lunes, 12 de diciembre de 2011

Sobrevalorada: Crítica de BEGINNERS (PRINCIPIANTES)

Beginners es totalmente decepcionante. Propone algo no del todo novedoso, pero sí poco tratado en el cine y creo que necesario. La película es un homenaje a aquella generación que tuvo que reprimir sus ideales políticos y/o condiciones sexuales para encajar en la corrección social de su momento. El padre que interpreta Plummer confiesa su homosexualidad a los 75 años, justo cuando su mujer ha muerto y su hijo de casi cuarenta tacos intenta reordenar los cauces de su existencia. Me parece genial la presentación solemne de unos personajes que a base de reprimirse han devenido espectadores pasivos de sus vidas y han acabado como principiantes escondidos en un mundo de adultos. También me emociona ese final esperanzador, y me encanta ver a Laurent haciéndose la muda o la esquiva (un arquetipo femenino típicamente francés). La lástima es que Beginners presenta sus cartas a los dos minutos y no propone absolutamente nada nuevo durante sus casi 105 minutos. Hubiese sido un cortometraje excepcional, o un mediometraje decentísimo, pero en su versión larga me aburre. Hubiese preferido una producción más sencilla, con un narrador en off más activo y un mayor juego de los collages que pinta el personaje de McGregor. Beginners demuestra que en el cine indie norteamericano hay muchos matices y que la única que sabe crear tiempos muertos narrativamente muy vivos es Sofia Coppola (prueba de ello es su último estreno: Somewhere). Beginners es un gran stand by circundado por una presentación y un desenlace de una belleza elegíaca enternecedora. Lo demás es un largo discurrir de un cine que es raro, que es consciente de serlo y que riza el rizo para resultar todavía más extraño. No merece los premios que está logrando en este inicio de carrera a los Oscar, ni tan siquiera el joven anciano Plummer debería figurar en la lista de candidatos al mejor secundario del año. Porque cinematográficamente empalidece ante títulos parecidos. Y porque esa generación de homosexuales sin voz ni voto en la América profunda merecía mucho más. Eso aunque su mayor problema sea otro: no saber conectar esa primera generación de principiantes (Plummer) con la segunda (McGregor, centro del relato), o hacerlo sin una mínima reflexión, criterio, agudeza o gracia  típica del mejor cine outsider.


Nota: 5'5

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