martes, 19 de mayo de 2009

SICKO 5'5 / 10

Con sumo retraso y sin ningún tipo de promoción, Sicko, el último dardo envenenado de Michael Moore, ha llegado a las salas españolas. Moore, menos protagonista de lo esperado, continúa siendo la estrella en un documental que radiografía con más o menos atino el sistema sanitario de los Estados Unidos, destapando sus desigualdades, verdugos y víctimas. El director no se desvía de su discurso: en Sicko, el verborreico y regordete artista critica a Hillary Clinton, George Bush o el cupo de aseguradoras médicas, empresas regidas por funcionarios y no por médicos. Tras la crítica, entre cruda y socarrona, Moore enseña su flaqueza: una mirada de turista bastante naïf y una visión idealizada del sistema médico de Francia, Canadá, Gran Bretaña o Cuba (no todo es tan bonito como nos quiere pintar el astuto Moore, aunque la reflexión funciona). El director, relegado a la actividad de recopilar información y testimonios, culmina su obra con un final norteamericano y sensacionalista: cual reality show, los héroes del 11-S y otros enfermos reciben atención médica gratuíta en un hospital cubano. Moore, egocéntrico, cree poseer la verdad, pero sus gritos y bromas son tan necesarias como discutibles. Moore triunfa y convence.


Sicko demuestra las dotes cinematográficas de Moore, más allá de las filias y fobias que despierta la persona que esconde el personaje (o el personaje que esconde la persona). Moore domina el tempo cinematográfico, cambia de registro hilando temas e imágenes, realiza un film variado y variopinto con una coherencia de mensaje y estilo indiscutible. Con Sicko, el realizador sube a la categoría de cineasta indiscutible: existe una fórmula Moore y los espectadores que visionan sus películas conocen de antemano lo que el director sabe y puede ofrecerles. De aquí que Sicko, sin deslumbrar, no decepcione y se preste a amables revisiones. Moore demuestra ser un yanki que, aun utilizando técnicas narrativas de la televisión y el cine estadounidense, detesta todo lo que se relaciona con los Estados Unidos. La apareciación es importante porque todo apunta a que, aunque Bush ya no esté en el poder, las obras de Moore continuarán teniendo sentido e interés. Su próxima película, y si los distribuidores no nos lo impiden, nos sacará de dudas.