domingo, 1 de abril de 2012

La extraña pareja: Crítica de INTOCABLE (INTOUCHABLES)

La estrategia de la comedia basada en una curiosa pareja protagonista no es nada nuevo. Ni tan siquiera que una de las partes tenga una discapacidad física, o que la otra sea de una condición social mucho más baja. En esta aproximación de la alta sociedad parisina y las banlieues periféricas no hay nada que no hayamos visto ya en mil y un títulos. ¿Pero qué diferencia Intocable del resto? La humanidad y sobre todo la sinceridad de sus mejores momentos. La primera escena sintetiza el espíritu de la película: por una parte, aunque la pareja tarde en formarse, el espectador sabe que el agua acabará mezclándose con el aceite, así que las intenciones de los directores no van encaminadas en crear expectación o intriga; y por otra, la carrera del inválido Phillippe y el inmigrante Driss por las carreteras de la capital condensan el espíritu de unidad y vitalidad del conjunto, momento que funciona como preludio glorioso de una historia que en esos momentos iniciales todavía desconocemos. Así que aunque la película sea y quiera ser la descripción de dos mundos totalmente dispares, a priori incompatibles, al final no irreconciliables, Intocable brilla cuando se olvida de sus artimañas dramáticas y cede a la comedia elegante. En resumidas cuentas, el film funciona siempre, pero solo a pleno rendimiento cuando el guión no se anda ni con rodeos ni con segundas: prueba de ello es que las escenas más gloriosas son, paradójicamente, las más intrascendentes, como el baile de Driss en la fiesta de cumpleaños de Phillippe, el juego de peinados o la reacción de Driss ante un conductor que ha aparcado su coche en la entrada de la mansión de Phillippe. Intocable, por lo tanto, está demasiado condicionada por el drama social de trasfondo y el final feliz al que debe sucumbir sí o sí para acontentar a un público amplio, y aún así hay que reconocer que la película tiene gancho, está bien interpretada y cuenta con dos actores de altura. Elementos suficientes para aplaudir el éxito que el film está teniendo entre nosotros después de ser la película francesa más taquillera del año pasado en su país. Taquilla que, si reflexionamos un poco, no es difícil de explicar: es una comedia amable perfecta para los tiempos que corren, ni crispa ni ridiculiza a sus personajes, los franceses la habrán interpretado como un retrato doble de la complejidad social local, y la calidad de sus chistes trasciende fronteras, gustos y edades, por lo que atrae y atraerá a un público variado. Un Rain Man galo que no tardará en tener un remake norteamericano.


Nota: 6

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