España ha ganado cuatro veces el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. En total ha estado nominada un total de 19 veces, algo que nos convierte en el tercer país con más presencia en esta categoría solo superados por las potencias italiana y francesa. Además, desde que la Academia de Hollywood eligiese una primera lista de 9 candidatas, España se ha quedado dos veces a las puertas de la nominación con Volver y También la lluvia. Parece, en definitiva, que no nos ha ido tan mal como podría parecer al otro lado del charco. Qué motivó esas victorias, qué une a las películas ganadoras y cómo se gestó el premio en cada caso son cuestiones que se intentan desgranar a continuación.
VOLVER A EMPEZAR, de José Luis Garci
Oscar a la mejor película de habla no inglesa 1982
Título inglés: Begin the Beguine
Otras nominadas: Alsino y el cóndor de Miguel Littin (Finlandia), Via privada de Yuli Raizman (URSS), 1280 almas de Bertand Tavernier (Francia) y El vuelo del águila de Jan Troell (Suecia).
¿Por qué ganó?: Era la historia de un profesor exiliado ganador del Nobel que volvía a España en tiempos de democracia. La película habla de la España moderna y lo hace evocando el melodrama romántico clásico que siempre ha gustado a los académicos. Uno de los secretos del film fue unir elementos típicamente españoles (los paisajes asturianos, menciones al rey Juan Carlos, cita al equipo de fútbol Real Sporting de Gijón) con otros internacionales (citas y escenas situadas en Berkeley y Viena) que daban la imagen de un país abierto al exterior y parte importante del mapa europeo.
Comentario: A principios de los 80 el cine español vivía una auténtica revolución. El propio Garci veía su El Crack convertido en éxito de taquilla. En Hollywood también nominaron Carmen de Carlos Saura. Los festivales europeos nos aplaudieron con El sur (para muchos, lo mejor de Cannes 1983) y La colmena (Oso de oro en Berlín 1983). La bola de cristal y Verano azul paralizaron desde la televisión a todo un país. 1984 fue un año excelente con Las bicicletas son para el verano de Chávarri, Los santos inocentes de Camus (premiada en Cannes), Los zancos de Saura, Río abajo de Borau, Tasio de Armendáriz o ¿Qué hecho yo para merecer esto! de Almodóvar. Y a la movida de los 80, el desarraigo con el cine del destape y la convivencia con los autores consagrados se sumó una nueva ola de autores, entre ellos mujeres como Josefina Molina (Función de noche) o Pilar Miró (El crimen de Cuenca). En definitiva, el cine español estaba de moda, ganaba terreno dentro y fuera de nuestras fronteras. Volver a empezar, precisamente por ser un drama almibarado y hollywodiense, no sirve como representante del cine de su momento, si bien el Oscar fue simbólico y absolutamente deseado y valioso. Aún así, Volver a empezar no ha ganado la batalla del tiempo, la misma que ha inmortalizado a muchos de sus contemporáneos, y a día de hoy resulta un drama alicaído, sin fuerza, manido y rosa.
BELLE ÉPOQUE, de Fernando Trueba
Oscar a la mejor película de habla no inglesa 1993
Título inglés: Belle Époque (The Age of Beauty)
Otras nominadas: Adiós a mi concubina de Chen Kaige (China), Hedd Wyn de Paul Turner (Reino Unido), El banquete de bodas de Ang Lee (Taiwán) y El olor de la papaya verde de Tran Anh Hung (Vietnam).
¿Por qué ganó?: Si Volver a empezar se debía a un contexto, con Belle Époque sucede lo mismo. En este caso, Trueba representaba la nueva comedia madrileña con fugas al drama de época que ya funcionaban con bastante precisión en su El año de las luces y que eran la base de grandes obras como Amantes de Aranda. Belle Époque se vió beneficiada por un éxito cocinado a fuego lento: ganó el Oscar un año después de los Goya, su paso por los cines españoles se eternizó largos meses, la película tuvo en el Festival de Berlín su mayor trampolín y antes de ganar el Oscar (marzo de 1994) la película ya se había estrenado en Argentina, Alemania, Australia, Francia y la misma Estados Unidos, algo muy poco común hace veinte años. El Bafta ganado por Trueba fue su antesala del Oscar. Además, la película representaba para la Academia norteamericana una bocanada de aire fresco en todos los sentidos: la película no es tanto un film histórico como un vodevil de tradición yanki (Trueba dedicó el premio al 'dios' Wilder) con ecos de la mejor 'españolada' (Azcona firmó el guion), y fue la reunión más esplendorosa de todos los nuevos rostros del cine español (Penélope Cruz, Ariadna Gil, Maribel Verdú, Miriam Díaz Aroca, Jorge Sanz y Gabino Diego entre otros, todos ellos conocidísimos y queridísimos). Seguramente el hecho de que ese año coincidiesen tres películas asiáticas en la terna (El banquete de bodas ganó en Berlín y Adiós a mi concubina en Cannes: la competencia era de primera categoría) motivó una división de votos que benefició a la apuesta local.
Comentario: Belle Époque es una apuesta divertida y festiva de la que se podía extraer la imagen de una cinematografía con inventiva, capaz de reírse de sus propias miserias y de los episodios más tristes de su historia. Trueba situaba su película en una arcadia imposible, espacio del desenfreno, la libertad y el libertinaje. Puede que ahora Belle Époque resulte simplemente coqueta o un tanto timorata pero en su momento la escena en la que Jorge Sanz vestido de mujer besaba y bailaba con una Ariadna Gil ataviada con un traje militar fue una revolución, una parodia y una alteración de los prototipos sociales y cinematográficos. Una valentía que era una evolución lógica de las comedias de enredos Ópera prima o Sé infiel y no mires a quién y una madurez ya insinuada en El año de las luces.
TODO SOBRE MI MADRE, de Pedro Almodóvar
Oscar a la mejor película de habla no inglesa 2000
Título inglés: All About My Mother
Otras nominadas: La vida prometida (Este-Oeste) de Régis Wargnier (Francia), Himalaya de Eric Valli (Nepal), Solomon & Gaenor de Paul Morrison (Reino Unido) y Bajo el sol de Colin Nutley (Suecia).
¿Por qué ganó?: La victoria en Cannes fue una premonición de todo lo que estaba por venir. Un oro que supuso un orgullo nacional: no habíamos logrado tanto en suelo francés desde 1961 y la Palma de oro de Viridiana. Almodóvar llevaba dos décadas viendo cómo sus obras eran rechazadas sistemáticamente por el certamen francés, y tras unos 90 poco afortunados Todo sobre mi madre le reconcilió desde el minuto uno con el público (taquillazo español) y la crítica. Cannes fue el gran paraguas del film y la Palma de oro al mejor director (aunque ganó Rosetta, el presidente del jurado David Cronenberg confesó que su cinta favorita era la española) fue su gran aval. Antes de llegar al Oscar se había estrenado en medio mundo incluyendo Estados Unidos en la que sin duda fue la gran campaña promocional y de distribución jamás realizada por El Deseo, luego repetida hasta la última La piel que habito. Era imposible que ningún académico no hubiese visto el film. Y Todo sobre mi madre no dejó espacio a ningún film de habla no inglesa en la carrera al Oscar: el Independent Spirit Award, el National Board of Review, el Bafta, el Globo de oro y el EFA fueron suyos. Mayoría aplastante para una película arriesgada que homenajeaba a las grandes damas del cine estadounidense y se imponía como oda a la mujer en su máximo esplendor, en todas sus facetas, caras y aristas, con un recuerdo incluso para el lado femenino de todo hombre.
Comentario: Todo sobre mi madre fue la primera vez de muchas cosas, no solo del Oscar. Por fin se acallaron las dudas sobre el cine de Almodóvar: se realizaron retrospectivas de todo su cine dentro y fuera de Europa. Es la película que gustó hasta los que en su día detestaron profundamente su cine pop de los 80. Barcelona, el escenario del film, estaba de absoluta moda tras los Juegos Olímpicos. Almodóvar fue tendencia y no recibía tantos flashes desde Mujeres al borde de un ataque de nervios. Todo elogios para una obra maestra de nuestro cine que todavía ahora nos hace reir y llorar a partes iguales. En Hollywood, en París, en Madrid y en Estocolmo asistieron a algo nunca visto, genuino, rabiosamente trasgresor y personal, provocador pero arrebatador y dramático. Fue el inicio del almodovarismo más allá de los Pirineos. Y Hollywood no pudo traicionar la tendencia cinematográfica de ese año: su éxito coincidió con el premio de American Beauty, la cinta más malhablada y desenfadada de los últimos Academy Awards. 2000 fue el año de la ruptura, quién sabe si por la cuestión psicológica del cambio de siglo. ¿Las únicas voces disidentes? Algunos diputados y políticos barceloneses que decían que el film daba una mala imagen de la ciudad condal (prostitución, drogadicción, violencia callejera, pobreza), un mero pie de página más anécdota que verdadera polémica.
MAR ADENTRO, de Alejandro Amenábar
Oscar a la mejor película de habla no inglesa 2004
Título inglés: The Sea Inside
Otras nominadas: Los chicos del coro de Christophe Barratier (Francia), El hundimiento de Oliver Hirschbiegel (Alemania), Tierra de ángeles de Kay Pollak (Suecia) y Yesterday de Darrell James Roodt (Suráfrica).
¿Por qué ganó?: Se basaba en uno de los casos más mediáticos de la crónica social española: la reivindicación de Ramón Sampedro, postrado en una cama desde hacía más de treinta años, por morir dignamente. El factor popular fue decisivo para que el film llegase a recaudar más de 20 millones de euros en España. Y la popularidad de Amenábar tras Los otros y el convencimiento de estar ante la película local del año motivó que el film estuviese allá donde el cine español casi nunca llega: doble reconocimiento en Venecia, vista en Toronto y Nueva York, y estrenada en muchos países en enero de 2005. La eutanasia era y todavía sigue siendo un tabú, pero la Academia no solo entendió el drama de Sampedro sino que disfrutó de la doble historia de amor que propone la película, el mar metafórico del título y la solvencia del reparto (¿por qué será que nuestros films de Oscar son los más corales?) encabezado por el internacional Bardem. El National Board of Review, Globo de oro y Satellite Award dispuso una situación muy parecida a la de Todo sobre mi madre que al final se saldó con el mismo final feliz. La mayoría de películas triunfadoras primero se convierten en auténticos fenómenos en sus lugares de origen, y eso sin duda es lo que sucedió con Mar adentro. No hay que olvidar que 2004 fue el año del 11-M: La mala educación de Almodóvar tuvo la mala fortuna de estrenarse el viernes después del atentado y muchos quisieron ver en la crítica religiosa del manchego un ataque a ciertos cimientos patrios que además tenían como contexto un cambio de gobierno; por contra, Mar Adentro llegó a las salas en septiembre, iniciando el nuevo curso cinematográfico y con las ascuas apagadas. Y entre ellas, El 7º día decía mucho de cómo éramos y somos. Mar adentro, pese a todo, era la mejor película del año en la que convivían la España de provincias, supersticiosa, rural y pobre, con el país urbano, moderno y joven que intentábamos e intentamos ser. España fue noticia por motivos políticos y sociales en todo el mundo: Mar adentro era la buena noticia que necesitábamos.
Comentario: Amenábar tenía todas las de perder porque todos sabíamos desde Huelva hasta Figueres cuál era la historia original. Al director le pudo el respeto y la fidelidad (con ciertas licencias tanto poéticas como en número de personajes) a la esencia, la causa y la historia de Sampedro. Ahora podemos valorar Mar adentro con distancia, como ficción. Y el balance no puede ser más que positivo: un film emocionante que invoca a la muerte para hablar de la vida, que es un tributo y es un ejemplo (algunos aportes de guión forman parte de ese Amenábar adoctrinador que camparía a sus anchas en Ágora), que es un drama durísimo salpicado de una poética sublime (las ensoñaciones de Sampedro, sus huidas a la playa o el viaje que realiza de su caserío a Barcelona) y momentos de comedia finísima (todo el episodio con el cura que da vida Josep Maria Pou). Una película valiente que lo tuvo francamente complicado para llegar hasta el escenario del Kodak Theatre: el drama surafricano era más acorde con el tradicionalismo académico, las apuestas de Francia y Suecia son claramente material de Oscar, y la recreación histórica de Alemania corresponde a la tipología de film siempre susceptible de ser considerado en mejor film de habla no inglesa. Ganó Amenábar, y aunque el film tuvo una incidencia mínima en la taquilla estadounidense recogimos el premio de manos de la yanki más cañí: Gwyneth Paltrow. Todos contentos.
1 comentario:
Las sigo todas desde mi tienda vallas para piscinas y asi estoy al dia. No me pierdo una.
Saludos
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