martes, 12 de julio de 2011

HARTOS DE LA CARTELERA VERANIEGA

La semana que viene sucederá en la taquilla española un hecho que merece ser reseñado. La mayoría de películas que figuren entre las más vistas serán secuelas o precuelas, en todo caso premisas, argumentos, personajes, historias que en su día ya tuvieron un antecedente en la cartelera. A la tan esperada última entrega de Harry Potter (que, atención, es la octava película de una saga de siete libros) hay que sumarle Cars 2, Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!, Kung Fu Panda 2, Transformers 3, X-Men: Primera generación y Piratas del Caribe: en arenas misteriosas. Eso abre varias vías de debate. En primer lugar, la confección de la oferta de cine veraniego se demuestra cada vez más pobre y la major de turno prefiere seguir rentabilizando sus gallinas de los huevos de oro que crear otras franquicias. En segundo lugar, el público adolescente, el perfil potencial de espectadores de estas películas, no puede abarcar tanto en tan poco tiempo, y eso acaba dando cierto aliento a las descargas 'alegales'. En tercer lugar, el espectador más o menos cinéfilo, que acude al cine una vez al mes, rechaza tales ofertas conscientes de que el target de esas películas no es el suyo de aquí que en paralelo figuren éxitos del llamado 'cine adulto', este año representado por Un cuento chino, Pequeñas mentiras sin importancia o la resistente Midnight in Paris (aunque también hay sonados fracasos como los de Blackthorn o Win Win).  En último lugar, hay que destacar que el verano sirve para estrenar, más bien para colar de tapadillo aquellas películas que en su día no se comercializaron y que ahora salen de los almacenes de las distribuidoras, a imagen y semejanza de las tiendas de ropa que quieren liberar stock durante las rebajas estivales: de esta forma, en pequeños cines de las capitales podrán verse estos días películas muy interesantes como Betty Anne Waters, El hombre de al lado, Mammuth o La prima cosa bella. Y con todo esto nos preguntamos: ¿no existe un modelo de distribución y proyección más coherente? Ni la película más comercial, aunque venga auspiciada por una gran campaña de promoción, ni que recurra al cada vez más debilitado 3D, logra tener unas cifras decentes. ¿No se dan cuenta de que tanto el espectador ocasional que acude al cine con la excusa de las vacaciones como el fiel de todo el año pierde con este sistema? ¿Para qué proyectar Transformers 3 en 3 salas de un mismo cine si a la semana siguiente el mago británico acaparará esas pantallas? No se engañen: los superhéroes amasan mucho dinero, pero no tanto como hace unos años (y no sólo por culpa de Pelisyonkis y similares). Lo más sensato es quedarse en casa, regular el aire acondicionado y programarse sesiones a la carta con dvds y canales temáticos públicos o privados. Porque, y eso es lo peor, las cintas que no son secuelas también se parecen sospechosamente a otras historias: ¿acaso Blitz, Algo prestado o Sólo una noche no se parecen a esa típica peliculilla que hemos visto miles de veces? No animan ni la playa ni el tiempo libre: que venga septiembre, porque más de uno ya está harto de la cartelera veraniega.