

Doris Dörie, desde una narración aparentemente blanca, habla de la sociedad materialista, expone la necesidad de cuidar de nuestros mayores; a partir de una historia de amor, culpabilidad, enfermedad y viajes físicos e interiores, desnuda nuestro estado de opulencia, denuncia la corrupción de una especie vampirizada por el trabajo y las apariencias, propugna un regreso a lo íntimo porque todo pasado fue mejor (los protagonistas aseguran no conocer a sus hijos) y porque lo moderno, con sus rascacielos y sus habitantes frustrados, nos aleja de la felicidad. La racionalidad de la gran ciudad crea seres irracionales, por eso el relato recompensa a la amiga del protagonista (el dinero heredado la hará más fuerte frente a las desigualdades del sistema) y no a los hijos que, demasiado centrados en trabajar, no se dan cuenta que carecen de posesiones, vida y espíritu, que traicionan a su propia naturaleza, que el bastón siempre espera escondido tras la puerta (la culpabilidad del padre encuentra expiación; la culpabilidad de los hijos, no). Dörie aparece aquí como una purista, heredera de Yasujiro Ozu o Ingmar Bergman y seguidora de los escenarios de Lost in translation o Babel. Cerezos en flor, pese a estar rodada en cámara digital, es y quiere ser una pieza clásica, austera y contemplativa; una encrucijada entre oriente y occidente; una narración plagada de símbolos y pequeños detalles. Dörie explora la senda contraria a la de, por ejemplo, Isabel Coixet o Krzysztof Kieslowski (más grave, menos ligera), y se desliga de los esquemas de las tragedias clásicas, por concepto exageradas y rocambolescas. Pese a esto, Dörie peca de poeta y, en ocasiones, aporta más información de la necesaria y fuerza la historia en pos de su mensaje (sin ser pesada, dos horas de metraje son siempre largas). Tics explicativos a parte, el film es un refugio que entretiene y purifica. Muy satisfactoria.

3 comentarios:
Esta es una pelicula q tenia muchas ganas de ver, pero entre q sus pases en el festival de Valladolid me venian horribles, y q no voy al cine desde hace eternidades porque vivo estresado por los examenes... pues aqui me tienes! T___T
Sin embargo, la vere! Lo juro!
Un abrazo!
Xavier, yo como buena zonza que soy a veces la he empezado a ver y la dejé a pesar de que desde el vamos me atrajo, pero es que el tema que parecía abordar me dio miedito, ando tan sensiblota últimamente. Ahora me le animaré porque veo que va más allá del tema de la muerte, las despedidas finales, etc. Gracias!
Acabo de verla XAvi, y concuerdo en todo lo que dices... ya me quedé sin reseña que hacer!!! jajaja incluso ahora que te releo eso de "Dörie aparece aquí como una purista, heredera de Yasujiro Ozu o Ingmar Bergman y seguidora de los escenarios de Lost in translation o Babel" es tal cual pensaba al momento de verla!.
Incluso también concuerdo en la longitud de las dos horas que si bien son muy llevaderas de por sí tiene momentos de por más contemplativos que quizá podrían haberse acortado...además de ciertos golpes bajos que me parecieron innecesarios pero muy buen film.
Por cierto veo que hablarás en la semana del cine francés de Amelié y bleu!!!! espero con ansias leer sobre ellas!.
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