miércoles, 5 de septiembre de 2018

CRÍTICA | CARMEN Y LOLA, de Arantxa Echevarría


Pájaros de extrarradio
CARMEN Y LOLA
Festival de Cannes: Quincena de Realizadores
España, 2018. Dirección y guión: Arantxa Echevarría Música: Nina Aranda Fotografía: Pilar Sánchez Díaz Reparto: Rosy Rodriguez, Zaira Morales, Moreno Borja, Carolina Yuste, Rafaela León Género: Drama Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 07/09/2018
¿De qué va?: Carmen es una chica gitana que está a punto de casarse. Lola, en cambio, sueña con ir a la universidad y dibuja graffitis. Las dos ayudan a sus familiares en los puestos de un mercado ambulante. Pese a los obstáculos, las chicas se enamorarán.




Hay películas que parecen sencillas sin serlo. Carmen y Lola es un ejemplo. En pantalla todo es verdad y espontaneidad, y eso es posible porque Arantxa Echevarría ha empatizado con sus personajes y con sus realidades. Echevarría, intuimos, ha pisado muchos mercadillos, ha tomado muchos cafés con muchas jóvenes gitanas y ha escuchado los testimonios de unos y de otros, asimilando su jerga y sus gestos, su idiosincrasia y su música. En esencia, su manera de entender el hombre, la mujer, la familia, el amor. El mundo, en mayúsculas. Todo ello lo hace con sinceridad, de tú a tú, sin ojos de turista o de persona que observa una comunidad determinada desde una atalaya. Y la franqueza, en el cine, siempre tiene premio. 


Desde su primer plano, Carmen y Lola se despoja de prejuicios para seguir el día a día de dos jóvenes gitanas que viven en la periferia madrileña. Carmen está enamorada de su novio y planea casarse en poco más de un mes. Lola quiere ser profesora y teme expresar su homosexualidad. El destino las une. Las dos coinciden, se miran, fuman y quedan con encontrarse al día siguiente. La llama prende y la película se transforma. Y una vez más, Echevarría demuestra hablar de sentimientos vividos, no intuídos. Por eso, cuando los primeros roces derivan en un inconmesurable cariño y los besos furtivos generan un desgarro en las personas de su entorno, el filme ya nos tiene atrapados. Consigue que todo lo que sucede en pantalla importa, signifique. Nos duela. O nos libere, como ese final que abre una puerta a la esperanza, aunque sin obviar la tragedia que, por desgracia, (per)sigue. 


Por todo ello, no cuesta definir Carmen y Lola como una de las grandes revelaciones del cine español de 2018. Ofrece un espejo en el que vale la pena reflejarse, sin importar razas ni condiciones. Todo, con hallazgos visuales, soluciones de fotografía y filigranas de montaje impropias de una directora novel. Nuestro apoyo lo tiene desde ya, y estamos plenamente convencidos que conseguirá las mismas adhesiones dentro y fuera de España, en salas comerciales, festivales y entregas de premios. Quien escribe ya le da varios Goya, aunque será difícil priorizar en el apartado de actriz novel entre Rosy Rodríguez, la vivaracha Carmen, y Zaira Morales, la introvertida Lola. A todos los miembros (o, como dirían algunos, "miembras") del equipo: gracias, felicidades y mucha suerte. 


Para los que entienden que hacer cine y ver cine es, ante todo, un ejercicio de empatía.
Lo mejor: Hace fácil lo difícil. El primer encuentro entre Carmen y Lola es pura magia.
Lo peor: Por poner algún "pero", puede que su impacto sea menor
 tras películas tan superlativas como La vida de Adèle


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