A Lady Sydonia: ahora sabré si de verdad lees el blog o no... :)
Will Gluck estrenó el año pasado Rumores y mentiras (Easy A), una de las mejores comedias norteamericanas recientes. La clave del éxito de aquella película era su tono gamberro a la par que juvenil, con algunas licencias de más respecto sus recatadas compañeras de género. Con derecho a roce (Friends with Benefits) es su tercera película, y había ganas por comprobar si el salvajismo moderado de Rumores y mentiras podía trasladarse a una propuesta romanticona, aparentemente femenina, sospechosamente tontorrona. Señores, lo ha hecho. Al menos en parte. Con derecho a roce es deslenguada y cruza algunas fronteras bastante interesantes: no había visto nunca en un film de semejantes características a un tío comentando a su compañera de sexo 'lo difícil que resulta orinar cuando se tiene una erección'. También agradezco que el secundario homosexual que interpreta Woody Harrelson sea por primera vez el amigo de él y no de ella, y que no siga el patrón del clásico amanerado. Hasta aquí todo parece dinámico y nuevo. Lástima que la segunda parte de Con derecho a roce vuelva a la tontería de toda la vida, esa que resulta efectiva y que aunque siempre criticamos nos acaba gustando. Vaya, que Gluck ha vuelto a hacer de las suyas: Rumores y mentiras era una película adolescente que desmontaba a su vez los patrones de ese subgénero de la comedia yanki, y Con derecho a roce viene a ser y a hacer lo mismo con la romantic comedy clásica. La esencia del film está en una referencia del guión a Nora Ephron y una cita directa a Pretty Woman: Con derecho a roce aspira a ser rompedora, pero siguiendo las reglas para poderse adaptar a los gustos de la audiencia americana. Un toma y daca, un quiero y no puedo. Un casquete, pero rapidito. Pero si son de los que evitan los romances pastelones, Con derecho a roce les hará más bien que mal. Porque Mila Kunis, que con solo dos películas ya se ha ganado la fama de 'estirada', tiene mucho gancho (¿por qué Timberlake sale más veces desnudo que ella? ¿habrá firmado en el contrato alguna cláusula mojigata?). Y porque el imberbe Justin Timberlake, ahora 'actor que canta' en lugar de 'cantante que actúa', pasa el examen con nota. Con roces y retozos, deja vus y momentos chispeantes. Vale la pena.