sábado, 1 de octubre de 2016

CRÍTICA | SNOWDEN, de Oliver Stone


El espía que no quiso espiar
SNOWDEN, de Oliver Stone
Festival de San Sebastián: Sección oficial fuera de concurso
EE. UU., 2016. Dirección: Oliver Stone Guión: Oliver Stone y Kieran Fitzgerald, a partir del libro The Snowden files. The inside story of the world's most wanted man de Luke Harding Fotografía: Anthony Dod Mantle Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Shailene Woodley, Melissa Leo, Zachary Quinto, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Nicolas Cage, Timothy Olyphant, Scott Eastwood, Joely Richardson, Jaymes Butler, Ben Schnetzer Género: Thriller biográfico Duración: 130 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 14/10/2016
¿De qué va?: Encerrado en la habitación de un hotel de Hong Kong con la única compañía de un grupo de periodistas, Edward Snowden, agente de la Agencia de Seguridad Nacional, reveló al mundo los abusivos programas de vigilancia de la organización. Esta es la historia de lo que sucedió antes de que Snowden se convirtiera en el hombre más perseguido del planeta.


Edward Snowden es una de las personalidades más relevantes de lo que va de siglo. De su mano, con un discurso que parece sacado de la mejor novela de John Le Carré, la modernidad empezó a cuestionarse los nuevos mecanismos de espionaje y hasta qué punto los gobiernos nos siguen y someten por vía telemática. Con estas señas conocidas por todos, no es de extrañar que Oliver Stone, tras cuya fachada de cineasta de largo recorrido se esconde un historiador igual de avezado, se decidiera a convertir a Snowden en el nuevo activo de su filmografía. Lo que Stone tal vez no tuvo en cuenta es que el actual panorama audiovisual es mucho más complejo de aquel que, a mediados de los 80, lo convirtiera en un cronista de la historia reciente de los Estados Unidos. La existencia de un documental previo, Citizenfour de Laura Poitras, resta valor tanto histórico como cinematográfico a todo lo que cuenta Stone, por mucho que su trabajo resulte entretenido y a largo plazo rentable en términos industriales. A ello se añade la dificultad que presenta Stone para aunar la historia real, de alcance global, y la historia personal, aquella que debe descubrir al Edward Snowden "persona" tras la careta de "personaje". En ese menester, Snowden se muestra un producto bastante torpe, con unos secundarios rozando lo paródico (Melissa Leo y Nicholas Cage son los grandes perjudicados) y un trasunto romántico (la relación de Snowden con su novia) que se resuelve con escenas y diálogos ridículos. Stone también muestra flaquezas al trufar la película de exaltaciones patrióticas, a la vez que las contrariedades y rutinas de Snowden parecen resolverse con una simpleza difícil de creer, por mucho que esos elementos nutran la acción narrativa (véase la escena del pendrive y el cubo de Rubik). El conjunto, en definitiva, es una película que quiere retratar "los nuevos tiempos" recurriendo a formalismos "de la vieja escuela", y por lo tanto todo hace pensar que Snowden es una obra con fecha de caducidad antes incluso de que llegue a nuestras salas. A la postre, mejor abordar el film como un thriller que, defectos aparte, cumple como pasatiempo de multicines. Que cada espectador decida si a Oliver Stone se le puede o debe pedir más, o si la figura de Edward Snowden merece más reflexión o más espectáculo. Nuestro juicio es más benevolente: una película correcta.


 Para fieles al thriller basado en hechos reales.
Lo mejor: Su innegable ritmo.
Lo peor: Comprobar que el Stone de hace dos décadas nunca volverá.

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