miércoles, 20 de mayo de 2009

ANTICRÍTICA DE ANTICRISTO

Este Festival de Cannes ha venido marcado por la polémica. Las plateas, divididas; los periodistas, dubitativos; y los cinéfilos, ansiosos por ver el por qué de tanto revuelo. No se ha salvado nadie: ni Almodóvar (cosa lógica) con sus abrazos, ni Amenábar con su peplum metafórico, ni Von Trier, galán del norte, enemigo de la concordia y aliado directo de la provocación... y ahora del diablo. Algunos críticos detestan la figura del fan, pero se olvidan de que ellos viven gracias, por y para el cine, que ellos fueron fans en su tiempo y ahora, enfrascados en una actividad casi mecánica, observan reticentes todos los autores que los bloggeros aman, defienden. De aquí que se deba tomar con cautela los epítetos de algunos cronistas: si Thrist es 'moderna'; Bright Star, 'ligera' y 'clasicista'; y Kinatay, 'violenta' y 'espesa', ello no significa que estemos ante películas malas, más bien ante estilos diferentes. Para eso estan los festivales: ver mucho y muy variado. Cannes '09, por lo tanto, está funcionando a pleno rendimiento.



Las primeras reseñas han llegado, para sorpresa del cinéfilo, a las portadas de muchos diarios: si la gente no conoce a Von Trier es su problema porque el revuelo montado acerca de Anticristo es noticia. Y de aquí derivamos otro error: las noticias tienen que ser provocadoras e hirientes, atractivas... aunque ello implique desligarse de la realidad, deshumanizar la tarea del periodista. Looking for Erik, una de las propuestas más ovacionadas, es 'buena' según muchos medios porque se presentó el mismo día que Anticristo. Las comparaciones son odiosas porque tan egocéntrico, personal y discutible es Von Trier como Loach. Pero la crítica ya está hecha y las palabras, que nos seducen y manipulan, descargan sobre los lectores su poder, su rotundidad. No dejen engañarse: esperen a corroborar dichas opiniones en la sala de cine, sin importar quién haya ganado la preciada Palma de oro. No dejen manipularse: Von Trier es un manipulador, pero quienes le rodean no se quedan cortos. De hecho, el arte debe provocar por naturaleza, coleccionar aplausos e insultos, sentir las historias desde las entrañas y disfrutar con su recuerdo. Lo mejor que le podía pasar a Von Trier ha ocurrido: ahora todos queremos ver ese 'bodrio' de sexo, sangre y psicoanálisis. ¿Quién a jugado con quién: Von Trier con nosotros o nosotros con él? Sea como sea, España exhibirá el film en su versión no censurada (sí, los países mojigatos tendrán su versión católica). El juego se amplía.



La división (nunca comparable a una resta) aún tiene futuras y sabrosas víctimas: las esperadas propuestas de Haneke y Coixet entre otros. Pero venga quien venga, este festival es de Von Trier, cosa curiosa porque el danés viene capitaneando todas las ediciones del festival galo desde 1984 y su El elemento del crimen. A juzgar por Europa o Epidemic (la escena de la hipnosis no tiene desperdicio), era cuestión de tiempo que Von Trier realizara un film de terror puro y duro, aunque todas sus películas son a su manera cuentos perversos, sociedades diabólicas que aprisionan a sus protagonistas (¿no es Von Trier el propio reo, el alter ego de sus sufridas heroinas?). Von Trier habla del héroe problemático en la ficción y él mismo es el cineasta problemático en la realidad. Trier estuvo deprimido y nosotros debemos perdonarle: amar un artista implica disfrutar con sus errores, saborear sus excesos y celebrar sus aciertos. Criticar, sí, pero con corazón y cerebro. El verdadero 'anticristo' ha sido la crítica especializada, las palabras insultantes de algunos cronistas. Por ello, esto es una anticrítica de Anticristo (o una crítica de las críticas del film), una reflexión sobre cómo vemos el cine y cómo lo analizamos. Trier ha triunfado... solo falta que lady Huppert, dama de hielo, corone su nombre y ponga las cosas en su sitio. Sea como sea, Anticristo es la película europea del año. Esto no ha hecho más que empezar...