El cine de Quentin Dupieux es una suma de anécdotas. Sin más. Para algunos, un defecto; para otros, su seña de identidad. Le daim, como el resto de su filmografía, se construye sobre una boutard: un hombre paga siete mil euros por una cazadora de piel de ciervo y decide hacer y decir cosas sin cordura aparente. La marcianada alcanza cuotas metacinematográficas cuando el protagonista, que ama su chupa por encima de todo, decide rodar una película con la ayuda de una camarera. Dupieux parece estar citándose a sí mismo, quitándose importancia y diciéndonos mediante la técnica del alter ego que él no es un verdadero cineasta, que solo quiere provocar (estar a favor de un tipo que prefiere las pieles naturales a los tejidos artificiales, en el plano simbólico, es una postura a contracorriente) y que su éxito es fruto de un error (en el filme, la admiradora que interpreta Haenel cree estar viendo una gran película porque el protagonista Dujardin se lía a tortas ante la cámara con otro señor). Y si seguimos ese camino, obligatoriamente hay que interpretar el final como una cita catastrofista en la que el propio Dupieux profetiza su muerte a manos de sus fans. Parece mentira, pero los 70 minutos de Le daim darían para una tesis doctoral. La clave es si a Dupieux solo le interesan las chanzas o si en verdad hay sentido entre tanto sinsentido. Quien escribe cree que el director francés no se toma en serio a sí mismo y que, en su caso, las metáforas son bonitos accidentes, casualidades en las que solo reparan los críticos de turno. Tal vez resolvamos el misterio en el siguiente objeto audiovisual no identificado que filme Dupieux.
LUX AETERNA
Francia, 2019. Dirección y guion: Gaspar Noé
Sección: Oficial fuera de concurso
Libérrimo, anárquico, incómodo, provocador. Gaspar Noé admite pocas presentaciones. Solo él puede grabar un filme de 50 minutos en pocos días y montarlo a una velocidad récord para su presentación en el Festival de Cannes. Solo él conseguiría que Charlotte Gainsbourg y Béatrice Dalle, dos actrices muy solicitadas, decidieran aparcar su agenda para rodar una película sin guion. Y tan solo el director de Clímax puede pisar el cine Prado de Sitges y ser recibido entre vítores y gritos de "eres el puto amo", como si fuera una estrella del futbol o del rock. Lux Aeterna, divertimento apócrifo, nos sumerge en un rodaje caótico. De aderezo, caminatas por pasadizos y dilatados diálogos, pantallas partidas y luces de neón parpadeantes no aptas para epilépticos. Para reflexionar sobre el arte de la representación, el poder de la destrucción y las bases de la manipulación. Para, a lo mejor, simplemente molestar: como dice el propio Noé, "esto es solo una película". Un mediometraje que se ve desde la curiosidad y se recuerda como una pesadilla. Porque únicamente Noé puede tomarnos el pelo y al mismo tiempo darnos la sensación de que hemos sido afortunados por visionar otra de sus paranoias.
LES PARTICULES (PARTICLES)
Francia, 2019. Dirección: Blaise Harrison
Sección: Oficial a concurso
A juzgar por los comentarios escuchados tras su proyección, Les particules fue una de las películas de la sección oficial sitgense más detestadas. Sin ánimo de crear controversias, el problema tal vez resida en el contexto: el festival catalán no beneficia a propuestas en las que el género, aunque presente, no termina de eclosionar. Y precisamente de eso, de explosiones espontáneas y de partículas que colisionan, habla una cinta de la que a priori cuesta establecer una línea argumental clara. La dirección de fotografía con planos aéreos majestuosos, el paisaje nevado que hace frontera entre Francia y Suiza, la música electrónica que a veces se asemeja a un ruido y el casting de actores, chicos de caras barrocas y cuerpos desgarbados, suman magia y misterio a este cuento sobre ese tiempo adolescente en el que no pasa nada y al mismo tiempo sucede todo. Su director filma a los adultos de espaldas, escondiendo sus caras o directamente subrayando su ausencia; y la película, en su abstracción, captura parte de ese desarraigo, un desamparo profundo. Mientras, en la superficie, vemos un grupo de amigos que se desintegra por culpa de una desaparición a la vez que el protagonista encuentra la que pueda ser su alma gemela; y, sin hacer ruido, en el subsuelo, se esconde el acelerador de partículas más grande del mundo que abastece de electricidad a todas las poblaciones de la zona. Las lecturas entre lo oculto y lo evidente dependen de la sensibilidad y de la paciencia de cada uno. ¿Pedantería o genialidad? Para nosotros, lo segundo. Título, para más señas, venido de la Quincena de Realizadores de Cannes.
YVES (ALL ABOUT YVES)
Francia, 2019. Dirección y guion: Benoit Forgeard
Sección: Oficial a concurso
En Cannes también pudo verse Yves, de nuevo con escala en Sitges (aquí, conocida entre los acreditados como "la película de la nevera"). El trasunto del filme bien podría ser una ocurrencia que su director dio forma una noche de borrachera con amigos. En pantalla, un frigorífico inteligente ayuda a un joven rapero, se queda con su novia, gana Eurovisión... y entre todos hacen un trío. Se supone que todo esto es una parodia del show business, pero en muchos momentos cuesta encontrarle la gracia y la semántica a tal despropósito. Como comedia, la película nunca se deshace de su seriedad. Como película fantástica, siempre resulta demasiado realista. Y en algún punto de esa medianía, Yves se las ingenia para resultar un producto inofensivo, uno más de los tantos que factura la industria francesa cada año (en ese cómputo, compensa el trabajo de William Lebghil, que muchos descubrimos en la reciente Mentes brillantes). Tan insípida e incolora que, horas después de su visionado, costaba recordarla. La prueba de que no todas las ideas son buenas y que no siempre el cine francés merece los halagos que se le dedican casi por defecto. Si el término "frikada" puede usarse como improperio, no hay palabra mejor para definir Yves. Recemos para que nuestros vecinos no ingenien versiones similares con microondas, televisores y otros trastos parlanchines.
Escucha nuestro análisis del FESTIVAL DE SITGES 2019 en
EL PODCAST DE CINOSCAR & RARITIES.
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