miércoles, 14 de octubre de 2015

CRÍTICA | SLOW WEST, de John Maclean


El 'cercano' Oeste
SLOW WEST, de John Maclean 
Festival de Sundance: Gran Premio del Jurado. Festival de Sitges: Oficial Òrbita
Reino Unido, 2015. Dirección y guión: John Maclean Fotografía: Robbie Ryan Música: Jed Kurzel Reparto: Kodi Smit-McPhee, Michael Fassbender, Ben Mendelsohn, Brooke Williams, Rory McCann, Jeffrey Thomas, Caren Pistorius, Kalani Queypo, Stuart Martin, Tawanda Manyimo, Madeleine Sami, Michael Whalley, Andrew Robertt, Erroll Shand, Ken Blackburn Género: Western Duración: 80 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/10/2015
¿De qué va?: Un joven de 17 años se embarca en un viaje por las inhóspitas tierras norteamericanas en busca de su amada. Por el camino se encuentra con un pistolero que busca hacer fortuna. Entre ambos surgirá una relación de compañerismo y complicidad.


El western está más vivo que nunca. Avanza y evoluciona, aunque no lo parezca. Y no sólamente gracias a las gamberradas de Tarantino. Slow West, al igual que The Salvation y Young Ones, pone de manifiesto el interés que comparte toda una nueva generación de directores por el género. Slow West es un western, pero adaptado a los nuevos tiempos. Con toques de humor negro y tendencia a la violencia explícita. Los espacios son los mismos, la estética cambia. La película sigue a un adolescente ingenuo en busca de su amada en una travesía que sabe a relato iniciático y a gran metáfora sobre la inocencia en un territorio de machos con pistola y sed de venganza. El film resulta tierno y cruel, va al grano y atesora el encanto de los mejores productos indie. Un espigadísimo Kodi Smit-McPhee y el cada vez más consolidado Michael Fassbender forman una de esas parejas de viaje imposibles que se ponen al público en el bolsillo. Así da gusto pisar el barro, enfundarse en pantalones de cuero y jugar con el revólver. Los fordianos más puristas se pondrán las manos a la cabeza, pero a nuevos tiempos, películas diferentes.


Para amantes del western.
Lo mejor: El clímax final.
Lo peor: Que se use su austeridad para desacreditarla.

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