Nazis: lunares y lunáticos
IRON SKY, de Timo Vuorensola (Finlandia, 2012)
¿De qué va?: Hace más de sesenta años que acabó la Segunda Guerra Mundial. Lo que nadie sabe es que una pequeña legión de nazis sigue viva en el lado oscuro de la Luna. En un edificio con forma de esvástica, una curiosa profesora enseña los principios hitlerianos a las nuevas generaciones. Su novio, un general que aspira ascender, es el encargado de preparar un ejército potente capaz de destruir todo a su paso. El plan es volver a nuestro planeta y reinstaurar el orden, una idea que cambia cuando un astronauta negro lo descubra todo. Mientras tanto, en la Tierra la presidenta de los Estados Unidos permanece ajena a la invasión de este ejército nazi.
Reacciones del público de Sitges: De las diez sesiones a las que pude asistir, sin duda la de Iron Sky una de las más descacharrantes. En la cola para entrar a la sala muchos se referían a la película como 'la de los nazis en la Luna' y muchos aplaudieron en momentos clave como la primera aparición de Udo Kier (el público de Sitges valora muchísimo los mitos del cine fantástico: sucedió lo mismo con Sigourney Weaver y su escena en La cabaña del bosque). Las bromas sobre El gran dictador y La guerra de las galaxias también rompieron los audímetros. Fue la sesión menos silenciosa.
Valoración: Es evidente que ver una película en el contexto de un festival de cine o en una sesión en el multicines de al lado de casa es diferente. En el caso de Holy Motors deseo verla en la intimidad del cine ordinario, sin la masa propia de certámenes como Sitges. Pero con el caso de Iron Sky agradezco muchísimo haberla descubierto por primera vez en una proyección matinal sitgense. Una de las conclusiones o de las cosas que uno saca en claro tras asistir a los pases de Sitges es que hay una necesidad por un cine de serie B, películas que no se suelen estrenar y que casi siempre se quedan en el oscurantismo de la descarga. Ver Iron Sky entre un público de lo más entregado demuestra que a veces no hay malas o buenas películas sino audiencias y sesiones más o menos receptivas. Iron Sky es el nuevo grito de la comedia de terror nórdico tras Rare Exports: un cuento gamberro de Navidad y Zombis nazis, y se articula sobre un frikismo consciente de lo más cinéfilo: la película respira cine, homenajes, remixes y citas a tutiplén, y solo por eso la cinta ya resulta interesante. Con todo, Iron Sky es un cine que hace de la cutrez su máxima bandera y del humor heavy y absurdo su razón de ser, señas con las que no me siento identificado. No creo que hubiese aguantado de cabo a rabo Iron Sky si no hubiese sido por la mágica sesión que nos brindó el festival, iniciada con el, cómo no, excitado director de la película promocionando camisetas y animando a la platea a hacer preguntas tras la función. Mi problema con Iron Sky es una cuestión de tono, empatía o sentido del humor, algo muy subjetivo si se quiere. Porque si vamos a ponernos puristas, la película deja bastante que desear y su gracia precisamente es que sea así. Una ironía política que casi todos supieron captar, disfrutar, aplaudir y entender. En mi caso veo la crítica y medio sonrío en algunos momentos, pero me cuesta seguir una película de la que desconecto a la media hora. Su director la presentó como una obra de heavy metal y palomitas, y no me apasionan ninguna de las dos cosas. Sería fácil pero osado decir que es una mala película. Simplemente diré que es una obra a las antípodas de lo que por convicción o por costumbre defiende este blog. Si leen el argumento y creen que la idea es, con perdón, cojonuda, ya tardan en verla; y si creen que la premisa es una tontería de cuidado, aléjense.
Para los que soñaban con una sátira política friki
Lo mejor: El chiste sobre El gran dictador.
Lo peor: Su frikismo solo está al alcance de unos pocos fans.
Nota: 4
Tráiler:
No hay comentarios:
Publicar un comentario