Children of god, obra del cineasta bahameño Kareem Mortimer, reúne los paisajes y las sensibilidades que Mortimer demostró en sus anteriores trabajos, todos inéditos en España. En el documental Eleutheran Adventure Mortimer filmó una ruta en primera persona por la isla paradisíaca de Eleutheria, una de las veinticuatro ínsulas que conforman el archipiélago de Las Bahamas. Y en el mediometraje Float propone la historia de un pintor que viaja hasta una isla exótica para encontrar inspiración y que acaba enamorándose de un joven lugareño. Sin haber visto estos antecedentes, Children of god bebe indiscutiblemente de esos trabajos, además de las propias vivencias del director como ciudadano nativo de Nassau, la gran ciudad y capital bahameña. Descrita como un viaje en lo visual pero también emocional, Children of god confronta supersticiones ancestrales con las pulsiones de dos jóvenes que se quieren a escondidas. Mortimer enlaza dos historias: la de un joven tímido, acosado por su homosexualidad, que abandona la capital para encontrarse a sí mismo (su identidad como persona y su personalidad como artista); y la de un movimiento 'profamilia' que propaga mensajes en contra de los derechos de los homosexuales a lo largo y ancho de las distintas islas. Mortimer equilibra las dos tramas y Children of god se convierte en la crónica de una pasión furtiva sin perder de vista la hipocresía de quienes no entienden que todos somos esos 'hijos de Dios' del título. También confronta la homosexualidad abierta de Johny, un blanco que parece un turista en casa, con la de Romeo, un joven negro que debe acatar las normas de su comunidad. Una historia interesante que nos traslada a lugares del globo que casi nunca tenemos ocasión de ver en el cine. Acaba de forma atropellada y abierta, se la puede acusar de poca profundidad y ciertas escenas podrían estar mejor ejecutadas... Aún así Children of god nos recuerda que el eterno discurso de 'quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra' o 'por sus actos los conoceréis' sigue vigente a la hora de comprobar el grado de tolerancia y hostilidad que la realidad gay tiene en todo el mundo. Para cinéfilos eclécticos que quieran viajar hasta las profundidades de tierras desconocidas, y de paso, a las complejidades del alma humana.
Nota: 6'5
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