Ahora que muchos multicines han decidido proyectar partidos de futbol, Ken Loach nos recuerda que el balonpié es la principal afición de la clase obrera. Cantona, ídolo de antaño, es el semidiós de un cartero agobiado e infeliz. Loach declaró en una rueda de prensa que el futbol es mejor que el cine porque en el cuadrilátero de hierba nunca se sabe lo que puede pasar. La frase es cierta, pero solo aplicada al cine de Loach: lo que en su día fue una marca distintiva, ahora es una incansable fábrica de relatos previsibles, agridulces en su mayoría. Buscando a Eric respira, admira y copia todo lo visto en Ken Loach, y aun así, es una de las jugadas más agradables de este portero incansable. Más alegre que en otras ocasiones, su director y guionista, pareja de juego de provada eficacia y fidelidad, se permiten algunas licencias inusuales como algún flashback, momentos de comedia serena, un inevitable encuentro con el romance o algún coqueteo con el realismo mágico (Cantona es fantasma, personaje, metáfora y protagonista, además de productor ejecutivo, aunque esta tarea quede bien disimulada entre bastidores). El resultado final no se aleja demasiado al de una Mi nombre es Joe futbolera, con un arranque estimulante y un final discutible, risible, siempre acorde con lo agradable, aunque, como los partidos mediocres, no llegue a convencer. Si algo merece ser recordado de Buscando a Eric es la gran interpretación de Steve Evets, el verdadero ídolo de Loach y el auténtico motor de dos horas bastante entretenidas. Los ingredientes son los mismos y el nivel ni sube ni baja: se mantiene. Según como se mire, el partido se resuelve con una victoria o con una derrota. A título personal, hay éxito, pero no goleada. La misma pregunta de siempre: ¿para cuándo la obra maestra definitiva de Ken Loach? Habrá que esperar a la liga del próximo año. ¿La maldición de los octavos?
Uno de los puntos débiles de los guiones de Paul Laverty es la inestable convivencia de varias tramas de calado distinto. Hay densidad pero no solidez en casi todos los trabajos de Loach, y ello se debe a querer abarcar mucho en un tiempo limitado. De esta forma, Buscando a Eric quiere ser un affair entre mayores, una trama de narcotráfico, la historia de una admiración transformada en locura y un documental de la clase trabajadora inglesa. Realismo social y realismo mágico se dan cita en una película que, como sus predecesoras, mima la mezcla a riesgo de diluir la verdadera historia. No se admiten tarjetas amarillas porque todo funciona, aunque no llegue a casar una pelea final entre unos aficionados muy edulcorados y unos mafiosos casi estúpidos. Da rabia que el notable no sea alto: en algunas escenas, Loach parece dispuesto a ofrecernos un hat trick que al final se evapora en clichés del género, de su propio género y estilo. Si entendemos el film como un encargo de Cantona, quien pidió y animó a realizar el proyecto, el film supera con creces las expectativas. Una contradicción... también un cine con personalidad y corazón. Y pese a todo, una de las cintas más singulares del 2009. Una película que aporta buenas vibraciones, una virtud nada desdeñable en tiempos de Ronaldos, Messis y otros futbolistas, más bien ídolos, del montón.
3 comentarios:
Me dan ganas de verla únicamente por Eric Cantona. Loach no es de mis favoritos y la denuncia social con el realismo mágico no parece una combinación muy acertada. Cuando la presentaron creo en el festival de Berlín me dio la impresión de que era una comedia.
Es muy buena. De esas películas que sales totalmente satisfecho del cine. No he visto casi ninguna película de Loach. Asi que no ppuedo compararla con el resto de peliculas de su filmografia.
Saludos.
le tengo muchas ganas a esta peli, Loach no suele defraudar. Gracias por recomendarla.
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