'Por mi hija, mato'. Y no sólo eso: se es capaz de cualquier cosa. De eso, de las fronteras que el ser humano es capaz de cruzar por defender a los suyos, habla Prisioneros, película que confirma a Villeneuve como incipiente nombre en Hollywood y como uno de los directores más interesantes de la actualidad. El drama de un padre que busca a su hija desaparecida hasta debajo de las piedras no deja indiferente a nadie, e inevitablemente viajamos desde el patio de butacas hasta la locura y la lucha de un personaje carnívoro que quiere cazar a la presa que amenaza a sus crías. Hugh Jackman en la piel de patriarca desatado brinda un personaje de gran desgaste físico y emocional, uno de esos bombones que huelen a Oscar o que como mínimo son capaces de realzar toda una trayectoria (por si alguien dudaba de que tras los músculos de Lobezno no había un intérprete portentoso). A la espera de saber si Prisioneros se convierte en uno de los protagonistas de la presente temporada de premios (actractivos no le faltan), sí podemos decir que estamos ante uno de los thrillers más angustiantes que se recuerden. El componente trágico va difuminándose a medida que avanza la función y al final nos encontramos ante un thriller con gato encerrado, una resolución no esperada y una gran pericia para mantener a la audiencia en tensión durante más de dos horas. Villeneuve no sólo habla de la tragedia que supone perder a un hijo, sino que propone un laberinto narrativo en el que el dolor de los personajes acaba por intensificar el sufrimiento de todas las fichas del tablero. Ante tanta potencia dramática y tanta elegancia detectivesca, uno sale de la sala pensativo y saciado. ¿El problema? Como primo hermano del primer Fincher le sobra alguna carambola de más (la oscuridad de su epicentro va acompañada de una estructura llena de surcos, curvas y pistas falsas, algo que no facilita el libre discurrir de la historia). Con todo, es difícil ponerle peros a una sesión tan entretenida como intensa. Es más: es un film que sólo puede ponerse en duda y en el que sólo se detectan resquicios si la comparamos con otros títulos imposibles de mejorar con una premisa parecida (en Donosti muchos citaron el nombre de Mystic River). Puede que Prisioneros no aguante el paso del tiempo, pero es una de las películas norteamericanas más interesantes del año.
Para fanáticos de los rompecabezas complejos.
Lo mejor: Sus tensos duelos interpretativos, todos con Jackman como protagonista.
Lo peor: ¿No quedan cosas por resolver y personajes por los aires? ¿O se nos escapó algún detalle?
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Nota: 7'5
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