Cinoscar & Rarities abre hoy la 6ª edición del Cinoscar Summer Festival, un certamen online que nació con la voluntad de compartir recomendaciones cinéfilas entre los seguidores del blog. Por el camino se han añadido los seguidores del grupo de facebook Cine del S. XXI, los oyentes de nuestro podcast, directores noveles que nos han enseñado sus trabajos y una lista variadísima de películas, de clásicos del séptimo arte a producciones muy recientes. Este verano, del 25 de junio al 30 de julio, el festival regresa, y lo hará con una amplia cobertura en nuestra web y perfiles en redes sociales, textos de más de 20 blogeros y una lista de jurados que ronda los 30 miembros.
Este 2018, el gran protagonista del CSF es el cine del S. XXI, con 30 películas a concurso producidas entre 2000 y 2009. Desde el pasado septiembre, hemos dedicado podcasts y entradas al cine de la primera década del siglo presente, casi siempre prestando atención a aquellos títulos más comentados, premiados y taquilleros del periodo. El Cinoscar Summer Festival pone punto y final a ese recorrido, en esta ocasión para debatir sobre 30 películas venidas de Europa, Asia, América, África y Oceanía, un recorrido que nos permite bucear en cinematografías menos visibilizadas, autores no siempre reivindicados y temáticas de todo tipo.
Por ello, es interesante acercarse a las ficciones del festival analizando qué imagen del mundo se desprende de todas ellas. Es imposible no ver en la sección oficial un reflejo de las constantes temáticas y estilísticas contemporáneas, de las preocupaciones sociales y políticas de nuestros tiempos. También, cómo no, de las evoluciones técnicas y tecnológicas de un arte que recientemente ha quedado transformado por el poder del digital. Las 30 cintas elegidas son una constancia heterogénea de cómo somos y hacia dónde vamos, y probablemente en ellas el espectador encuentre parte de las respuestas y los retos del futuro. Se trata de reivindicar el cine, en definitiva, como un arma poderosísima de expresión y de reflexión, un medio de comunicación y un puente de debate.
No es casualidad que los títulos de inauguración y clausura del festival sean un perfecto resumen de la efeméride más importante de nuestro periodo: el atentado del 11-S y todas sus consecuencias (el nuevo terrorismo, la paranoia proteccionista del Primer Mundo, el recrudecimiento de ciertas políticas migratorias, el auge de determinados partidos de extrema derecha, etc.). En Margaret, Kenneth Lonergan bucea en las huellas de esa tragedia, y de ella se extrae una emocionante historia de culpabilidad social, contrariedad adolescente y debacle familiar, siempre con Nueva York como contexto y como texto. En otros términos, aunque coetánea en tiempo y preocupaciones, opera Dogville de Lars von Trier, un implacable estudio de la condición y la violencia humana, tocada por las matanzas de Columbine y de las Torres Gemelas, capaz de unir cine, literatura, teatro y experimento performativo con el objetivo, no sólo de sacudir las conciencias de la audiencia, sino de poner patas arriba los límites del séptimo arte, convertido en estas dos décadas en mero "generador de contenidos".
En paralelo, la vieja Europa ha sufrido una de las crisis económicas más crueles de su historia. Puede decirse que en apenas unos años hemos pasado de la "euroeuforia" a la debacle, una alienación que comparten todas las películas de la selección. La española En la ciudad sigue a distintos personajes de una misma generación para mostrar el vacío, la soledad y las mecánicas de unas relaciones humanas basadas en la mentira, un esquema que también encontramos en clave criminal en la australiana Lantana. La francesa El empleo del tiempo encarna el drama del paro en un padre de familia que entra en una espiral de autodestrucción al perder su trabajo. La protagonista de la alemana Deliciosa Martha vive en una burbuja similar, entre fogones e incapaz de relacionarse con los demás, ni tan siquiera con sus propias pulsiones. El italianísimo antihéroe de Las consecuencias del amor se encuentra en otro encierro, con vinculaciones mafiosas y zozobra existencial de por medio. Días perros, el relato más descorazonador del grupo, muestra la fractura de una Austria que da auténtico miedo. La rumana La muerte del Sr. Lazarescu y la finlandesa Un hombre sin pasado son las propuestas más militantes del grupo, con un retrato del sistema médico y social de nuestro continente realmente alarmante. Incluso la belga El hijo y la danesa Después de la boda discuten sobre las responsabilidades asociadas a la paternidad (la surcoreana Madre, fiel a su título, explica el reverso maternal), la primera en forma de drama sobre la pérdida y la segunda con una historia que subraya las diferencias que median entre los lugares más desfavorecidos del planeta y la Escandinavia del supuesto bienestar.
De los títulos de África y Asia se obtiene un análisis diferente: el aperturismo de unas zonas que ya no pueden vivir de espaldas a la globalización y cuyas dinámicas, asentadas sobre endamiajes religiosos o culturales intransigentes, están experimentando y experimentarán en breve unos cambios profundos. Simbólicamente, la vietnamita Pleno verano, la taiwanesa ¿Qué hora es? y la japonesa El ocaso del samurái, pese a sus diferencias, comparten el devenir de unos protagonistas perdidos, limitados por sus vínculos familiares, que se debaten entre la tradición y los designios de la modernidad. A propósito de Elly traslada el mismo problema a Oriente Medio con un cuento sobre las consecuencias del fundamentalismo iraní. Mientras, en África las necesidades son tan grandes y el olvido global adquiere dimensiones tan escandalosas que sus películas son abiertamente contestatarias, muestras evidentes de que el cine puede y debe cambiar mentalidades con respecto a los derechos de la mujer: ahí tenemos a la egipcia Mujeres de El Cairo como fresco polifónico de la represión femenina y la senegalesa Moolaadé como alegato contra la ablación. Títulos periféricos de cinematografías casi inexistentes que, en los próximos años, prometen ser el epicentro de la producción internacional.
Suramérica ha sido la gran reivindicada de la década y sus países asociados han conquistado las secciones oficiales de los festivales más prestigiosos, por lo que su presencia en nuestro certamen es la mar de recurrente. El violín ahonda en el México de guerrillas, La nana replantea el trato a las empleadas del hogar en Chile, Carandiru cuestiona el sistema carcelario de Brasil (Hunger, en un ejercicio paralelo, revisa el maltrato de los presos del IRA) y Suite Habana se avanza al fin del Castrismo con un retrato de Cuba que reivindica el poder de la ciudadanía, todos ellos retales de un realidad hispanohablante no siempre atendida. El aperturismo se abre paso incluso en las zonas más aisladas de Perú: Contracorriente contrapone los principios de una comunidad conservadora frente a la esfera LGTBI, tema que no por casualidad vehicula los dos títulos norteamericanos, aunque en un ámbito de reivindicación personal (la canadiense Yo maté a mi madre y la estadounidense Transamérica).
Finalmente, en la selección también encontramos nombres atemporales que bien podrían merecer la banda de clásicos modernos. Saraband es el testamento fílmico del sueco Ingmar Bergman, y de sus consideraciones siempre emanan debates de gran actualidad. Desgraciadamente, el conflicto árabe-israelí sigue vigente, y en Promises se pone voz a los niños que median a un lado y otro de la frontera, tanto física como ideológica. Y como muestra de un cine de ojos rasgados con gran despliegue de medios, casi a imitación de sus homólogos yankis, tenemos Mongol y Juego sucio, nuevas vueltas de tuerca a un cine épico y un thriller criminal que no tiene nada que envidiar al poderoso Hollywood. Ambas, además, cintas que reivindican el espectáculo adrenalítico por encima de cualquier elemento: si una imagen vale más que mil palabras, máxime si esa imagen es en movimiento, no hay duda que el S. XXI es por excelencia la era del audiovisual.
En resumen, estamos convencidos que el Cinoscar Summer Festival os permitirá descubrir en los próximos días títulos estimables, películas que os invitamos a visionar, comentar y votar en el blog. Una selección realizada por nuestros lectores, que será reseñada por nuestros lectores y que pretende llegar a toda la comunidad cinéfila. ¡Disfrutad del verano y del buen cine!
Suramérica ha sido la gran reivindicada de la década y sus países asociados han conquistado las secciones oficiales de los festivales más prestigiosos, por lo que su presencia en nuestro certamen es la mar de recurrente. El violín ahonda en el México de guerrillas, La nana replantea el trato a las empleadas del hogar en Chile, Carandiru cuestiona el sistema carcelario de Brasil (Hunger, en un ejercicio paralelo, revisa el maltrato de los presos del IRA) y Suite Habana se avanza al fin del Castrismo con un retrato de Cuba que reivindica el poder de la ciudadanía, todos ellos retales de un realidad hispanohablante no siempre atendida. El aperturismo se abre paso incluso en las zonas más aisladas de Perú: Contracorriente contrapone los principios de una comunidad conservadora frente a la esfera LGTBI, tema que no por casualidad vehicula los dos títulos norteamericanos, aunque en un ámbito de reivindicación personal (la canadiense Yo maté a mi madre y la estadounidense Transamérica).
Finalmente, en la selección también encontramos nombres atemporales que bien podrían merecer la banda de clásicos modernos. Saraband es el testamento fílmico del sueco Ingmar Bergman, y de sus consideraciones siempre emanan debates de gran actualidad. Desgraciadamente, el conflicto árabe-israelí sigue vigente, y en Promises se pone voz a los niños que median a un lado y otro de la frontera, tanto física como ideológica. Y como muestra de un cine de ojos rasgados con gran despliegue de medios, casi a imitación de sus homólogos yankis, tenemos Mongol y Juego sucio, nuevas vueltas de tuerca a un cine épico y un thriller criminal que no tiene nada que envidiar al poderoso Hollywood. Ambas, además, cintas que reivindican el espectáculo adrenalítico por encima de cualquier elemento: si una imagen vale más que mil palabras, máxime si esa imagen es en movimiento, no hay duda que el S. XXI es por excelencia la era del audiovisual.
En resumen, estamos convencidos que el Cinoscar Summer Festival os permitirá descubrir en los próximos días títulos estimables, películas que os invitamos a visionar, comentar y votar en el blog. Una selección realizada por nuestros lectores, que será reseñada por nuestros lectores y que pretende llegar a toda la comunidad cinéfila. ¡Disfrutad del verano y del buen cine!
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