Hace un tiempo que intento leer todas las versiones digitales de los periódicos más conocidos de España. Me gusta ver cómo una noticia se interpreta de diferente manera, cómo en muchos casos los periodistas copian expresiones o conceptos y cómo en otros casos se contradicen. Pero lo que más destaca es la figura del crítico de cine, muy diferente a como se entendía antes y a como la entiendo yo (y perdonen la automención). Porque... ¿qué les pasa a los críticos de cine de este país?
El crítico debe ser un transmisor de datos. Existen las críticas de cine objetivas, aunque pueda parecer una contradicción. El crítico profesional, además de tener criterio, debe ser el vehículo entre la película y el espectador, en ningún caso la estrella que se toma la libertad de endiosar lo que le gusta y dejar por los suelos lo que detesta. Hay demasiado crítico fatigado por el mundo: ¿para qué hablar de cine si no te atrae, no te gusta, no te entusiasma, no amas el séptimo arte? Entiendo que lo que te gusta, al repetirse semana tras semana, se convierte en oficio, y el oficio en obligación, y la obligación en tedio. Pero el respeto a los lectores debe estar por encima de todo: uno puede despedazar la película que quiera con palabras elegantes, que, aunque sean eufemismos, siempre resultarán más agradables que el insulto directo.
Entiendo que en una película participa mucha gente, que es un trabajo de equipo muy complejo, que hay muchísimas horas detrás de las imágenes. Uno puede mostrar su descontento con el resultado final, pero sin ofender a sus responsables. Eso es lo que hace Oti Marchante en El Mundo, un hombre enamorado de Ford que entiende que todo lo posterior a los años 60 ya no es cine. Ni qué decir de Carlos Boyero (en casa, familiarmente, Carlitos Lesbiano), que habla con desdén de 'los modernos', que a la mínima que puede habla mal de quienes le caen mal, que siempre enfoca sus reseñas en primera persona ('me ha gustado', 'me aburre', 'me provoca tal sensación': riqueza léxica, cero patatero). Pero ya no nos referimos a 'críticos' concretos: esto sucede a nivel general, desde las publicaciones más acordes con los gustos del público masivo (cítese Cinemanía: ¿cuatro estrellas a la superproducción de turno?), hasta las más culturetas (o sea, Cahiers du Cinema: ¿20 páginas para Malick y una para Almodóvar?; y Dirigido por...: ¿por qué los analistas siguen utilizando el texto como pretexto para hablar de lo que quieren o de lo que entienden?) o a las que combinan ambas vertientes (casi siempre mi favorita: Fotogramas, con escritos de autor, citas al lado más frívolo del cine y buenas entrevistas).
Antonio Gasset, ejemplo de crítica de autor con elegancia y mucho humor. Inolvidable su etapa al frente de Días de cine. |
Puede parecer una idea incendiaria, pero... ¿no vendrá la mala imagen del cine español provocada en parte por la propia crítica de cine? Porque si algunas críticas son indignantes, los comentarios de los lectores son la cereza del pastel. Y aquí no se salvan ni los diarios de derechas ni los de izquierdas (vaya usted a saber cuál es cuál). Se supone que casi nadie lee periódicos, pero si de esa minoría un porcentaje elevado habla pestes de nuestro cine quiere decir que la cosa va muy mal. Pero, claro... si uno insulta a uno y destripa al otro en sus reseñas, lo demás es resultado directo de la injuria hecha por los que en teoría entienden. Se habla de una politización del cine español; ¿para cuándo un debate sobre la politización de la crítica cinematográfica española?
Jordi Costa, crítico polifacético al que muchos le debemos descubrimientos de cine asiático, de terror y de animación. Pocos reivindican 'ese otro cine' que no llega a las salas. |
Por eso son tan importantes las redes sociales y los blogs. Democraticemos el medio. Si fallan los nombres prestigiosos, igual de interesante puede ser la opinión de un cinéfilo más o menos experimentado. Al final lo que importa es que la película sea vista: de poco sirve la obra maestra que se proyecta en dos salas y dura dos semanas en cartel. Los blogs son tan eficaces como las publicaciones oficiales a la hora de reivindicar títulos. Internet es una babelia de contenidos en la que hay cosas muy malas y otras muy interesantes. Digan lo que digan los puristas, a título personal me encantaría tener 'una cultura de wikipedia'. Nunca entendí los profesores que reniegan de las últimas tecnologías: 'el saber' unido a 'el saber que se sabe' es muy peligroso. Lo mismo ocurre con los críticos. Si un compañero bloguero defiende una película me intereso por ella igual o incluso más que si la defensa viene por parte de un nombre reputado.
Hablando de la crítica cinematográfica me acuerdo de los críticos de cine franceses que se dedicaron a la dirección cinematográfica. Desde la Nouvelle Vague hasta Olivier Assayas. El crítico que sabe lo que entraña una película, imagino, es más crítico con un film pero también más benévolo con sus posibles errores (que una crítica no debe evitar mencionar, claro está). En España eso no ocurre: tenemos los ejemplos de Daniel Monzón o Antonio Trashorras, pero son excepciones. Casos aislados. Nada que ver con la figura mediática, la estrella en la que se ha convertido el crítico español. Uno no lee 'una reseña': lee 'una reseña de'. Y vuelvo a la misma idea que sustenta y sustentará muchos de los escritos del blog: si para la prensa francesa su cine realiza una obra maestra cada dos semanas, la prensa local debería hacer lo mismo. Que los que sirven de ejemplo prediquen con éste. ¿Cómo puede un director ser profeta en su tierra si cuando va a Cannes o Venecia las únicas notas negativas vienen por parte de medios españoles?
Pero... ¡ay! Siempre que hablamos de la crítica estamos en territorio comanche, pisando tierra pantanosa. Al hablar de la crítica uno está haciendo crítica, quiera o no. Este blog ya habló sobre el concepto de crítica y es imposible no amarla y odiarla a partes iguales. La crítica es necesaria e inevitable. Pero de vez en cuando hay que hacer autoreflexión y redirigir la crítica a los que critican. Las películas no son intocables, los críticos tampoco.
3 comentarios:
me ha gustado mucho tu articulo , a mi me encanta el cine , voy yendo al cine de manera asidua (es decir minimo una vez por semana) desde que tenia 16 años ahora tengo casi el doble , asi que he crecido y podriamos decir que he madurado viendo peliculas, no entiendo de criticos por que prefiero leer las criticas de los usuarios o de los blogs que leo , asi que he llegado a la conclusion que el cine es el arte mas subjetivo que existe por que una escena de una pelicula o una pelicula en si pueden fascinar a uno o aborrecer a otro.Asi que sigo tu ejemplo solo leer aquellas criticas de usuarios que sean constructivas, en lugar de las de los criticos. Perdon por la retahila de palabras a la que puede que no encuentres mucho sentido , normal , ya que soy un bicho de ciencias y no de letras, ahora me largo a comprar tabaco.
Qué bien escribes y qué interesantes resultan tus posts! Si es que me pongo a leerlos y llego al final sin darme ni cuenta. Y estoy totalmente de acuerdo contigo, por eso me interesan más las críticas de los blogs.
Saludos!!!
Lalo: me acabas de subir el ánimo en cuestión de minutos! Muchas gracias!
Selena: me alegra que coincidas en ese aspecto de los blogs. Los blogs están bastante desacreditados y no tendría que ser así.
Saludos y gracias por comentar!
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