jueves, 18 de febrero de 2010

Crítica de THE SECRET OF KELLS


La sorpresa de estos Oscar tiene nombre animado, las formas de una cinta pequeña que ha recorrido numerosos festivales durante el año pasado y que ahora salta a la palestra desde la mismísima alfombra roja. Estar nominada y superar a títulos tan fuertes como Lluvia de albóndigas o Ponyo en el acantilado es una carta de presentación insuperable, una victoria de lo austero. La animación de The secret of kells es puntillosa, se desvive por la naturaleza y deslumbra con sus escenarios de formas y colores en movimiento, todo al más puro estilo medieval casi a imagen y semejanza de una ilustración antigua. Emulando el esquema de un pueblo entre murallas y un bosque lleno de secretos, la película, casi mediometraje, cuenta las sencillas andanzas de Brendan, un joven monje que, por órdenes de un ilustre escritor recién llegado al poblado, viaja a las profundidades de unos árboles cercanos para conseguir esencias naturales básicas para la creación de tinta. La fábula no precisa demasiados minutos para dibujar un mundo fascinante a base de lápiz, goma y ceras varias. The secret of kells reivindica la diferencia entre lo sencillo y lo simple, y es desde su sencillez formal donde reside toda la magia del proyecto: un cuento sobre la necesidad de soñar e imaginar, un alegato a favor de la cultura en tiempos de invasión vikinga, una forma pedagógica de enseñar a los más pequeños que los libros son vehículo de cultura que nunca deben olvidarse o perderse. No hay grandes efectos, tampoco tramas muy elaboradas: la película, como las sombras de un caleidoscopio, entra por los ojos y se vive como una experiencia inusual, suerte de cine mudo que nace de intuiciones y buenas intenciones. Muy agradable.


Es sintomático el hecho de que cada una de las cinco películas animadas nominadas al Oscar ostente una gama de texturas distinta y una forma radical de entender el cartoon tradicional. El cine animado, aquí puro, de alma infantil, no conoce límites, y la presencia de The secret of kells entre lo mejor de su género demuestra que las pequeñas compañías nacidas en Europa pueden competir sin ningún problema o complejo contra las grandes Pixar, Dreamworks o Disney. España ya ha abierto su particular frente con Planet 51 y, sin contar la presencia hace unos años de la rara avis Persépolis, podemos decir que The secret of kells, de mantenerse el simbólico número de cinco títulos nominados a la estatuilla, será recordada como la primera obra en conectar los dibujos animados de los dos lados del charco, de Dublín a Los Ángeles. Para descubrir el secreto del título, esperamos que esta producción entre Irlanda, Francia y Bélgica llegue a las salas y entretenga a su audiencia potencial: los más pequeños de la casa. Es la más pequeña de su categoría, pero su nominación casi milagrosa es una proeza sumamente grande, tanto como ese libro de joyas engarzadas que obsesiona a Brendan.

Nota: 6