Todas las películas visionadas hoy martes en Sitges ponen de manifiesto lo difícil que es realizar una película visualmente imponente, con una estética única, y al mismo tiempo con una historia potente, sugerente y coherente. La tónica de esta quinta jornada ha sido la descompensación: por las distintas pantallas sitgenses han desfilado películas diferentes, pero todas ellas unidas por una clara intención por abrir la brecha de la polémica, casi todas con un desarrollo visual muchísimo más despampanante que el de sus guiones. Justamente la ganadora del año pasado, el ya clásico moderno Holy Motors, lograba ese equilibrio, y precisamente eso es lo que se le pide a la todavía ausente ganadora de este año (con permiso de las más interesantes del festival hasta ahora: We are what we are, Borgman y Coherence). Pero no desesperamos: quedan muchos días y muchos títulos por delante con posibilidades de alcanzar el podio.
Polémica 1: Only God Forgives. Y aunque la cinta de Winding Refn se había filtrado en la red este verano, las colas para asistir a la primera sesión han sido casi kilométricas. De ella, lo mejor que puede decirse es que obedece a la personalidad de su autor, con una tendencia por los colores vivos, una fotografía espectacular, una potente dirección de actores y una notable pericia para insertar elementos cómicos y violentos cuando el espectador menos se lo espera. El problema es que Only God Forgives es una película introvertida que fuerza el engranaje del Winding Refnde siempre hasta el punto de rozar el ridículo. En Only God Forgives todo se intuye milimetrado, forzado y pedante, algo incomprensible, ya que su línea argumental es tan mínima como grotesca. Los fans de Refn deberán reconocer que incluso viéndola con los mejores ojos resulta una tremenda decepción si tenemos en cuenta la filmografía del danés. Y los detractores del director, grupo al que siempre formó parte este blog, tienen una prueba difícil de refutar sobre por qué todas las cintas de Refn, pese a ser tremendamente originales, se desploman a mitad de metraje. Mañana mismo publicaremos una reseña más extensa de la cinta.
Polémica 2: Enemy. Sitges ya estaba avisada, porque la película revolucionó el gallinero de San Sebastián. El perfil de la película se amolda a la perfección al alma de un festival como Sitges. De Enemy hemos hablado largo y tendido en nuestra reseña y será mañana en los corrillos entre sesión y sesión cuando seamos conscientes del impacto que haya tenido la película entre prensa y público. Enemy es un 'film experiencia', un 'film reflexión' y un 'film misterio': no hay que perderlo de vista porque puede convertirse en uno de los títulos fuera de concurso más cacareados del festival. Lástima que Gyllenhaal, también ausente en Donosti, no esté en Sitges para comentar o confirmar las lecturas-teorías-símbolos-trampas de la singular película de Denis Villeneuve.
Polémica 3: L'étrange couleur des larmes de ton corps. En este caso, el blog no hizo los deberes porque no pudimos ver Amer, la anterior y también polémica cinta de los belgas Hélène Cattet y Bruno Forzani, aunque tras el visionado de su nueva propuesta nos podemos hacer una idea de cuáles fueron los motivos de tanto jolgorio. El título, casi impronunciable para algunos, no es más que un ejercicio surrealista dispuesto cual sucesión de escenas grotescas. La pantalla se llena de colores, texturas, fotografías y gritos (algunos ensordecedores: aplaudíamos cada vez que la película volvía a estar en silencio). El problema es que el argumento es mínimo y sus directores optan por un mundo abstracto que no facilita el seguimiento de la trama. Todo es ruidoso y exagerado, y aunque aspira a ser una pesadilla, el film termina por resultar una tortura para la audiencia. Como cortometraje o incluso mediometraje estaríamos hablando de un material de gran aportación: la obra que ha quedado es difícil de seguir, difícil de ver, difícil de recomendar y difícil de proyectar en los circuitos habituales. Olvidarla es casi una necesidad, aunque no descartamos que algunos la encumbren como obra casi maestra.
Polémica 4: A Field In England. Y más que polémica, descontento. Se esperaba mucho de Ben Wheatley, director de la celebrada y premiada Turistas, pero A Field In England ha resultado ser una propuesta totalmente diferente. El film cuenta los avatares de unos desertores de la Guerra Civil inglesa, y aunque juramos haber leído todos los subtítulos, tenemos que confesar que no nos hemos enterado de casi nada (y en vistas de esa desconexión, hemos optado por cerrar los ojos a conciencia). En blanco y negro y con un final cargado de psicotrópicos, su humor entronca con el de Monty Python, y formalmente parece, si la comparación no es demasiado atrevida, una Honor de caballería con más cachondeo. El público ha reido los chistes más escatológicos, pero la sensación es que nadie o casi nadie ha salido convencido de esta road movie sin rumbo ni punto de llegada. A la salida, el voto del público era casi unánime: una estrella del ranking de cinco posibles. Ha servido, eso sí, para hacer una pequeña siesta, que siempre se agradece.
Polémica 5: Wrong Cops. Otro fallo: no hemos visto todavía Rubber, así que Wrong Cops nos ha cogido por sorpresa y con la legaña en el ojo. La película, intuímos, es muy fiel al estilo de su director Quentin Dupieux: humor macarra e irreverente que no hay que tomarse muy en serio. Simpática descripción de unos policías que en lugar de trabajar para la ciudadanía se pasan el día elaborando música electrónica, gastando bromas a conductoras bien dotadas y haciendo chistes homófobos. Dupieux se dirige a su público, se autocita (los protas ven en la televisión la mencionada Rubber) y recurre a sus actores de siempre, por lo que es normal que en calidad de desconocedores absolutos del universo Dupieux la película nos haya chirriado un poco. Un divertimento pasado de rosca que seguramente recordaremos únicamente por la intervención de Marilyn Manson. Sitges se nutre de mitomanías, frikismo y exageraciones, por lo que la inclusión de Wrong Cops en la sección competitiva es del todo coherente. Cuidado: a algunos les ofenderá sobremanera la parodia de brocha gorda del film.
Polémica 6: Real. O directamente cachondeo, porque el film ha recibido tomates maduros por todos los frentes. La que se esperaba que fuese uno de los puntales de la sección oficial, pese a una premisa inicial atractiva y una primera hora de metraje bastante sugerente, termina siendo un manga rosa tan ampuloso, tramposo e irreal como las viñetas del género. La película riza el rizo cuando incluye sin venir a cuento un brontosaurio como culminación de la gesta amorosa de unos amantes conectados por unas máquinas médicas. Real se presta a la chanza y acaba víctima de sus giros y excesos, pero nos quedaremos con el mix entre Origen y ¡Olvídate de mi! que propone su primer tramo. Ya echábamos de menos títulos de ojos rasgados en Sitges: lástima que Real convenza más a las jovencitas seguidoras de las sagas románticas que a los verdaderos fans de la ciencia ficción. Tiene material suficiente para elaborar un remake más decente y con menos metraje: a mal tiempo, buena cara.
Y polémica 7: Vic+Flo Saw A Bear, film canadiense que se exibió en el escaparate de Berlín. Se trata de la crónica de unos personajes outsider que deciden esconderse del mundo: una lesbiana de 61 años con tendencia al desequilibrio, su novia bisexual y el psicólogo gay que vela por la salud de ambas. Como drama comedido y retrato de unos seres a la deriva funciona en casi todo momento. El problema viene a la hora de dar fin al relato: la película da un giro al horror incomprensible e injustificable que acaba desvirtuando tanto a los personajes como al tono sosegado pero atractivo de la propuesta. Sin ese atajo final a lo escabroso, el film no hubiese estado en Sitges, pero es precisamente ese detalle lo que le resta veracidad como ficción minoritaria. De esas películas que vistas a parte y con calma ganará enteros.
Dejamos para la crónica de mañana nuestra reseña de Hooked Up, que ha llegado a Sitges con la banda de 'primera película rodada íntegramente mediante Iphone' y un presupuesto de poco más 14.000 euros. A ella se sumarán los comentarios de The Congress, Open Grave y Cheap Trills, todas ellas a competición. En veinticuatro horas, nueva actualización desde la residencia oficial del señor King Kong.
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