lunes, 12 de julio de 2010

SERIES 27: GRAN RESERVA


La Uno tenía difícil conseguir una serie nacional capaz de continuar con el éxito de Águila Roja. Ya podemos hacer balance de este primer semestre de televisión pública sin publicidad y es bastante bueno. Entre las sorpresas, figura esta Gran Reserva, nueva Falcon Crest a la riojana que mezcla con mucho atino la serie a secas con la telenovela más rocambolesca. Gran Reserva engancha, no porque sea sutil, sino porque bombardea al espectador con un entramado de infidelidades, odios, incestos y demás embrollos muy jugosos. El reparto es excelente, los guionistas han sabido construir un guión que va de menos a más (el capítulo piloto y el final son impecables) y se nota un gasto técnico bastante eficaz. Ha sido un placer viajar durante 13 jueves a las profundidades de una familia corrompida que se dedica al arte del vino. La audiencia ha dado su particular brindis a la propuesta porque en tiempos de TDT, Imagenios y telebasura es dificilísimo conseguir más de un 20% de share y una media de 4 millones de seguidores entrega tras entrega. La buena uva se traduce en un buen vino y Gran Reserva, por méritos propios, gozará de una segunda tanda de capítulos que se emitirán en 2010 (y cuyo rodaje empezará en agosto). La serie revelación del año, guste o no.


Emilio Gutiérrez Caba es Vicente, el patriarca de la familia Cortázar, un linaje que generación tras generación ha conseguido cultivar los campos de media La Rioja hasta producir uno de los vinos más valorados a nivel nacional. La empresa va viento en popa pero Miguel, el hijo mayor y presidente de las Bodegas Cortázar, está urdiendo un plan contra su padre y contra el vino que da de comer a todos sus hermanos: su hermanastro Pablo, que se enamorará de la enigmática Sara; Raúl, el más joven, que mantiene una relación a escondidas con su cuñada Paula; y Emma, la más ingenua de la casa deseosa por quedarse embarazada que no se da cuenta que su marido Gustavo mantiene un affaire con una empleada de las bodegas, Paloma. Gustavo matará a Paloma, Raúl será expulsado de la casa familiar, la agente de policía Ortega empezará a investigar, la abogada Mónica encubrirá todos los trapos sucios de los Cortázar, otra familia bodeguera entrará en acción para empezar una guerra sin fin (Los Reverte, que acaban de perder a su patriarca)... y antes de todo esto, Miguel será disparado en el último minuto del capítulo 1, momento en el que quedará amnésico. ¿Quién quiso matar a Miguel? ¿Qué enfrenta a los Reverte con los Cortázar? ¿Qué claves ha olvidado Miguel de su vida pasada como auténtico patán? Preguntas que se van contestando y ampliando a medida que avanza la trama y que, hasta ahora, tienen su punto y a parte con una de las escenas más apocalípticas de la serie: Vicente, implicado directamente en la muerte de su nieta Paula, quema sus propios viñedos para iniciar otra etapa y salvar a su familia, empleados y empresa de la bancarrota. Una serie de catastróficas desdichas que son adictivas.



A Gran Reserva no le faltan defectos, y aún así es lo mejor que ha parido la televisión nacional en mucho tiempo. En la lista de aciertos debe aplaudirse el excelente trabajo del actor Armando del Río, aquí Gustavo, que merece el Oscar televisivo al mejor actor de reparto. Me gustan esos diálogos llenos de odio, indirectas, reproches y frases lapidarias. Me encanta Luisa Martín que, suponemos, ha tenido que justificar su sueldo apareciendo y desapareciendo contínuamente de la comisaría de Lasiesta (ojalá su personaje tenga más peso en la segunda temporada). Es un lujazo ver lo bien que envejece Ángela Molina: gracias a ella los Reverte tienen jugo. Y aplaudo que alguien se haya dignado a darle un buen papel a Ana Risueño, que muchos seguimos desde la serie Canguros. Y me encanta recordar el ambiente y la negrura de una serie de mi infancia: la catalana Nissaga de Poder. ¿Lo más torpe? Es difícil conectar con el personaje de Lucía Reverte (Paula Echevarría), no porque tenga la cara de la mujer del triunfito Bustamante y sea la protagonista de Sangre de mayo y Luz de domingo (motivos más que suficientes), sino porque le ha tocado lidiar con un personaje pánfilo, por no decir tonto (se enamora de Raúl y de Miguel a sabiendas de todo el cotarro... y duda en volver a Nueva York cuatrocientas mil veces). El fantasma de Paloma parecía una parodia de cualquier película de Hideo Nakata. Algunos momentos, a pesar del esfuerzo técnico, dan risa: en el último episodio, Ortega entra en la casa justo en el momento en el que Paula iba a apuñalar a su suegro (glups, menuda casualidad). Ya ven: un toma y daca de brillanteces y despropósitos que ha tenido entretenido al españolito medio durante unos meses (este blog se incluye: desde los primeros spots sabía que me encantaría).


Para la venidera segunda temporada, este blog espera más. ¿Volverá Miguel a ser tan malo como lo fue en su día? ¿Se darán cuenta los guionistas que Gustavo, ahora fuera de prisión, debe ser el protagonista malvado del cuento? ¿Habrá escena de cama entre Sofía y Julián? ¿Emma seguirá con el embarazo? Y sobre todo: ¿cómo encajará Mónica el hecho de ser acusada del único delito que no ha cometido? Aquí hay fuegos artificiales para rato y confiamos en que la cosecha próxima supere a la primera. Ojalá la serie suponga el despegue de la carrera televisiva y cinematográfica de Belén Fabra (Diario de una ninfómana), tocaya por haber nacido en la misma ciudad que servidor: Tortosa. De momento, damos nuestro aprobado a la serie de este 2010 que sabe a vino antiguo pero que ha sabido llegar a todo tipo de públicos. Amigos de Sudamérica: recomiendo la descarga de la serie. Ya me dirán.


2 comentarios:

Lalo Martín dijo...

Me ha encantado y, además del piloto y el final, hay otro capítulo intermedio muy bueno (no recuerdo exactamente cuál es, pero lo buscaré).

La gran revelación de la serie, para mí, ha sido Belén Fabra, sobre todo en los últimos capítulos. Y también una Ana Risueño que se lució en el capítulo en el que denuncia a su marido (Armando del Río). Precisamente, tras el 1º capítulo, critiqué a Del Río, y ahora rectifico: ha conseguido convencerme con su interpretación (cómo olvidar las burradas que le soltó a la agente Ortega...).

Como tú, espero más de la 2ª temporada.

Saludos!!!!!!!!

Angelica dijo...

Hola! Estoy completamente de acuerdo con Lalo Martín! La serie la vi entera en uno de mis viajes por muchos de los hoteles 4 estrellas en argentina, donde trabajo. Espero ansioso la segunda temporada! Saludos!