lunes, 7 de octubre de 2019

FESTIVAL DE SITGES 2019 (III) | CINE ESPAÑOL: VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN, EL ASESINO DE LOS CAPRICHOS, EL HOYO, 4x4, PARADISE HILLS y AMIGO


VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN
España, 2019. Dirección: Aritz Moreno
Sección: Oficial a concurso

La novela Ventajas de viajar en tren de Antonio Orejudo era una genialidad imposible de adaptar al cine. Decimos "era" porque, contra todo pronóstico, la película de Artiz Moreno es fiel al "cariño cruel" del libro, incluso a su estructura en tres episodios. Como sucede con los cerebros de los afectados de personalidad múltiple, el filme se abre como una cebolla que va desvelando todas sus capas: vamos de la meseta a París, del fragor de la guerra al interior de un quiosco... y suma y sigue. Mientras, desde la butaca, uno abre los ojos como platos y se sorprende al ver que el castillo de naipes nunca se desploma. Comedia negrísima sobre detritos, maltratos y trastornos, una visión deformada y lúdica de lo que somos con una estética y un reparto únicos. De esas veces en las que todos los planetas (medios, elenco, presupuesto) se alinean para formar una ópera prima de culto instantánea, título único en nuestro país y de cualquier cinematografía, con tal cantidad de espacios, tiempos, caracteres y datos que invita a visionarla más de una vez. Le deseamos mucha suerte: esperemos que sus excentricidades no vayan acompañadas de la incomprensión del público mayoritario. El cariño de los asistentes en Sitges lo tiene garantizado.



EL ASESINO DE LOS CAPRICHOS
España, 2019. Dirección: Gerardo Herrero
Sección: Órbita


Gerardo Herrero, pese a ser uno de los cineastas más prolíficos del panorama nacional, apenas ha aportado un par de títulos estimables. El asesino de los caprichos incide en el amor del cineasta por el thriller, el género que más ha cultivado en la última década. A partir de un libreto de Ángela Armero (que parece la adaptación de una novela superventas), Herrero, a diferencia del carácter ibérico de los últimos Sorogoyen y Arévalo, convoca gran parte de los clichés del noir norteamericano (mujeres uniformadas con comportamientos masculinos, cierta esencia de buddy movie, etc.), una fórmula que recuerda a policíacos de tiempos pretéritos. La película, como resultado, apela a una narrativa desfasada, incluso en aspectos técnicos ya superados (véase las escenas en la azotea, con un uso del croma que clama al cielo). Una buena idea lastrada por la incapacidad de sus responsables por ir más allá de lo evidente. Entretiene moderadamente, con instantes de humor involuntario y un reparto que, pese a su oficio, no puede salvar el conjunto de la más absoluta medianía. Susceptible de un remake futuro.



EL HOYO
España, 2019. Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia
Sección: Oficial a concurso


2019 pasará a la historia como el año en que nuestro cine se exhibió y ganó premio en casi todos los festivales internacionales. El hoyo, último nombre que se añade a la cosecha, llega a Sitges con el subtítulo de "la sorpresa de Toronto" y su pase ha superado con creces todas las expectativas. El debut de Gaztelu-Urrutia en el largometraje es la madre de todas las distopías políticas, una especie de "Cube a la española" que cuestiona las bases del capitalismo, el desapego al prójimo, nuestra relación con la comida y, en general, un sistema social que consume objetos y personas. Durante noventa minutos, Ivan Massagué está encerrado en una especie de pirámide vertical, con plataformas que imitan un sistema de castas: arriba están los más aventajados y abajo sufre la clase pobre, que muere y mata por absoluta necesidad. La premisa se domina a la media hora de metraje, pero la trama introduce variaciones que permiten dilatar la reflexión y el entretenimiento: hay material incluso para realizar las series y las secuelas que se quieran. Una idea brillante ejecutada con compromiso social y de género. Dará mucho que hablar y muchas alegrías a su equipo. Recordad: "la panna cotta es el mensaje. Obvio".



4x4
Argentina, 2019. Dirección: Mariano Cohn
Sección: Òrbita

A juzgar por sus últimos estrenos, parece que los argentinos están "hasta las pelotas", con perdón. Y no hay nada mejor que la ficción para destapar las injusticias sociales y, por qué no, canalizar toda la rabia contenida. Todo ello estaba en las bases de los Relatos salvajes de Damián Szifrón y en los proyectos de la pareja que forman Cohn y Duprat. En 4x4, el primero dirige, el segundo escribe y ambos se divierten bromeando con su propia obra (inventan el cartel de una hipotética secuela de su El hombre de al lado) y llevando al extremo sus estilemas (si antes jugaban a incomodar a su protagonista, y con él a gran parte del público, ahora la claustrofobia es literal y el personaje está encerrado en el interior de una camioneta blindada durante el 90% del metraje). El resultado, más cercano al fantástico que a la retranca ché, presume de algunos hallazgos visuales (destaca la fotografía de Kiko de la Rica), mantiene al espectador pegado a la butaca... y, tras su resolución, no puede esconden su carácter anecdótico. Como un relato del citado Szifrón, pero estirado hasta alcanzar la canónica hora y media. Con más energía que brío, más enfado que denuncia. Coproducción hispano-argentina, otra más, que no tardará en llegar a nuestras salas.



PARADISE HILLS
España, 2019. Dirección: Alice Waddington
Sección: Oficial a concurso

El mundo del cine es para los valientes. Con 29 años, la bilbaína Alice Waddington presenta una ópera prima inusual dentro del panorama español. Paradise Hills es una fantasía femenina y feminista con una cuidada puesta en escena, una notable economización de recursos y combinación de talento nacional y actores internacionales, una fórmula muy acorde con las demandas comerciales de nuestros tiempos. También, como sucede con parte del audiovisual más reciente, Paradise Hills cuenta con una buena premisa que, a la postre, va perdiendo fuelle hasta diluir toda la carga emocional e ideológica que apuntaban sus primeras escenas. La odisea de unas jóvenes burguesas que están encerradas en un internado es un "quiero y no puedo" de lugares comunes que, con todo, puede gustar a su audiencia potencial: adolescentes, millenials y etcétera. Nos quedamos, en definitiva, con una estética (vestuario, dirección artística, maquillaje y peluquería) que, aunque vacía, no está exenta de méritos. Una excéntrica demostración de todo lo que es capaz de hacer nuestra industria y, colateralmente, una exposición de todas sus vergüenzas e imperfecciones.



AMIGO
España, 2019. Dirección: Óscar Martín
Sección: Oficial a concurso


Puede que Javier Botet nunca gane un Goya, pero probablemente no lo necesite: es con toda seguridad el intérprete español que más ha trabajado en la última década, tanto en España como en el extranjero. En reconocimiento a esa hiperactividad, claramente vinculada a su singular físico, el Festival de Sitges le ha otorgado este año un premio muy merecido y nada corriente. Lástima que ese galardón se justifique con la proyección de una película tan anecdótica como Amigo, en la que Botet también participa en labores de guion. Sin las capas de maquillaje a las que nos tiene acostumbrados, el cuerpo desnudo del intérprete es lo único imponente de un filme que nunca debió pasar del formato corto. Dos amigos deciden vivir en una casa en mitad de la nada. Uno está enfermo, el otro ejerce de cuidador, y entre ambos hay varios secretos y rencillas que se resuelven con moderado interés en su tercio final. Óscar Martín cuenta con pocos medios, pese a lo dicho estamos ante una película "resultona"... pero su inclusión en Sitges resulta excesiva (sin olvidar que el festival de catalán es muy dado a las desmedidas). Botet, a nuestro pesar, no ampliará su nómina de amigos. Difícilmente encontrará acomodo en la gran pantalla.


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