ONCE (UNA VEZ), de Glen Hansard y Markéta Irglóva (John Carney, Irlanda, 2006)
Palmarés: Oscar y Critic Choice a la mejor canción por Falling Slowly. 2 candidaturas a los premios Grammy: mejor compilatorio en banda sonora y mejor canción. Nominación al World Soundtrack Award a la mejor canción. Nominación al Cinoscar Award del blog a la mejor banda sonora adaptada del año 2007.
Reseña: Un film pequeño que costó poco más de cien millones de dólares y que en poco tiempo se convirtió en un fenómeno planetario, beneficiado por una gran recepción de crítica y público y un boca a oreja de dimensiones difíciles de conseguir en la era de la piratería. Once es un musical atípico, ejemplo de que el pez diminuto puede zamparse sin problema al blockbuster cometaquillas. ¿Su arma? La autenticidad que inspira, la sencillez de la propuesta y su apuesta por los sentimientos puros en un tiempo en el que la trama narrativa es malentendida como 'conflicto' ficcional. Hansard y Irglóva eran por aquel entonces compañeros de banda y pareja sentimental, relaciones que supo aprovechar con inteligencia el cineasta John Carney para engrandecer la cinta que tenía entre manos. Hansard, vocalista de la banda The Frames, ya tenía experiencia en el cine gracias a su trabajo en The Commitments, film nominado al Globo de oro. Once fue todavía más lejos: al estrado del Kodak Theatre. Once, caso en el que es difícil delimitar el 'film con canciones' del 'musical' en sentido estricto, lleva al espectador por las diferentes etapas del enamoramiento más adolescente, y seguramente sin el soporte musical la historia del músico callejero que intima con una inmigrante que sobrevive realizando trabajos precarios resultaría de lo más manida. Las canciones, por lo tanto, son el vehículo que toman los personajes para expresarse, para codificar su amor y para reivindicar su lugar en un mundo que no les resulta favorable. Piezas como Leave, Say It To Me Now o The Hill parecen cantos confesionales, retales de la intimidad de un ser humano musicalizando su mundo interior. Una verdad, una candidez y una calidez muy difícil de lograr que convierte el soundtrack de Once (una vez) en una de las mejores aportaciones musicales para la gran pantalla de los últimos años. Además, el cd, prescindiendo del soporte visual, funciona como repertorio de baladas indies con letras y melodías preciosas: no se puede pedir más.
Los mejores tracks: Falling Slowly, If You Want Me, Lies
Nota: 8
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