La sección oficial a concurso se ha ampliado este martes con Frankenstein, una nueva versión de la novela de Mary Shelley. Antes de la proyección, el director ha justificado este enésimo regreso a uno de los personajes clave de la literatura y el cine de terror: si ahora podemos crear objetos de la nada con impresoras 3D, ¿por qué no pensar que el mito de Frankenstein puede llegar a ser una realidad muy cercana? El argumento convence; la película, menos. También han sido desiguales las apuestas asiáticas de este lluviosa jornada de cine en Sitges. Como siempre, os lo contamos todo en la quinta crónica del blog.
En Frankenstein, unos científicos consiguen que un ser con el cuerpo de un hombre y la mente de un bebé nazca y explore por sí mismo la crueldad del mundo que le rodea. El film recurre a extractos del libro para dar forma a los pensamientos del protagonista, y en paralelo se desmarca de la estética gótica que ha dominado gran parte de las adaptaciones del clásico a la gran pantalla. A pesar de tener algunos pasajes bastante amenos (Frankenstein se convierte en el lazarillo de un vagabundo ciego), el film carece de consistencia. Sobre todo, no convence la inserción de monólogos internos poéticos cuando las imágenes apuestan por el gore sin paliativos. Con todo, por su interpretación física y casi muda, además de por todas las horas de maquillaje que tuvo que soportar, el intérprete Xavier Samuel merece el reconocimiento al mejor actor del festival. Aunque a estas alturas, para qué negarlo, nos esperamos cualquier cosa del jurado y del palmarés. Frankenstein, sea cual sea su suerte, es una película que llama la atención.
En Frankenstein, unos científicos consiguen que un ser con el cuerpo de un hombre y la mente de un bebé nazca y explore por sí mismo la crueldad del mundo que le rodea. El film recurre a extractos del libro para dar forma a los pensamientos del protagonista, y en paralelo se desmarca de la estética gótica que ha dominado gran parte de las adaptaciones del clásico a la gran pantalla. A pesar de tener algunos pasajes bastante amenos (Frankenstein se convierte en el lazarillo de un vagabundo ciego), el film carece de consistencia. Sobre todo, no convence la inserción de monólogos internos poéticos cuando las imágenes apuestan por el gore sin paliativos. Con todo, por su interpretación física y casi muda, además de por todas las horas de maquillaje que tuvo que soportar, el intérprete Xavier Samuel merece el reconocimiento al mejor actor del festival. Aunque a estas alturas, para qué negarlo, nos esperamos cualquier cosa del jurado y del palmarés. Frankenstein, sea cual sea su suerte, es una película que llama la atención.
The Dead Room (el título es un spoiler) regresa al subgénero de las casas encantadas, una fórmula que en este Sitges sólo habíamos visto en el film We are still here. La película pone a una espiritista muy joven y a dos científicos experimentados en una casa perdida en mitad del campo. A las tres de la madrugada, el lugar se transforma: las puertas se abren, las ventanas se rompen, se escuchan todo tipo de gritos y los dispositivos informáticos de los 'cazafantasmas' empiezan a registrar todo tipo de anomalías. Sólo una habitación parece quedar fuera del alcance de las fuerzas malignas... y para saber la resolución del misterio, hay que esperarse a los últimos 5 minutos de la cinta. Nada nuevo, pero si está hecha con convicción y con el metraje justo y necesario (75 min.), se ve con bastante interés. Un grupito de adolescentes no paraba de gritar y hacer risas nerviosas en la sala, un dato que hace pensar que podría funcionar en los cines. ¡Ah! Y sin una gota de sangre.
Nowhere Girl cuenta la historia de una chica que estudia Bellas Artes en una extraña institución. Sus compañeras de clase la ningunean y maltratan siempre que pueden, mientras que el equipo directivo del centro no hace nada para revertir la situación. La chica sufre un transtorno post traumático que cobra sentido al final de la cinta, cuando la escuela es tomada por unos militares y la chica, hasta entonces tímida y aparentemente debil, se revela como una soldado virtuosísima. El cambio del film es tan radical (del drama parsimonioso a la acción destroyer de videojuego) que uno no sabe muy bien hasta qué punto el argumento es o no coherente. ¿El primer tramo del film es una ensoñación de la protagonista o todo hay que tomarlo en un sentido literal? Que venga el director y nos resuelva la cuestión. El público de las 8:30h. de la mañana no estaba para tantas complicaciones: se han oído ronquidos durante la proyección. A otra hora, en otro contexto y con menos sueño, tal vez le hubiéramos cogido el punto a esta Nowhere Girl. Si es buena, regular o infumable lo decidiremos en otro momento.
De Chasuke‘s Journey también se puede decir que está dividida en dos partes muy diferenciadas: la primera, brillante; la segunda, ridícula. La trama arranca a medio camino entre Amélie y un thriller asiático: en el cielo, unos guionistas deciden a capricho el destino de los humanos en la Tierra, pero uno de ellos decide bajar en persona a la realidad para revertir la mala suerte de una chica que está a punto de morir en un accidente de coche. Con una presentación de personajes enérgica y chanante, el film atrapa por su inventiva (también por las ideas que evoca, como la asociación del azar a la escritura de un guionista). Y aunque parezca mentira, la parte final se desploma por completo. El film muta en comedia romántica, y las sandeces que en el arranque resultaban simpáticas al final terminan saturando. Podría ser una película familiar de fantasía, pero los japoneses mezclan las historias más naifs con escenas tan poco asequibles como peleas de artes marciales, atropellos, disparos y dedos cortados con un cuchillo. Las diferencias culturales con Occidente son enormes. El paraíso para cualquier fan de Sitges.
Coin Locker Girl ha sido la aportación de ojos rasgados más notable del festival. Estamos ante un thriller duro y seco, como le gusta al cine coreano. Tras ser abandonada siendo bebé en una taquilla del metro y pasar todo tipo de vicisitudes, Il Young se convierte en una de las cabezas de un clan mafioso. Los personajes no se guardan ni un poco de afecto ni parecen sentir empatía por nada ni por nadie, un detalle que le permite al film desarrollar una última hora repleta de giros, venganzas, traiciones y cuchillazos. Prima, vaya, la ley del ‘ojo por ojo‘, sin remordimientos ni escrúpulos. La película tiene un ritmo endiablado: va del relato social al thriller desaforado, y desde la butaca es imposible adivinar los nuevos golpes de efecto del guión. Recibió buenas críticas en la Semana de la Crítica de Cannes y Tarantino ya tarda en dedicarle uno de sus famosos elogios. Cuando hagamos balance del festival, figurará en la lista de mejores películas de Sitges 2015. En la sala ha sido recibido con un aplauso cerrado, algo bastante inusual.
Valley of Love venía de competir en Cannes y de protagonizar unas críticas bastante tibias. La sala Prado estaba casi vacía, pero nosotros nos hemos llevado una gratísima sorpresa. Tan sólo la espiritualidad de su argumento justifica la presencia del film en Sitges; sea como sea, se agradece la posibilidad de haber visto uno de los títulos de la temporada de la mano de dos actores inmensos. Antes de suicidarse, un hijo deja una inquietante nota a sus padres: su espíritu se manifestará durante una semana en un paraje de la Norteamérica profunda que lleva el nombre de Valley of Death. Huppert y Dépardieu se citan en esos paisajes casi mágicos y dan rienda suelta a sus reproches y culpas. Para más inri, los actores se interpretan a sí mismos, detalle que todavía dota de mayor misterio a la trama. Un film sugerente, de diálogos de luto y de rabia, pero también de reconciliación y de esperanza. Es demasiado extravagante para los estándares de Cannes, y mucho me temo que resultará demasiado discursiva y dramática para el público de Sitges. No es por ir a contacorriente, pero a quien escribe le ha encantado.
Mañana miércoles será el turno de dos platos fuertes de la sección oficial, ambas venidas de Cannes: hablamos de Macbeth y Cemetery of Splendour. ¿Nos resolverán estos títulos el misterio del palmarés del sábado, imposible de predecir a día de hoy? A pesar de tener un nivel más alto con respecto a otras ediciones, Sitges 2015 sigue sin tener esa película clave, como en su día fue Borgman o Holy Motors. En 24 horas hacemos nuevo balance: ¡os esperamos!
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