metraje promete iniciar su proceso de detonación. El misterio se desenmaraña por vía de la piel, símbolo de la fraternidad perdida, amenazada y posteriormente reencontrada. Resoluciones aparte, La propera pell convence porque, en la epidermis de sus diálogos y escenas, habita una tragedia sin paliativos, abrupta y atmosférica. Tan intensa que, como el escapista personaje que interpreta Àlex Monner, la audiencia puede optar por desenterderse de la trama y mudar de piel o bien entregarse a los recovecos de una historia tan descarnada. Quien escribe sigue atrapado y desea volverla a ver. Sin duda, la mejor película de Isaki Lacuesta.
Lacuesta amplía su pulso documental y consigue aquí un hondo discurso sobre la identidad, la familia, la fragilidad y los dispositivos internos que unos y otros, por avatares de la vida o por imposiciones del destino, activan para atenuar un dolor que se intuye insoportable. El gran acierto de La propera pell reside en su capacidad para crear una trama que, si bien se acoge a ciertas convenciones del drama o incluso del terror, siempre se sitúa a medio camino entre la duda y la certeza, como si en sus entrañas se escondiera una bomba de emociones que durante todo el metraje promete iniciar su proceso de detonación. El misterio se desenmaraña por vía de la piel, símbolo de la fraternidad perdida, amenazada y posteriormente reencontrada. Resoluciones aparte, La propera pell convence porque, en la epidermis de sus diálogos y escenas, habita una tragedia sin paliativos, abrupta y atmosférica. Tan intensa que, como el escapista personaje que interpreta Àlex Monner, la audiencia puede optar por desenterderse de la trama y mudar de piel o bien entregarse a los recovecos de una historia tan descarnada. Quien escribe sigue atrapado y desea volverla a ver. Sin duda, la mejor película de Isaki Lacuesta.
Para amantes de las películas con varias pieles.
Lo mejor: Todo su reparto. La escena del baile es de una planificación brillante.
Lo peor: Algunos la acusarán de arbitraria, aunque muchos de los flecos
que restan en suspense pueden resolverse en un segundo visionado.
que restan en suspense pueden resolverse en un segundo visionado.
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