miércoles, 15 de mayo de 2013

Crítica de MI QUERIDA SEÑORITA, de Jaime de Armiñán

Identidades, realidades
MI QUERIDA SEÑORITA, de Jaime de Armiñán (España, 1971)
¿De qué va?: Adela Castro vive soltera en una ciudad de provincias. Aunque tiene más de cuarenta años nunca ha intimado ni con un hombre ni con una mujer. De pronto se sentirá atraída por la joven Isabelita, la chica que sirve en su casa. Al mismo tiempo, un antiguo amigo de la mujer le ofrece a Adela la posibilidad de una nueva vida en pareja. Adela se siente paralizada ante las dudas. Es entonces cuando descubrirá que sus problemas no se deben a su físico poco agraciado: en realidad es un hombre.
Palmarés: Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Premio al mejor actor para José Luis López Vázquez en el Festival de Chicago 1972. Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo al mejor actor y al mejor guion del año 1971. Sant Jordi a la mejor película española y mejor actriz protagonista (Julieta Serrano). Cuatro premios del Círculo de Escritores Cinematográficos de España: mejor actor, mejor actor de reparto (Antonio Ferrandis), mejor guion y mejor director.
El dato: Aunque la crítica dividió sus galardones entre Españolas en París y Nada menos que un hombre, Mi querida señorita fue aplaudida unánimemente, sobre todo por la interpretación de López Vázquez. La película, con guion y cameo incluido de José Luis Borau, era la primera cinta nacional que trataba el tema del hermafroditismo. Pese al tema espinoso, metáfora de la nueva España que despertaba hacia otros tiempos, la censura fue permisiva y la película alargó su paso en los cines durante muchas semanas. Por ese entonces Serrano era una actriz debutante, mientras que López Vázquez fue en todo momento la primera elección del director. De Armiñán repitió candidatura al Oscar nueve años más tarde por El nido y durante los años 70 fue popular por la serie de televisión Juncal.


Valoración: Adela ha nacido con un código de valores tradicional. Ha aprendido a callar, a seguir modelos, a acatar órdenes, a dar la espalda a sus sentimientos, a reprimir sus verdaderos instintos. Adela es la simbólica España de posguerra, despiadada y adormecida, pobre en lo económico pero también de espíritu. De Armiñán firma en Mi querida señorita un cuento simbólico que la censura no entendió, por fortuna. Un país de chismes y pueblos, de ciudades en expansión. Mi querida señorita es una película que inspira verdad y respira tertura gracias a sus intérpretes, en especial a José Luis López Vázquez, actor de raza y de intuiciones, sin más manual que sus tablas: le honra haber aceptado e interpretar con tanto mimo un personaje (ella en la primera parte, él en el segundo tramo) que en manos de otros hubiese caído en la comicidad más burla (porque precisamente por ser un excelente cómico, por aquello de que la comedia es muy seria, Vázquez demuestra que los grandes actores de drama son siempre los profesionales que se han curtido en el arte de hacer reir). En pleno 2013 la película puede resultar un poco mojigata, pero hay que comprender el peso de la época y el riesgo sostenido al que podían enfrentarse sus responsables. El caso de Adela sigue pareciéndose muchísimo a lo que ocurre hoy en día en muchísimos otros lugares del mundo. No es tanto una película de sexualidades como de identidades, busca la reflexión y evita el morbo. Un clásico de nuestro cine, de gran valor didáctico e histórico.


Para conocer el mejor cine español.
Lo mejor: López Vázquez, enorme.
Lo peor: Ahora tal vez puede parecer una historia más ingenua.

Nota: 7'5

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