lunes, 15 de octubre de 2018

CRÍTICA | MANDY, de Panos Cosmatos



Arrástrame al infierno
MANDY
Festival de Cannes: Quincena de Realizadores. Festival de Sitges: Mejor director
EE. UU., 2018. Dirección: Panos Cosmatos Guión: Panos Cosmatos y Aaron Stewart-Ahn Música: Jóhann Jóhannsson Fotografía: Benjamin Loeb Reparto: Nicolas Cage, Andrea Riseborough, Linus Roache, Bill Duke, Richard Brake, Hayley Saywell, Line Pillet, Ned Dennehy, Clément Baronnet Género: Thriller. Terror psicodélico Duración: 120 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 02/11/2018
¿De qué va?: Unos fanáticos religiosos matan a Mandy, una dibujante que trabaja como dependienta. Su pareja, sediento de venganza, decide atacar a los miembros de la secta.




Psicodelia, enajenación y venganza. Mandy eleva esta estructura sencilla a la categoría de cine físico, pura experiencia visual. Panos Cosmatos revolucionó Cannes y ha puesto patas arriba los auditorios de Sitges con este libérrimo y descarado homenaje al cine contracultural, a la serie B y al poder plástico e hipnótico de las imágenes, aun cuando la historia que subyace en ellas es mínima, casi inexistente. Ahí es donde reside la gran diferencia entre Cosmatos y otros cineastas como Winding Refn: su falta total de pretensiones y un sentido festivo del audiovisual, sin dobleces ni moralinas, diseñado única y exclusivamente para sumir al espectador en una pesadilla que hiere nuestras retinas aun cuando en ningún momento podemos despegar los ojos de la pantalla. También, aunque suene paradójico, el nivel de autoconciencia, porque Cosmatos no esconde y mucho menos se avergüenza de sus referentes sui generis, e incluso se diría que construye toda la película como homenaje nada velado a Nicolas Cage, haciendo del estilo histérico del intérprete una virtud y mitificando cada uno de sus gestos paródicos: nada más empezar la película, antes incluso de que Mandy se autoinmole en su gozoso abismo, la cámara nos presenta a Cage talando un árbol y subiendo a un helicóptero, siempre con cara de circunstancias, con el ademán de un héroe que vive aislado del mundo. Probablemente Mandy tambien pide para sí misma un trato especial, un tránsito por los márgenes cinematográficos y una difusión que la acerque única y exclusivamente a públicos sin complejos. Un desbordante e instantáneo film de culto que hará que muchos, entre los que me incluyo, corramos a visionar Beyond the Black Rainbow, el anterior largometraje de un Cosmatos que ya figura en nuestra lista de fetiches.


Para los que creen que el cine es la mejor droga posible.
Lo mejor: La capacidad icónica de sus fotogramas. El uso del sonido y de la música es exquisito.
Lo peor: No necesita guión, pero es inevitable pensar que Mandy hubiera llegado todavía más lejos con más narración y menos LSD. 


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EL PODCAST DE CINOSCAR & RARITIES: ESTRENOS OCTUBRE

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