martes, 12 de junio de 2018

CRÍTICA | LOS OTROS, de Alejandro Amenábar



Los otros somos nosotros
LOS OTROS (THE OTHERS)
Venecia: Sección oficial. 8 premios Goya, 2 nominaciones al Bafta, 1 candidatura al Globo de oro y EFA
España, 2001. Dirección, guión y música: Alejandro Amenábar Fotografía: Javier Aguirresarobe Reparto: Nicole Kidman, Fionnula Flanagan, Christopher Eccleston, Alakina Mann, James Bentley, Eric Sykes, Elaine Cassidy, Renée Asherson, Michelle Fairley Género: Suspense. Terror Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 07/09/2001
¿De qué va?: Isla de Jersey, 1945. Grace vive en una mansión victoriana con sus dos hijos, que sufren una enfermedad por la que no pueden exponerse directamente a la luz del sol. Los tres esperan el regreso del patriarca del frente de la Segunda Guerra Mundial. La llegada de los nuevos sirvientes trastocará la rutina implacable que rige el caserón, así como la débil estabilidad mental de Grace.



Quienes eran cinéfilos activos allá por 2001 saben que Los otros, desde la presentación de su rodaje hasta su victoria en los Goya, fue un fenómeno sin precedentes en nuestro cine. Dirigía el realizador joven con el mejor currículum de su generación, producía el actor más taquillero del planeta y protagonizaba la gran estrella del momento. Era, en esencia, la cúspide, en términos artísticos e industriales, del cine fantástico made in Spain surgido en los 90 por influencia norteamericana, pero de marcado carácter ibérico. Y ahora, olvidada su vorágine de taquilla y galardones, incluso la malicia de todos aquellos que relacionaron sus giros de guión con el boom anterior de El sexto sentido, alegra encontrarse con una película que, en todos los sentidos, ya es un clásico de su género. Probablemente el mejor gótico del siglo.


Los otros es una película inteligente. Gestiona su misterio con una pericia admirable. Todo su entramado visual obedece a una estudiada coreografía de luces y sombras para, cómo no, subir la tensión del respetable. Un ejemplo de cine de terror austero, sin sangre y con atmósfera, capaz de jugar con el espectador sin que éste se sienta en ningún momento engañado por los mimbres del género, algo que sucede con demasiada frecuencia en los "horrores" de estreno reciente. Tan recia que ni tan siquiera el propio Amenábar ha podido rubricar un título tan potente: ahí queda Regresión como intento fallido de evocar sus buenos tiempos como enfant terrible del cine fantástico. Con escenas y frases que quedarán para siempre grabadas a fuego para toda una generación de acólicos. Terry O'Quin, al término de Perdidos, confesó en una entrevista que su único deseo era que la serie, pasados los años, no resultara ridícula para el público del futuro. Amenábar podría decir lo mismo de su film insignia. Y en ambos casos, nuestro parecer es evidente: no sólo no es ridícula, sino que borda la maestría. 


Para todos aquellos que quieran tener una visión amplia del mejor cine de terror de este siglo.
Lo mejor: Una Kidman con porte de actriz clásica. 
Una de las mejores direcciones de fotografía de la historia del cine español.
Lo peor: Que haya espectadores que quieran buscarle tres pies al gato a su argumento.


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