La última estación era, valga la relación, la última parada obligatoria de estos Oscar 2010. No se tarda demasiado en entender por qué la varita mágica de la estatuilla tocó a conciencia esta producción entre Alemania, Rusia y Gran Bretaña: su ambiente de época, sus interpretaciones teatrales y su capacidad por mezclar dramatismo y comedia leve la convierten en un caramelo irresistible de cara a toda clase de premios. El mayor dulce es Helen Mirren, aquí esposa de León Tolstói, una mujer contradictoria que mantiene una pugna de amor y odio con su marido: a ella le pertenece la obra del genial escritor (reivindicada en una lucha de intereses por la herencia literaria de Tolstói), sobre ella recaen las dudas de todo el reparto (las tensiones con el personaje de Paul Giamatti figuran entre lo mejor del relato) y en ella también se concentran todos los elogios y los mejores momentos de la propuesta (esas escenas en las que Mirren actúa cual Anna Karenina o Madame Bovary al romper toda la cubertería y al tirarse a las profundidades de un lago). El astro Mirren tiene dos satélites: un Plummer en sus últimos días de vida y su secretario, un James McAvoy que bebe de la sabiduría de su maestro y se consagra como actor en alza tras Wanted y Expiación. Aunque no sea demasiado fiel a la vida real del genio ruso, The last station es una película agradable que gustará a pequeños y mayores de ambos sexos, perfecta para sesiones de tarde en cines y televisiones. ¿Sleeper veraniego a la vista?
Hoffman cuenta con un elenco de actores inmejorable, pero no sabe aprovecharlos a favor de la historia. The last station es otro ejemplo de biopic pulcro en el que sucede aquello que el espectador imagina según la lógica interna que dibujan los primeros minutos de la película. No hay sorpresa y el paralelismo entre la historia de amor joven y la veterana se intuye desde el primer cuarto de hora. Hay recursos, buenas intenciones... incluso sería injusto decir que estamos ante una mala película, pero el proyecto hubiera podido ser mucho más brillante con otro artista a la cabeza (Hoffman dirige y escribe). Al menos es elegante en sus momentos cómicos (los estornudos de McAvoy) y nada exagerado en las escenas dramáticas, la mayoría concentradas en el último tramo del viaje, en esa estación de tren que da título a la película.
1 comentario:
me podrías ayudar?, es que esa película la he estado buscando y nada más no, ¿me puedes decir en qué página la bajaste?, please!
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