Las brujas de Zugarramurdi |
La tarde de
la segunda jornada del festival ha estado marcada por Las brujas de Zugarramurdi, que mañana se verá en Kursaal. Cola
larguísima para ver la última locura de De la Iglesia. A falta de Escribir una
reseña completa, si podemos decir que tiene unos títulos de créditos flipantes,
los requisitos para ser una obra de culto y un repartazo inmejorable. El público
ha reído mucho: seguramente estamos ante la hora y media más intensa de nuestro
cine desde Blancanieves y ante los efectos especiales más lúcidos desde El
laberinto del fauno. El problema es que el film no da tregua, va mil por hora y
termina descontrolada. Un film desbocado, demasiado incluso para tratarse de
una cinta de De la Iglesia.
Le Week-end, film a concurso, es una suerte
de Julie Delpy bajo el influjo de la trilogía de Linklater. Solo dos
personajes, una pareja de ancianos británicos de vacaciones en París, defiende
un largometraje repleto de mala baba, humor inglés y rifi-rafes sentimentales.
La platea ha aplaudido con entusiasmo, pero es un film que ya hemos visto mil
veces. Nada nuevo bajo el sol, aunque el guion aspira a la Concha.
Funeral at Noon |
Y
finalmente, ya con cierto cansancio por las horas de metraje visionado, hemos
asistido a la proyección de la israelí Funeral
at Noon. La hora de la sesión no ha beneficiado a este cuento de planos
sosegados y personajes a la espera de que algún detalle trastoque sus vidas y
les despierte del letargo. La trama es de cuento y se sintetiza en apenas un
minuto, pero es un film con misterio, atmósfera y más flecos de los que parece
a simple vista. Sin duda, tras el trajín donostiarra, la obra merece un revisionado,
siempre y cuando no caiga antes en un olvido que ya avecinamos injusto.
Mañana más.
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